"Que comer fruta de noche engorda es el mito que más escucho en las consultas"
José Luis Flores de la Cerda. Mejor nutricionista de España en 2022 según Doctoralia
Dietista y nutricionista, pero también educador alimentario, el reconocido profesional sevillano repite otro año más como el mejor de todo el país en los Doctoralia Awards
Se define como dietista-nutricionista y educador alimentario. Acaba de ser reconocido como el mejor de esta rama en los Doctoralia Awards y, además, es sevillano. El doctor José Luis Flores de la Cerda se mantiene un año más entre los mejores especialistas de España gracias a la opinión de sus pacientes, pero también de sus compañeros de profesión, quienes lo han elevado como el mejor del país en Obesidad, Nutrición Deportiva, Nutrición Clínica y Educación Nutricional. "No sabría decir en qué destaco, pero siempre pongo mucho cariño y empatía en el trato con mis pacientes y soy muy cercano con mis compañeros", afirma. Entre consulta y consulta, promueve un estilo de vida saludable accesible a todos en redes sociales como el @educadoralimentario, derribando los mitos más extendidos sobre la alimentación, pero, sobre todo, "enseñando a comer bien".
–Pacientes y compañeros de profesión le han otorgado el reconocimiento al nutricionista mejor valorado en España en los Doctoralia Awards. ¿En qué cree que destaca sobre el resto?
–Honestamente no sabría decirle en qué destaco frente al resto. Simplemente cuido de cada paciente con todo el cariño, empatía y conocimientos que tengo, mientras que con mis compañeros de profesión soy muy cercano y les ayudo en todo lo que puedo.
–En su perfil profesional en esta plataforma se define como un nutricionista online…
–Ayudo a toda persona que lo necesite, tanto presencialmente en Sevilla como online si residen fuera.
–Es también muy activo en redes sociales donde ejerce de educador alimentario. ¿Qué papel cree que desempeñan este tipos de canales en la rutina alimentaria de la ciudadanía?
–Las redes sociales pueden ser un arma de doble filo, ya que pueden por un lado ayudar a mejorar los hábitos de vida de la población o confundir a esta y empeorar tanto los hábitos como su relación con la comida. Es importante indagar sobre la fuente a la que consultamos nuestras dudas y así sí podremos beneficiarnos de lo que estas redes sociales pueden aportarnos.
–¿Diría que hay una edad a partir de la cual tenemos que empezar a controlar lo que comemos?
–Más que controlar lo que comemos a partir de cierta edad, soy más partidario de educar desde pequeños unos buenos hábitos alimenticios, para que estos se conviertan en el patrón dietético que sigamos durante toda nuestra vida en forma de hábito. Si no se ha dado el caso durante la niñez, también se puede trabajar una reeducación alimentaria a cualquier edad, mejorándose progresivamente el patrón que la persona tenga para que, a partir de la flexibilidad, se cree la adherencia y el cambio.
–¿Cuáles son los alimentos que todo el mundo debería comer en base a su criterio como profesional?
–En la variedad reside la clave, pero sí hay una serie de grupos de alimentos que recomendaría que no falten en nuestro día a día, tales como la fruta, verdura, proteína (carne, pescado huevo o de origen vegetal), legumbres, cereales (arroz, pasta, pan, etc.), frutos secos, grasa de calidad, lácteos y derivados lácteos. Aun así habría que individualizar en caso de que algún grupo alimenticio no se comiera por decisión personal o por una intolerancia o alergia.
–¿Hay que comer cinco veces al día?
–Depende. Si la persona se encuentra cómoda comiendo cinco veces al día, sería recomendable por adherencia, pero si la persona se encuentra más cómoda comiendo tres, cuatro o seis veces al día, mientras que se cubran los requerimientos que ésta tiene, el número de comidas es algo secundario.
–Entiendo que éste es uno de los mitos más asociados a la alimentación. Habrá muchos más. ¿Cuál es el mito sobre nutrición que más odia?
–Hay tantos que no sabría por donde empezar, pero mitos como el que demoniza el consumo de fruta o de carbohidratos por la noche porque hacen engordar, es de los que más escucho.
–El que tiene kilos de más quiere ser delgado. El flaco no consigue aumentar su masa muscular aún comiendo como una bestia. ¿Cambiar nuestro cuerpo es la eterna lucha?
–Es frecuente desear aquello que no se tiene. Una de las primeras cosas que trabajamos en consulta es la aceptación y, a partir de querernos por lo que somos, trabajamos en mejorar esa versión para que quien quiera perder peso lo pierda y quien quiera ganar masa muscular la pueda ganar. A fin de cuentas, ambos objetivos son lentos y disfrutar el proceso en vez de centrarse en la meta, puede ser lo que determine que se consiga o no.
–La incidencia de sobrepeso y obesidad en el mundo se está disparando. También la diabetes tipo 2 y, por otro lado, las alergias alimentarias. ¿Dónde está fallando la población?
–Vivimos en un ambiente obesogénico que promueve los malos hábitos alimenticios. A ello se le suma la obsesión por hacer dietas restrictivas y sesiones de ejercicio físico intensas con el fin de hacernos perder peso de forma rápida, las cuales, debido a su agresividad, suelen abandonarse y empeoran tanto nuestra relación con la comida, como el ejercicio físico y nuestro peso. La clave no reside en los extremos negros y blancos sino en el gris, o dicho de otra forma, hacer cambios bruscos no genera adherencia, mientras que los pequeños cambios sí.
–¿Hay algún consejo para no atracar la nevera en los malos ratos?
–Sí. Atracar la nevera suele deberse a una mala gestión de la ingesta calórica durante el resto del día y reajustando lo que comemos a lo largo de éste, suele corregirse. En vez de plantear un truco o consejo que actúe como parche, recomiendo abordar este problema desde su origen para que deje de ser eso, un problema. En ocasiones puede haber algún problema de fondo que sea el desencadenante de esta conducta, los cuales al identificarlos y abordarlos, se corrige.
–Siendo la alimentación un condicionante de cómo nos sentimos en nuestra vida, ¿por qué nadie nos enseña a comer bien?
–El desconocimiento es en parte quien tiene la culpa, junto a la cantidad de mitos y desinformación alimentaria que circula. Al final, trabajar en reeducar a los más jóvenes es importante, pero más todavía a adultos y mayores, que a fin de cuentas son los responsables de los hábitos de los más pequeños de la casa.
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