"Las inmobiliarias nos buscan para ocupar los comercios que cierran"
Son y están
Hija de una familia campesina en la China profunda, separada de su madre por tener más de un niño, llegó hace 19 años a Sevilla como inmigrante sin papeles para ganarse la vida sin conocer el descanso y con el deseo de ser madre dos veces. Vendía baratijas en las noches de calle Betis y ahora tiene tiendas en locales como el de Almacenes Siete Puertas
LOS emprendedores chinos también tienen nombres y apellidos. Y vida para contarla. Lo que quedaba en Puente y Pellón como Almacenes Siete Puertas respecto al popular comercio de telas fundado hace 133 años, sobre todo después de vender en 2005 una gran parte del local a la multinacional española Adolfo Domínguez, es desde noviembre de 2010, y en régimen de alquiler, la tienda Corazón, de ropa y complementos. Chinas son las manos que han manufacturado la mayor parte de los artículos y chinos son quienes regentan el negocio y atienden al público que tiene por costumbre ir de tiendas por Puente y Pellón.
Los chinos. Quiénes son, de dónde sacan el dinero, cómo pueden prosperar vendiendo tan barato, qué impuestos pagan, quién les identifica y controla si hablan la lengua de otro mundo. Preguntas que se hacen muchos ciudadanos al considerarlos un misterio impenetrable y una competencia invencible. O no, después de conversar dos horas en un café de la Plaza de la Encarnación con Hong Fen, de 46 años, asistida en la traducción por su hija Rongrong Zhang, de 22 años, Lucía para los españoles, que sí habla bien español y trabaja en la citada tienda de Puente y Pellón, donde la abordamos el día anterior para concertar la cita con su madre, que llega vestida para la ocasión, con pañuelo de Carolina Herrera y bolso de Pierre Cardin. Una entrevista, algo para ellos desconocido, que en principio les da miedo. El mismo tipo de temor que siente quien recela de ellos y de ahí no pasa en su aproximación a una realidad ya consustancial al paisaje y paisanaje de Sevilla.
-Hábleme de sus orígenes y de su familia.
-Nací hace 46 años en Zhengjian, al sureste de China. Estoy casada y mi marido se hace llamar Joaquín en el trato de negocios con los españoles. Igual que mis hijos se hacen llamar Lucía, y Felipe, de 13 años, que nació en Granada.
-¿Cómo fue su infancia?
-Apenas estudié. Provengo de una familia de campesinos. Mis padres tenían 5 hijos. Mi padre murió cuando yo tenía 7 años. Mi hermano mayor tenía 16 años, tuvo que asumir el peso de la familia. Y hubo que casar a varias hermanas. Yo, como era la pequeña, me dedicaba a ayudar a mi madre en las tareas de casa. Hasta que la familia fue forzada por el Gobierno a cederme a la hermana de mi padre, por compensación, para repartir el número de niños en el hogar. Por eso yo digo que tengo dos madres. Cuando pienso en hacer desde Sevilla un regalo, lo hago por partida doble, igual que enviar dinero a las dos.
-¿Cuándo llegó a Sevilla?
-La primera vez fue el 3 de diciembre de 1992, llegué a Sevilla de carambola, acompañando a una persona conocida. Como no conseguí tener la documentación en regla, tuve que irme a Portugal, ahí sí conseguí papeles. Y ya volví a España en 2002, y empezó a irme mejor.
-¿Por qué se fue de China?
-Quería tener más de un hijo.Ya tenía a mi niña, y sabía que si me quedaba embarazada de nuevo tendría graves problemas con el Gobierno chino. Como hacemos todos los chinos, organicé mi marcha sumando apoyos de familiares y amigos. Mi destino era Bruselas, y allí me dirigi. Pero en uno de los transbordos aéreos, la amiga desapareció, y tuve que salir del apuro. A través de otros contactos, me surgió como alternativa ir a Sevilla.
-¿De qué vivían en China?
-Mi marido tenía una fábrica de zapatos artesanales, hechos a mano para la población cercana. La familia de mi marido tiene mucho dinero, la mía era pobre. Llegamos a tener más de 100 estudiantes en la fábrica, aprendiendo a hacer zapatos. Algunos de esos jóvenes ahora trabajan con nosotros en Sevilla.
-¿Cuál fue el primer establecimiento que abrió en Sevilla?
