John Downie, el héroe escocés de la batalla del Puente de Triana
El Rastro de la Historia
El fundador de la Leal Legión Extremeña cargó contra las tropas napoleónicas apostadas en el Altozano blandiendo la espada de Pizarro, el conquistador del Perú ¿Fue Sevilla la ciudad de Tartessos?El venezolano y tutor de Bolívar que gobernó Sevilla
Pocos personajes de la Guerra de la Independencia tienen el atractivo del escocés John Downie (Juan Downie para los españoles), un militar, empresario y aventurero que llegó a la Península para colaborar con Arthur Wellesley (jefe de las tropas británicas en España y Portugal y Duque de Wellintong a partir de 1814) pero que acabó siendo un verso suelto y una leyenda por sus extravagancias y heroísmo. Quizás el desconocimiento de esta figura en la actualidad se deba a su posterior militancia absolutista, lo cual lo condenó ante una historiografía liberal que fue la encargada de fijar los mitos nacionales españoles y sus malos oficiales.
John Downie, perteneciente a una familia linajuda, nació el 28 de diciembre de 1777, en el condado escocés de Stirlin, y murió en Sevilla el 5 de junio de 1826. Sus primeras aventuras las corrió como comerciante en las Indias Occidentales, aunque algún descalabro económico posterior lo llevó a la carrera militar justo cuando comenzaban las Guerras Napoleónicas (en las que Inglaterra se consagraría como la gran potencia europea) y, especialmente, la llamada por los británicos Peninsular War y por los españoles Guerra de la Independencia. Tras algunos destinos vinculados con la logística, que le llevaron a conocer bien las tierras extremeñas, este escocés romántico y novelero no cuajó bien en las tropas británicas y pronto lo veríamos en el entorno del ejército español. Downie se destapó como uno de esos anglosajones fascinados por la cultura hispánica, lo que le llevó a la creación de una de las unidades militares más sorprendentes de la Guerra de la Independencia: el Cuerpo Volante de Leales de Pizarro, unidad que pasó a la historia como la Leal Legión Extremeña, que se dedicó a lo que hoy llamaríamos guerra irregular o asimétrica, es decir, a la guerrilla contra los invasores napoleónicos y sus fuerzas españolas colaboracionistas (que también las habían, pese a que se suele obviar este detalle tan poco favorecedor para el heroísmo del pueblo español). La creación de esta unidad fue apoyada por el Marqués de la Romana y criticada por Wellesley , que desconfiaba de la hispanofilia de Downie. Finalmente fue aprobada por la Regencia de España el 22 de junio de 1810. El escocés alcanzó el grado de coronel y, posteriormente, el de brigadier (similar al actual general de brigada). Tal era la buena sintonía de Downie con los españoles que el marqués de la Conquista, Jacinto de Orellana y Pizarro, le entregó en Trujillo la espada de su antepasado Francisco Pizarro para que la blandiese contra el francés. Cuentan algunas fuentes que el marqués, posando para la historia, le dijo a Downie: "No estoy en edad de luchar. Sírvase usted de este arma para proporcionar á España nuevos laureles en la guerra más injusta y villana que contra pueblo ninguno se intentó." A partir de ese momento, Downie siempre portó esta espada en el combate.
La Leal Legión Extremeña era una unidad estrafalaria y combativa. Se distinguían por sus fieros mostachos y porque sus atuendos estaban inspirados en los uniformes de los tercios españoles del Siglo de Oro (calzas, jubón, ropa de color blanco y rojo, bonete y capa corta), lo que les daba un aspecto un tanto surrealista en los campos de batalla decimonónicos. La primera vez que los vio, el capitán británico William Webber los confundió con un grupo de "cómicos españoles". Compuesta por tropas de infantería, artillería, ingenieros y caballería, todas pagadas de su bolsillo, la Leal Legión luchócon heroísmo en los combates de Arroyomolinos, Espartinas y la toma de Sanlúcar de Barrameda.
Pero donde de verdad pasó a la historia John Downie fue en la decisiva reconquista de Sevilla en la conocida como la Batalla del Puente de Triana, acaecida el 27 de agosto de 1812. Este sangriento combate que requirió de hasta tres cargas suicidas para resquebrajar las defensas diseñadas por el mariscal Soult en el Altozano, contó con el empuje decisivo de la La Legión Extremeña, y especialmente de su jefe John Downie, quien cargó a caballo contra la artillería enemiga blandiendo la espada de Pizarro. Resultó gravemente herido y capturado por los franceses. Antes, cuando el escocés vio la inminencia de su apresamiento, consiguió lanzar la espada a sus tropas para que no cayese en manos de los soldados napoleónicos. Aquella batalla supuso la definitiva liberación de Sevilla tras dos años y medio de invasión francesa. Downie, quien perdió un ojo en el enfrentamiento, era tan apreciado que cuentan algunas fuentes que fue canjeado por casi dos centenares de prisioneros franceses.
Downie terminó siendo español y cubierto de honores por Fernando VII, monarca al que siempre le guardó lealtad para disgusto de los liberales. Recibió la Gran Cruz de San Fernando y fue nombrado alcaide del Real Alcázar de Sevilla. Pero con el Trienio Liberal, debido a sus opciones políticas, fue apresado y trasladado al Castillo de Santa Catalina (Cádiz) de donde sería liberado por los Cien Mil Hijos de San Luis. Como se dijo, murió en Sevilla 5 de junio de 1826.
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