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La jornada continua: Sin vuelta atrás en los colegios de Sevilla
Educación
Un estudio recomienda que los centros de enseñanza recuperen las clases por la tarde
El horario intensivo está implantado en todos los colegios públicos
El modelo partido es más frecuente en concertados y privados
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"Si no hubiera tenido jornada partida, no los hubiera llevado a ese colegio". La afirmación la realiza Charo Rodríguez, una madre sevillana con sus hijos en el Buen Pastor, uno de los pocos centros educativos de Sevilla que mantiene clases por la mañana y por la tarde, modelo en peligro de extinción en el sistema de enseñanza, donde la mayoría de los colegios han optado a lo largo de las últimas décadas por implantar la jornada continua o intensiva, lo que supone que los menores entren a las 9:00 (sin contar el tiempo del aula matinal) y salgan a las 14:00 (a excepción de los que acuden al comedor).
Las supuestas "bondades" de este modelo las ha puesto en en entredicho un reciente estudio del Centro de Políticas Económicas de la Escuela de Negocios Esade. Sus autores (Marta Ferrero, Lucas Gortazar y Ángel Martínez) concluyen que, además del perjuicio en el desarrollo académico y socioemocional de los niños, la jornada continua acarrea graves consecuencias económicas para las familias, que se traducen en una pérdida salarial de la madre, lo que acaba aumentando "la brecha de género".
Sobre el primer aspecto, el de la afección académica, la investigación parte de la base de que no existen pruebas definitivas sobre las consecuencias que un tipo de horario u otro tiene en la enseñanza, aunque hay algunos estudios "correlacionales" que apuntan a que la jornada partida (también llamada completa) está asociada a mejores resultados. "Existe una evidencia abundante sobre cómo el tiempo que un menor permanece en la escuela supone un impacto positivo en los alumnos, tanto en términos académicos como socioemocionales", advierten los autores.
20 años con horario continuo
Pese a no existir prueba científica ni estadística que demuestre tal hipótesis, los centros que siguen apostando por el modelo partido argumentan mayores logros en la enseñanza. En la provincia de Sevilla todos los colegios públicos -el debate se centra en Infantil y Primaria- llevan años con la jornada continua, normalmente de 9:00 a 14:00. Esta opción la estrenó en los 80 el archipiélago canario y luego se fue extendiendo a la península. Andalucía fue una de las primeras en adoptarlo. Los consejos escolares proponen la votación, en la que juega una papel fundamental la opinión del profesorado, la mayoría del cual se ha mostrado proclive al horario intensivo. En los concertados y privados existe mayor variedad, con modelos híbridos o totalmente completos (mañana y tarde).
Como se refirió antes, el Buen Pastor es un ejemplo de colegio con jornada partida. Joaquín Egea Romero es el director de este centro concertado, en el barrio de Nervión de la capital andaluza. "Es el único de la zona con clases de mañana y tarde", refiere. Este modelo se implantó hace 30 años. Por ahora, no hay ningún motivo para el cambio. Todo lo contrario. "Está más que demostrado que los resultados académicos son mejores con el horario partido", asevera Egea, quien detalla que "los niños necesitan varios descansos en el tiempo lectivo". "Con la continua, en la última hora, de 13:00 a 14:00, la clase está perdida, pues resulta muy complicado que el alumno mantenga la atención", añade.
"Lo aplicamos por una cuestión pedagógica, pero también por inculcar unos valores", explica el director del Buen Pastor. Y es ahí donde reside uno de los factores por el que muchos agentes sociales piden la vuelta de la jornada partida a la escuela. "Cuanto más tiempo pase el niño en el colegio, mejor", insiste Egea, quien pone de ejemplo lo ocurrido durante la pandemia. "La presencialidad contribuye al éxito educativo, tan cierto como que la realidad laboral de los hogares, con ambos padres trabajando, resta tiempo a la función educadora de las familias que, en tales circunstancias, debemos asumir los colegios", expresa este profesional.
"Aunque no sea nuestro cometido principal, que es la enseñanza, asumimos también la educación que los menores deben recibir en casa ante la falta de tiempo de las familias y como medida de conciliación", argumenta Egea, quien apostilla que en el Buen Pastor, cuando las clases acaban a las 17:00, se ofertan actividades extraescolares hasta las 20:00, lo que evita que muchos padres tengan que recurrir a pagar un servicio para cuidar a sus hijos (con el coste que ello acarrea) o dejarlos al cargo de un familiar.
La necesidad del descanso
La tesis de que los niños llegan menos cansados a la última clase también la defiende Ofelia Vázquez, directora del colegio concertado Nuestra Señora del Andévalo, donde las enseñanzas obligatorias por las tardes (cuatro días a la semana) empiezan a las 15:00 y concluyen a las 17:30. "Nos va muy bien desde hace 10 años con este modelo y los alumnos, tras las dos horas de descanso, están más atentos hasta el final", señala Vázquez.
La jornada partida también está implantada en el centro privado Highlands, donde las clases se imparten de 9:00 a 17:00, con dos recreos, uno a mitad de mañana y otro tras el almuerzo, cuya hora varía en función de la edad del alumno. La dirección del colegio destaca las razones que les lleva a optar por este modelo: "El horario escolar de mañana y tarde tiene un efecto positivo en el rendimiento académico de los alumnos, al aprovechar los ritmos de atención propios de cada edad, además de respetar las necesidades de descanso y sueño en las edades tempranas".
"Compartir con los compañeros la comida, los momentos de recreo y las actividades extracurriculares en un ambiente formativo favorece el desarrollo personal e integral de nuestros alumnos", recalcan desde Highlands, donde tienen claro que "el colegio es mucho más que un sitio donde recibir conocimientos. También es el centro de la vida social y afectiva de los niños con sus iguales, por lo que cuantas más experiencias y tiempo tengan los alumnos para convivir, mejor".