-Un restaurante chino, se llama Gran China, está en el barrio de Miraflores, lo abrimos el 1 de mayo de 2002. Aún sigue abierto aunque ya no es nuestro. Desde el princìpio, mi marido ha contado con el apoyo económico de sus padres para abrir negocios en Sevilla. Ellos tenían terrenos, pisos,... Además, vendió la fábrica de zapatos. Y otros chinos le han puesto de mote zapatero, con el doble sentido del Zapatero que gobierna España. Yo me he dedicado mucho tiempo a vender por la calle. El resto del tiempo me lo pasaba en el piso. No sabía nada de español, y lloraba echando de menos a mi hija, veía muchas veces su foto.
-¿No se ha movido de Sevilla?
-Estuve también en Madrid, ahí mejoró mi situación, seguía vendiendo por la calle. También estuve viviendo en Valladolid.
-¿Y su marido?
-Lo deportaron a China, junto a mi hijo cuando éste tenía 7 años. En un control en Santander, fue identificado. Y tiempo después, en Granada, ocurrió lo mismo, y lo detuvieron junto a nuestro hijo pequeño. Estuvieron un día en comisaría. Y cometimos el error, por no saber español, de firmar un documento que era aceptar la repatriación en 48 horas, sin pedir recurso. A mí no me deportaron porque tenía documentación lograda en Portugal.
-¿Cómo volvió su marido?
-Tardó 10 meses en poder volver. Se sentía muy frustrado y pensó quedarse en China. Pero yo no quería volver, mi deseo era seguir en España. Él salió de China hacia Europa, y en Roma le volvieron a detener, lo mandaron a Austria, allí tenemos otros familiares. Y desde Austria sí pudo llegar a España.
-¿Tienen mucha familia en Europa?
-Sí, en Sevilla, Madrid, Barcelona, Austria, Italia y Francia. Son hermanos, primos, sobrinos, tíos, etc. A veces viajamos para vernos.
-¿Cuándo regularizaron su situación en España?
-En el año 2000, el Gobierno hzo una oferta para legalizar a los inmigrantes. Y lo aprovechamos para tener la documentación en regla.
-¿Sólo tienen amistades chinas?
-Prácticamente. Al sevillano que consideramos ya como de la familia es a nuestro abogado Manuel Guzmán, nos ayuda mucho.
-¿Cuántas tiendas tienen ahora?
-Tres: en Carretera Carmona, María Auxiliadora y Puente y Pellón.
-¿Dónde consiguen mercancía?
-Compramos los zapatos en Elche. Los complementos, en Sevilla. La ropa, en Sevilla, Madrid, Francia e Italia. Toda fabricada por chinos, bien procedente de China, bien elaborada en Francia con más calidad de tejidos y diseño. Para Puente y Pellón es importante ofrecer trajes de flamenca y complementos de Feria, es algo típico que busca el público que va a las tiendas de esta calle. Hemos llegado a un acuerdo con una fábrica sevillana de trajes de flamenca para ofrecer la venta de trajes a medida.
-¿Desconfían los empresarios y trabajadores sevillanos?
-Al principo son recelosos, temen que les copiemos sus diseños, y que un traje suyo acabe siendo un contenedor entero con trajes de flamenca fabricados en China. No pretendemos eso, las mujeres sevillanas buscan comprarse un traje a medida, y con detalles a su gusto. Imposible conseguirlo si le ofreces un solo tipo de traje estandarizado.
-¿Descansa algún día?
-Casi nunca, los domingos solemos comprar mercancía. Mi vida es el trabajo, y la cocina, y la casa. A veces descanso más porque con la crisis hay menos trabajo que antes, se nota mucho en las ventas, son un 20% menos que antes. Además, ha subido el algodón, los productos de China ya pagan más impuestos y ha subido su precio. Está difícil hacer rentables las tiendas.
-Comerciantes chinos como usted también entran en el negocio de los bares y restaurantes.
-Sí, y nosotros. Vino a buscarnos una inmobiliaria para ofrecernos el solar donde estaba un Lidl en Bormujos, frente a Makro. Y nos hemos unido varias familias chinas, como socios, para abrir el Asador de Bormujos, especializado en carne a la brasa. Tiene capacidad para 600 comensales, parking y gran zona infantil de juegos. Amigos sevillanos nos han ayudado para saber crearlo, y para seleccionar al personal, que no es chino. ¿Ha visto la página de publicidad que hemos puesto en el interior de portada de la guía de Páginas Amarillas?
-¿Cómo escolarizó a sus hijos?
-Mi hija ya llegó con una edad elevada, entró en Secundaria en los Salesianos de la Trinidad, estuvo dos años, lo dejó porque era muy difícil para ella seguir las clases y estudiar, no podía aprender español en pocos días. Ni nosotros, como padres, podíamos estar con ella en casa para que hiciera los deberes bien. Lo dejó y se dedica a las tiendas, le gusta el comercio y ser capaz de ganarse la vida a través de eso. El más pequeño está en el Instituto Isbilya. A veces se enfada con otros niños, porque le llaman chinito.
