Los jueves (y algunos martes), milagro
Selecta nevería. Enésimo intento de llevar el cine de verano a la Alameda. Ocho noches de selecta programación que se prolongará hasta la penúltima semana de julio
EL cine de verano ha vuelto a la Alameda. Con su ambigú y su selecta nevería. Con un punto autogestionario, según se lee en el programa de mano: "¡Puedes traerte tu sillón de playa y la cena de casa!". La Alameda siempre fue un territorio propicio para el cine de verano. Pasea en bicicleta Carlos, que fue taquillero del Ideal Cinema. Juan Antonio Pedrosa montó un cine de verano en lo que hoy es comisaría y el relevo lo tomó junto a las columnas de Calatrava Luis Rodríguez Romero, hijo del maquinista y último mohicano del Avenida de Pagés del Corro.
El último intento lo abandera un tipo singular. José Segura Martínez (Almería, 1968) es un hijo generacional del mayo francés al que le apasiona Jean-Luc Godard y que se vino a Sevilla para estudiar Arquitectura. Cambió cuatro veces de carrera -después empezaría Historia, Humanidades, Arquitectura Técnica, Técnico Superior de Imagen-, pero de lo que nunca cambió es de su afición al cine y la gestión cultural.
Segura se involucró en el cine-club de la Universidad, fue el artífice de los lunes de cine y montó el cine de verano en el Rectorado justo cuando iban desapareciendo por goteo los clásicos de la ciudad: Ideal, Alfarería, Santa Catalina. En su caso, empezó a programar cine en versión original y clásicos, "desde Truffaut o Max Ophüls". Dos años después empezó la fórmula la Diputación y surge el cine de verano de la Buhaira.
Hace unos años, Segura y el equipo de Fila 7 empezaron a trabajar para el Ayuntamiento. Como la película de los Taviani, fueron llevando su particular Hollywood a los desasistidos barrios: cines de verano en el Parque Miraflores, en Palmete, en Sevilla Este, en el Tejar del Mellizo y en el campo de fútbol de Los Diablos Rojos, en Torreblanca.
En la última edición de los Presupuestos Participativos de la Alameda, una fórmula que se empezó con Paula Garvín, el cine de verano fue la actividad más votada. A Segura le dieron hasta la lista de ocho películas que debería buscar. Cintas reivindicativas (las tres latinoamericanas) y clásicas. Eligió un día difícil para el inicio: el pasado jueves, Corpus en Sevilla y víspera de puente. Pero el público respondió a La estrategia del caracol, película del colombiano Sergio Cabrera. El próximo jueves, del mismo continente, del mismo idioma, Guantanamera, del cubano Gutiérrez Alea.
Entre las ocho películas programadas, dos de las que Segura ha visto más veces en su vida, A bout de souffle (Al final de la escapada) de Jean Luc-Godard, y Desayuno con diamantes, de Blake Edwards. "La de Godard la debería ver todo el mundo. Cincuenta años después, conecta con el momento que estamos viviendo, con el 15-M". Revisando la copia de Desayuno con diamantes, Segura, el arquitecto fallido, volvió a emocionarse viendo a Audrey Hepburn bajando del taxi al servicio de esta historia de Truman Capote.
Ocho películas. Cinco jueves y tres martes hasta el 21 de julio. Diez y media de la noche. Luis Alcoriza cerrará el telón con Las fuerzas vivas. Los cinéfilos tienen suerte: el 14 de julio, mientras suena la Marsellesa, podrán ver Con faldas y a lo loco. Pepe Segura se encarga de revisar las copias. Han elegido un espacio con un quiosco de chucherías y un bar "para mantener la tradición del ambigú de los cines de verano".
La pantalla, de quita y pon, la ubican junto al parque infantil más próximo al Fun Club. Los veladores del bar adyacente sirven de patio de butacas. Es la zona más oscura de la Alameda, lo que redunda en la calidad de las imágenes. No hay ninguna película española, ni de autor ni de los que llenaban los cines de verano -"nunca proyecté una película de los Ozores"-, pero sí hay cine mediterráneo: Una jornada particular y Zorba el griego.
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