Calle rioja
Francisco Correal
El filósofo de Cerro Muriano
Llega la hora de hacer balance tras una dura y compleja negociación entre uno de los ceramófilos más reconocidos de toda España y el Ayuntamiento de Sevilla. Vicente Carranza Escudero, del que se calcula que ha llegado a acumular más de 6.000 muestras de todo el mundo, ha cumplido su ilusión de ceder su colección de cerámica a la ciudad de Sevilla. En el camino ha habido muchas tensiones y cruces de declaraciones no exentas de acritud. El mismo Carranza se refería ayer a estas circunstancias en declaraciones al portal Daimiel Noticias, de la localidad natal del coleccionista: "Ha habido intereses políticos que sólo ellos conocen, nunca problemas económicos. De hecho las restauraciones corrieron de mi parte voluntariamente. Conmigo han jugado al pin pong".
Carranza, que ha llegado a gastarse 9.000 euros en la restauración de una sola colección de azulejos, reconoce haber sido víctima de la desesperanza en algunos momentos de los últimos meses y alude a la gran clave del pacto, como ha sido que el Consistorio acepte que el Real Alcázar sea la sede permanente de la exposición: "Han sido 12 años interminables. Ha habido muchas reuniones privadas y negociaciones, pero al final el Ayuntamiento ha reconocido que la colección sólo podía ubicarse en el lugar que prometieron".
Jamás ha tenido duda de la ubicación idónea de la colección: "Tiene que estar allí, en el Alcázar, porque forma parte de la Historia de la ciudad, de tantos siglos de arte ceramista. El desenlace final ha sido poco costoso, pero el trayecto muy duro. Ha habido que discutir mucho pero ahora toca olvidarlo. Por fin hemos conseguido que pase a perpetuidad al pueblo sevillano".
El coleccionista revela que, tras esta cesión, se queda con algunos enseres para su propiedad: "Me quedan muchas piezas, pero no de tanto valor como las que poseen en Toledo y Daimiel, y como las que podrán disfrutar ahora en Sevilla".
Esta cesión recién acordada con el Ayuntamiento de Sevilla tiene para este coleccionista un anhelo marcado por el romanticisimo: "Mi último deseo sería que las tres ciudades, Sevilla, Toledo y Daimiel, quedarán entroncadas culturalmente con sus museos, unidas por las colecciones".
Vicente Carranza Escudero nació en Daimiel (Ciudad Real) en 1928. Desde muy pequeño se sintió atraído por el colecconismo de todo tipo de objetos en general. La pasión por la cerámica le prendió cuando comenzó a reunir ceniceros de este material en Talavera, Sevilla, Manises, Cataluña, Lisboa, etcétera. Transmitió esta afición a su hijo.
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