Ángel Boza, de la Manada: "El robo de las gafas fue una absoluta gilipollez"

Juicio por el robo y atropello a los vigilantes

El acusado admite que sustrajo unas gafas de sol pero niega que golpeara a ningún vigilante de seguridad durante su huida

Ha pedido perdón a su familia, "que lo está pasando muy mal", y a la sociedad

Ángel Boza, de la Manada, durante su declaración como acusado.
Ángel Boza, de la Manada, durante su declaración como acusado. / Antonio Pizarro

"Estoy muy arrepentido del robo de las gafas. Fue, si me permiten la palabra, una absoluta gilipollez por mi parte, más aún con todo lo que me precedía. Por ello quiero pedir perdón en primer lugar a mi familia, que lo está pasando muy mal, y a toda la sociedad".

Con estas palabras ha ejercido el integrante de la Manada Ángel Boza el derecho a su última palabra durante el juicio que se ha celebrado este lunes en el juzgado de lo Penal 10 de Sevilla, que ha quedado visto para sentencia.

En su declaración, Boza ha admitido que robó unas gafas de sol del Corte Inglés del Duque el pasado 1 de agosto, pero ha negado que atropellara o golpeara a ningún vigilante de seguridad del centro comercial durante su huida.

El miembro de la Manada ha comparecido en todo momento con las manos esposadas, pese a que su abogado, Agustín Martínez Becerra, pidió al juez que se le quitaran los grilletes durante la celebración del juicio, algo a lo que la Policía se ha negado.

El abogado Agustín Martínez, a su llegada a los juzgados.
El abogado Agustín Martínez, a su llegada a los juzgados. / Antonio Pizarro

Visiblemente más delgado, con un jersey azul sin camisa, unos pantalones vaqueros grises y unas zapatillas de deporte, el acusado ha incurrido en algunas contradicciones durante su declaración. Así, ha manifestado que accedió al centro comercial por la puerta del garaje y por el ascensor, mientras que una grabación ha acreditado que entró por el acceso peatonal de la plaza del Duque.

Ha admitido en todo momento que robó las gafas, que las cambió por unas viejas que llevaba, aunque ha dicho que no recordaba haber arrancado ningún dispositivo de seguridad. Cuando la fiscal le ha referido que así lo reconoció en una declaración anterior, el miembro de la Manada le ha respondido lo siguiente: "si lo declaré entonces, sería así".

Una frase parecida ha utilizado para describir el incidente con los vigilantes de seguridad del recinto, una vez que lntentaba huir del mismo en su coche. Una vez que salía del centro comercial con las gafas ocultas en sus calzonas, ha asegurado en primer lugar que no vio a ningún vigilante en su camino ni a ninguna otra persona que se dirigiera a ella haciéndole señales de que parara.

Cuando se le ha expuesto que dijo haber visto a una persona con la palma de la mano abierta junto a su vehículo, ha indicado que supuso que estaría regulando el tráfico. "Yo en ese momento estaba muy asustado y lo único que quería era huir de allí".

El acusado se coloca ante el micrófono para declarar.
El acusado se coloca ante el micrófono para declarar. / Antonio Pizarro

Ha negado una y otra vez que atropellara o intentara hacerlo al personal de seguridad del Corte Inglés, y ha sostenido que no tuvo conocimiento de que se le acusaba de un atropello hasta que no fue detenido por el Grupo Giralda de la Policía Local, varios minutos después cuando circulaba por la avenida de Menéndez y Pelayo.

Durante el juicio han declarado cuatro miembros del personal de seguridad del Corte Inglés del Duque, que comenzó a seguir a Boza nada más entrar, "no porque fuera un integrante de la Manada", sino porque uno de los agentes lo reconoció de un robo anterior hace siete años en el Corte Inglés de Nervión.

Los vigilantes han ratificado sus declaraciones anteriores sobre el intento de atropello a uno de ellos. "Si no me quito me lleva por delante", ha manifestado el trabajador que sufrió una contusión en el abdomen tras ser golpeado por el coche de Boza a la salida del aparcamiento.

Boza se enfrenta a cuatro años de cárcel por un robo con violencia y un delito leve de lesiones. Esta es la pena que solicita para él la Fiscalía de Sevilla, mientras que la acusación particular que representa a los vigilantes pide dos años de prisión.

La defensa solicita una condena por un delito leve de hurto por la sustracción de las gafas y entiende que no se produjo ningún intento de atropello y que el golpe recibido por el vigilante fue porque éste se abalanzó sobre el vehículo de su cliente en un intento de pararlo.

Boza ya fue condenado junto con otros cuatro jóvenes sevillanos a nueve años de prisión por abuso sexual a una joven en Pamplona durante los Sanfermines de 2016.

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