-¿Hay empresarios chinos que les dominen a modo de red de negocios como el suyo?
-No, lo normal es que cada familia tenga tres o cuatro establecimientos. También somos competencia, en tanto que vendedores. Si vendemos algo a 60, y se abre una tienda china cerca que lo pone a 50, nos planteamos bajarlo a 40, y el otro replica y lo pone a 30. Así nos complicamos mucho la rentabilidad.
-¿Cuáles son sus estrategias?
-Vender muchos productos, de cada uno sacamos poco beneficio. Y abrir tiendas grandes, que tengan amplia oferta de cosas, para que sea numerosa la afluencia de personas. Porque las tiendas pequeñas son derrotadas por las grandes.
-¿Qué contratos hacen?
-Contratos de tres meses para probar a los empleados. Si valen se les prorroga, y si demuestran su eficacia se les hace uno indefinido. Como cualquier empresa española.
-En Puente y Pellón, ¿tienen relación con otros comerciantes que llevan muchos años en esa calle? -Nos saludamos. Y cuando llegan las vísperas de un festivo, nos preguntan si vamos a abrir o no, para decidir qué hacen ellos. O cuando llegan las fechas navideñas, nos preguntan hasta qué hora vamos a abrir el 24 y el 31 de diciembre.
-¿Cómo se han hecho con el alquiler del local de Siete Puertas?
-Nos lo ofreció una inmobiliaria sevillana, buscan a comerciantes como nosotros para ver si nos interesan locales que se quedan disponibles por cierre. Nos hablaron de uno de 800 metros cuadrados en pleno centro. Y nos hacía ilusión tener tienda en el centro. También nos daba miedo, por la inversión que hacía falta. Pero los amigos nos animaron a aprovechar la oportunidad, y nos han prestado dinero.
-¿Se apoyan mucho para no depender de créditos bancarios?
-Sí, todos los chinos procuramos que nuestros negocios crezcan a partir del dinero que nos mandan desde China, y mediante préstamos sin intereses que nos hacemos aquí familiares y amigos. 3.000, 5.000, 10.000 euros,... Y los vamos devolviendo poco a poco. Cuando el que nos ha prestado antes, va a afrontar su propio crecimiento, cuenta con la ayuda de amigos como nosotros, y así todos nos vamos apoyando. Hay casos en los que familiares que viven en China hipotecan los pisos en los que viven, y ese dinero lo envían a España para apoyar esas inversiones.
-¿Las ventas en Puente y Pellón cumplen sus expectativas?
-De momento, no. Trabajan en ella entre 4 y 7 personas, según los días y temporadas. Pensábamos que podíamos poner los precios algo más altos que en los barrios, pero pronto cambiamos de criterio y tenemos promociones continuamente. En los barrios, el 90% de las personas que entran en la tienda, compran algo. Y en Puente y Pellón, el 80% de los que miran se van sin comprar nada, cuando acuden al centro no se comportan igual que en el barrio, quieren ver varias para comparar. Nosotros ofrecemos una calidad superior a la de antes, y la gente joven se puede vestir con ese tipo de ropa igual que hace en las tiendas de Zara.
-¿Por ser chinos, son objeto de más inspecciones?
-Hacemos todos los trámites e impuestos como cualquier otra tienda. A veces nos dicen algunas personas que no pagamos impuestos, pero no es verdad, son comentarios falsos. En marzo de 2010 firmamos el contrato de arrendamiento para Puente y Pellón, cuando no íbamos a ocuparla hasta noviembre. La tienda vuelve a tener más metros de exposición comercial, en comparación con su última etapa. Y le hemos abierto una puerta de emergencia, como establecen las normas. Y se han seguido todas las indicaciones que marcan los bomberos. Hemos buscado a gente de Sevilla para ayudarnos al diseño interior de la tienda, y para el de los escaparates.
-Dé ejemplos de sus rebajas.
-En las rebajas, nos dimos cuenta de que los sevillanos querían comprar sólo las cosas con un 70% de descuento, el 50% les parece poco. Hay productos que vendíamos a 20 euros y ahora su precio es 5 euros. Botas que vendíamos un par a 30 euros, ahora ofrecemos 2 pares por 20 euros en total. Y botines a 7,99. Algo es algo, porque no nos conviene acumular productos sin vender, al año siguiente no tendrian salida.
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