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Una jornada electoral con tarde de toros en la Maestranza

Ambiente electoral

Los reventas se mueven como interventores políticos. La cola parece de un colegio electoral, pero es la de los turistas que van a ver la plaza de toros antes de la corrida.

Votaciones en una mesa electoral en Sevilla / José Ángel García

Son las diez de la mañana. Si fuera un colegio electoral, la participación sería espectacular. Tres responsos consecutivos en la capilla C del Tanatorio de la SE-30. En términos teatrales, los tres fallecidos han puesto el cartel de no hay billetes. Mucha gente se queda de pie. Para darle poesía al momento, uno de los finados se llama José Hierro. Ningún programa electoral se aproxima a las Bienaventuranzas, que se leen en el responso de Francisco García Chaparro. Su hermano Felipe ganó hace cuarenta años las elecciones municipales en Villaverde del Río, cuya patrona es la Virgen de Aguas Santas. El responso lo oficia Rafael Pozo, cordobés de una aldea de Puente Genil que coincidió con García Chaparro hace cincuenta años en Guatemala. "Allí el padrecito era todo: el obispo, el médico, el alcalde".

Del tanatorio, cada cual va a sus colegios electorales. No hay ninguno en El Vacie, los muertos más vivos del cementerio de San Fernando. Ningún partido puede cambiar esa realidad. La España Vaciada ha dado mucho juego electoral, pero la Sevilla del Vacie es el alcázar oculto del suburbio y la humanidad sumergida. Es domingo y pasan más aviones que autobuses urbanos. Los que esperan el 10 igual ya han votado en San Jerónimo. Antes pasa un autocar de los pueblos. Viene de Burguillos y Castilblanco de los Arroyos, el pueblo natal de Marifé y donde se casó Rocío Jurado con Ortega Cano, respectivamente.

La primera cola que ve el elector es la de los churros en el puesto de la Macarena, junto al Parlamento Andaluz. El C4 lo lleva hasta la zona de los maestrantes: la Maestranza, en plena ebullición de las horas previas a tarde de corrida; el Maestranza, silencioso, vacío, cerrado tres días después del pregón de Charo Padilla. La música callada del toreo del libro que Bergamín dedicó a Paula se traslada al Mozart de Rolando Campos, que en sus soledades de indecisos dialoga con el Mañara de los Venerables.

La Maestranza también parece un colegio electoral, pero la cola es para visitar la plaza de toros. Los reventas se mueven como interventores de los partidos políticos. Tienen para todos los días. Domingo de elecciones y terna en el albero: Rafael Serna, tres años después del pregón de su padre en el teatro de la Maestranza, el mexicano Luis David y el colombiano Luis Bolívar. El 26 de mayo, jornada de las elecciones municipales, también hay toros en la Maestranza: seis novillos de Juan Antonkio Ruiz Espartaco, a quien le encanta la película de Kubrick, para los diestros Kevin de Luis, Antonio Grande y El Rafi. Entre las estatuas de Curro y Pepe Luis, los toros se han convertido en un asunto de relevancia política: los animalistas del Pacma acariciaban en las vísperas el sueño de un escaño; hay toreros en las listas de algunos partidos.

En la esquina de Colón con Antonia Díaz, la tienda de sombreros Padilla Crespo, familiares de la primera pregonera de la Semana Santa. Un cartel: se necesita dependienta. Mínimo B1 de Inglés. Adiós al chapeau. De los pactos de la Moncloa de hace cuarenta años a los pactos para ir a la Moncloa de estas nuevas calendas. Cuatro domingos de abril en los que como dicen las sevillanas, que no nos falte de ná. Y el próximo, exhibición de enganches en la Maestranza. El teatro del mismo nombre tiene a un lateral la calle 2 de mayo, que suena a historia de Galdós en día de episodios nacionales. El jueves 2 de mayo torean El Juli, Morante y Perera en la Maestranza y en puertas del pescaíto, hay fritura variada de música en el Maestranza: un cóctel de Falla, Piazzolla, Mompou, Chapí y Rachmaninov para la mezzosoprano Wallis Giunti.

Junto a la torre del Oro, dos buses turísticos. Uno rojo, otro verde. El bipartidismo cromático y balompédico de la ciudad. Los extranjeros no votan (el 26 de mayo sí: hay europeas) y se asoman por el Patio Sevillano. Este tablao para turistas nació en 1956 como El Patio Andaluz. La capillita de Belén de la calle Calatrava la desacralizaron y se convirtió en colegio electoral. Ahora también la han desacralizado políticamente y ayer no se podía votar allí. En la calle Reyes Católicos, salen los votantes de El Defensor del Pueblo, habilitado como colegio electoral. Es como si fuera una iglesia: las dos personas que han estado al frente de la institución son o han sido sacerdotes: Pepe Chamizo y Jesús Maeztu.

Tres responsos en el día de las elecciones. Una metáfora del funeral político de quienes pierden las elecciones. En la jornada de reflexión, el Barcelona ganó la Liga 26. En política, lo importante van a ser los empates. A veces los refranes no ayudan demasiado. A quien madruga, Dios le ayuda. Una señora madrugó para votar en un colegio electoral de Los Remedios y así irse con la familia a la playa. Por incomparecencia del presidente de la mesa y los suplentes, le tocó quedarse para la votación y el escrutinio posterior.

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