Cuando el interés no es la duración sino en qué emplea el niño el tiempo libre

El catedrático Luis Núñez no cree conveniente que se continúen con tareas escolares estos meses.

D. J. G. Sevilla

08 de julio 2013 - 05:03

La duración de las vacaciones parece un tema superado por la pedagogía. Los profesionales de este ámbito no discuten ya tanto sobre la conveniencia de que dicho periodo sea más largo o corto, sino cómo se emplea el tiempo en el que los menores descansan.

Luis Núñez Cubero es catedrático de Teoría de la Educación en la Universidad de Sevilla y ha dedicado muchas horas a estudiar el uso del tiempo libre en los niños. "No me interesa cuánto van a durar las vacaciones sino que el alumno dedique ese periodo a realizar actividades que no lleva a cabo en la escuela", explica este catedrático de la Hispalense, para quien "el verano es una magnífica oportunidad para que el niño se enfrente a experiencias que por su configuración es difícil que las viva en el colegio, ya que ahí asiste a actos programados. Es conveniente que una persona se adapte a una rutina, porque la mayor parte de su vida va a ser así, pero también es bueno que el niño vaya aprendiendo que hay situaciones inesperadas ante las que ha de reaccionar".

En este sentido, Luis Núñez habla de actividades de ocio que también son necesarias para la formación del niño, así como de hacer "vida familiar". "Interesa que el niño pase estos meses muchos momentos de convivencia con sus seres más cercanos, ya que durante el curso son pocos de los que disfruta". Para este catedrático, "los padres deben evitar que el niño se aburra durante las casi doce semanas que duran las vacaciones, por lo que han de establecer unos objetivos con el fin de que el niño aproveche el máximo tiempo posible en aprender conocimientos que son complicados de asimilar en el colegio".

A este respecto, aclara que "no es del todo conveniente" que al niño se le sobrecargue con cuadernillos de actividades relacionadas con asignaturas que estudia durante el curso, a no ser que esté pendiente de aprobarlas.

En cuanto a la influencia de tener más días lectivos sobre la formación académica, Núñez coincide en los estudios expuestos anteriormente: "No hay una relación directa entre las horas dedicadas a la enseñanza y la calidad". Por el contrario, mantiene que la excelencia se alcanza a través de una buena formación del profesorado y la utilización de los medios adecuados.

Pese a que en España parece superado ya el debate sobre la duración de las vacaciones, en países como Francia esta cuestión sigue abierta. El pasado invierno el ministro de Educación galo, Vicent Peillon, adelantó que dentro de dos años los escolares sólo disfrutarán de seis semanas de descanso en la época estival, por lo que Francia pasaría a formar parte del grupo de países con vacaciones más cortas. A este recorte se sumaría una merma de las horas diarias en el colegio: no más de cinco por jornada en los colegios y no más de siete en los institutos. ¿Conviene entonces un curso más largo pero menos intenso? En Francia parecen tener la respuesta clara.

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