La conciliación familiar
Otro aspecto a considerar y al que se aludió antes es el de la conciliación. "A los padres les aporta la tranquilidad de que sus hijos se encuentran en un lugar pensado para ellos, en un entorno educativo y con los mismos valores que se transmiten en casa", defiende este colegio privado. Una línea de pensamiento muy similar a la expresada en el Buen Pastor.
La conciliación que permite este modelo es uno de los alicientes para que muchas familias soliciten la escolarización de sus menores en los cetros que cuentan con jornada partida. Así lo admite Charo Rodríguez, quien matriculó a sus hijos en el Buen Pastor porque, de otra manera, le hubiera resultado difícil y costoso atenderlos fuera del colegio. "En aquel entonces yo trabajaba mañana tarde y mi marido se encontraba en Barcelona. No tenía a ningún familiar en Sevilla a quien dejárselos", detalla esta madre, quien también conoció el caso de otras familias en situaciones similares.
Pese a ser un debate que se aviva en reiteradas ocasiones, las federaciones de AMPA no tienen una opinión unánime en dicha cuestión. Ni a nivel nacional ni regional. En Andalucía, por ejemplo, la Concapa elude pronunciarse. "No vamos a entrar a valorar este asunto ni el estudio reciente que lo ha suscitado. Ahora mismo no es una de nuestras prioridades y no hemos debatido al respecto por el momento", explican desde la confederación de AMPA andaluzas.
La opinión de los pediatras
Frente a los supuestos beneficios que la jornada partida posee para el rendimiento académico y que el citado estudio resalta, algunos pediatras consultados por este periódico ponen pie en pared. Defienden el modelo actual que desarrolla la inmensidad de los colegios públicos e, incluso, advierten de las consecuencias poco aconsejables que tendría volver al horario de mañana y tarde, como aplican muchos concertados y privados.
Alfonso Carmona es pediatra y presidente del Colegio de Médicos de Sevilla (Ricoms). Durante años fue entrenador nacional de natación para niños. En esa época comprobó una situación que perdura. "Los niños van a clase durante toda la mañana. Luego, cuando llegan a casa y almuerzan, deben hacer los deberes, por lo que les queda escaso tiempo para estar con sus familias y amigos, ya sea haciendo prácticas deportivas o de ocio. En definitiva, para socializarse", refiere este especialista.
"La jornada partida va contra este principio. Reduciría aún más el poco tiempo libre que ya poseen los niños", insiste Carmona, quien niega que la defensa del horario lectivo de mañana y tarde cuente con base científica. "Hablan de los ritmos biológicos, pero eso sólo lo tienen en cuenta para los estudios. La vida, y especialmente a esas edades, es mucho más que acudir a la escuela, hacer deberes y estudiar", añade.
La jornada lectiva en Europa
Respecto a la duración de las jornadas lectivas y del calendario escolar, ha de observarse que en países considerados modelos de éxito educativo (como Alemania y Finlandia), aunque los cursos son más largos, estos incluyen más periodos vacacionales y las jornadas lectivas duran menos. Así, frente a la media española de 792 horas lectivas en 174 días, en el país germánico son 725 horas en 188 jornadas y en Finlandia, 714 horas en 189 días. En definitiva, ejercicios académicos más largos pero con menor carga lectiva diaria.
No debe olvidarse tampoco el clima, que condiciona el desarrollo de las clases, especialmente en Andalucía, donde las altas temperaturas están presentes en buena parte del curso. Cristóbal Coronel es pediatra y presidente de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria de Atención Primaria. En su opinión, "ha sido un gran avance pasar a la jornada intensiva, además de por facilitar la conciliación familiar, por evitar el calor en las aulas". "En esta región hay pocas aulas que amortigüen las altas temperaturas y en tales condiciones resulta complicado que un menor preste la atención adecuada. Fíjese lo ocurrido ahora, en pleno mayo, con máximas que superan los 35 grados. De los nueve meses que tiene el curso, casi cuatro son con calor, lo que hace inviable la jornada partida", expone.
CSIF: "Es un debate superado en la enseñanza andaluza"
En el referido estudio se da a entender que los docentes han sido, en gran medida, responsables de que la jornada continua se haya establecido en la mayoría de los colegios públicos de España (a excepción del País Vasco, Navarra y Cataluña). De hecho, se llega a afirmar que la verdadera conciliación familiar es la que consiguen los profesionales de la enseñanza con este horario.
Consultado por esta cuestión, el sector de Educación del sindicato CSIF Andalucía entiende que se trata de "un debate superado desde hace más de 20 años en nuestra comunidad". "El modelo de la jornada continuada, por la experiencia de estas dos últimas décadas, es factible desde un punto de vista pedagógico, y es aún más factible desde la conciliación familiar. Permite sincronizar los tiempos laborales y escolares", afirman desde la central sindical.
Para CSIF, adoptar un modelo de jornada partida, "supondría un gran problema para la propia Junta de Andalucía, puesto que no todos los centros educativos cuentan con servicio de comedor". "Al no disponer de ello, obligaría a las familias a recoger a sus hijos y llevarlos de nuevo por la tarde", advierte el sindicato, que abunda en que "es una situación solventada por la actual planificación de los servicios complementarios". "Si bien desde CSIF insistimos en la necesidad de que el comedor se amplíe a todos los centros educativos", apostilla.
En contra de lo que afirma el referido estudio, la sección de Educación de este sindicato considera que la jornada partida acentúa la brecha de género: "Hay menor capacidad de conciliación y es la mujer la que habitualmente tiene que optar por reducciones horarias o, directamente, renunciar a su empleo".
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