La ejemplar iniciativa de Faisem en Sevilla: la cruz de la salud mental es compatible con una feliz Navidad

Integración social

La Fundación Pública Andaluza para la Integración Social de Personas con Enfermedad Mental adelanta el menú de Nochebuena en su centro de día Portobelo y servirá unas 1.500 comidas a 300 personas en las fechas más festivas

Faisem celebra 30 años de avance en la inclusión de las personas con problemas de salud mental

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Comida de Nochebuena en el centro de día de Faisem / Antonio Pizarro

Eduardo tiene 50 años, sufre una discapacidad derivada de un grave problema de salud mental y es una de las personas usuarias del centro de día que la Fundación Pública Andaluza para la Integración Social de Personas con Enfermedad Mental (Faisem) tiene desde 2013 en la calle Portobelo, casi en la última esquina de Sevilla más allá de la Carretera de Su Eminencia. También es uno de los 27 afortunados a los que Faisem, ayer, adelantó la Nochebuena con la primera de las comidas especiales con que la fundación va a agasajar a unas 300 personas en la capital y la provincia hasta el mismo día de Reyes. Y sobre todo es un personaje en sí mismo, un ejemplo de superación y el protagonista de una historia que por ahora acaba con un contrato como pinche de cocina en el centro de Portobelo. “La comida ha estado de lujo, ha sido una pasada”, decía después de dar buena cuenta del menú servido por Unei, que entre otras cosas es el proveedor de restauración de los recursos residenciales de Faisem y que estas Navidades va a preparar ni más ni menos que 1.300 comidas en Sevilla y más de 5.000 para toda Andalucía desde su megacocina en el polígono Calonge.

“A los 50 años he descubierto algo que me hace muy feliz: hacer sentir felicidad a toda la comunidad. Me dedico a dar el desayuno a mis compañeros con mucho amor y a decirles que para quemarlo hay que darlo todo en las actividades. No me dejan ni una miga en el plato”, bromeaba Eduardo, al que Faisem le cambió la vida desde el minuto uno de su estancia en el centro de día. “Aquí aprendí dos valores: respeto y tolerancia. Estoy supercontento, nunca pensé que con esta edad iba a hacer tantos amigos”, proseguía. Que los tenga se antoja lo más normal del mundo teniendo en cuenta su sociabilidad. De hecho, no hizo falta preguntarle casi nada para que soltara su discurso.

“Lo importante para coger confianza es hablar sin tapujos de la enfermedad de cada uno. Yo vi un progreso importante en mí mismo, hasta mi madre decía que no era el mismo”, relataba. Y esa evolución resultó tan positiva que Faisem le concedió hace unas semanas un reconocimiento a su proceso de recuperación. Cada año hay once distinciones, así que su madre hace bien en sentirse orgullosa de él. Con ella vive en Pino Montano, de modo que Portobelo es algo así como su segundo hogar... aunque a veces sea casi el primero. “Con las lentejas al principio no distinguía las de Unei de las de mi madre, yo no sé si mi madre trabaja en Unei”, volvía a bromear.

Varios usuarios del centro de día Portobelo disfrutan de la comida. / Antonio Pizarro

Daniel es otro usuario del centro y otro comensal satisfecho. “Ya llevo once Navidades aquí”, comentaba. “La comida estaba muy rica, yo iba a comer al Alabardero pero supe que venía gente de la Junta y he preferido estar aquí”, afirma. En Portobelo no sólo alimenta su estómago. “Hasta me he echado novia aquí: Estrella”, presumía. Y si se trata de quemar los desayunos, como manda Eduardo, él no tiene problema porque es una de las estrellas del equipo de fútbol. “Yo era portero y ahora soy defensa porque soy bueno con las piernas”, explicaba mientras lo miraba con orgullo Carmelo Camacho, el monitor que coordina las distintas actividades del centro y que precisamente este año ha recibido el reconocimiento por su labor “en la lucha contra el estigma”.

El menú con el que Eduardo, Daniel y otros 25 compañeros se chuparon ayer los dedos consistió en queso viejo, salchichón y jamón ibéricos, langostinos, solomillo en salsa castellana con patatas asadas más champiñones al ajillo y, de postre, una delicia de origen portugués: la serradura.

La tarjeta con el menú de Nochebuena que ha preparado Unei. / Antonio Pizarro

Faisem anticipó la comida de Nochebuena a quienes acuden a los centros de día porque ellos y ellas estarán hoy en sus propias casas: son quienes gozan del máximo grado de autonomía dentro de la severidad de sus trastornos. Esta noche, por tanto, disfrutarán del mismo menú las personas usuarias de los otros dos recursos del programa residencial de la Fundación: las casas hogar, donde viven y son atendidos las 24 horas quienes tienen menos autonomía; y las viviendas supervisadas, pisos ubicados en bloques de vecinos y compartidos por tres o cuatro personas a las que Faisem les sirve todas las comidas (merienda incluida) todos los días.

Faisem y Unei han diseñado otras cuatro comidas especiales. El día 25 toca almuerzo de Navidad: la sopa de puchero y un muslo de pollo relleno con asado de verduras son los platos estelares. En Nochevieja (almuerzo en los centros de día y cena para los demás) servirán croquetas, gambas rebozadas, muslitos de cangrejo o carrillada. El 1 de enero habrá cóctel de marisco y cuartos de trasero de pollo. Y el 6 de enero, arroz marinero y solomillo a la carbonara más el clásico roscón de Reyes, que no podía faltar.

Susana Ortega, directora de Programas de Faisem, pasa junto a una de las mesas del comedor. / Antonio Pizarro

Unei va a preparar miles de estos menús desde su cocina industrial de la calle Borac, una instalación que luce casi como nueva después de que la empresa acometiese una inversión de 260.000 euros en 2023. Allí trabajan 50 personas de lunes a viernes, la mitad con alguna discapacidad derivada de un problema de salud mental y la inmensa mayoría (85%), con alguna discapacidad en general. El esfuerzo es grande y continuo porque el objetivo también lo es: 30.000 comidas al mes en Sevilla, donde Faisem tiene 39 centros dentro de su programa residencial, y 100.000 comidas para toda Andalucía (139 centros).

Soraya Sánchez, responsable provincial de Faisem en Sevilla. / Antonio Pizarro

“El objetivo es que todos tengan la misma experiencia que cualquier otra persona en Navidad”, apuntaba Soraya Sánchez, responsable provincial de Faisem en Sevilla, que ayer hizo el brindis previo a la comida. Junto a ella estuvieron Susana Ortega, directora de Programas de Faisem; Jaime Escacena, director de Operaciones de Unei; Damián Romero, responsable del servicio de Restauración de Unei; Clara Quesada, responsable de Programas del centro de día Portobelo; y por supuesto los monitores ocupacionales de Faisem que conviven día sí y día también con las personas usuarias y que ayer prepararon todo para que de nuevo se sintieran como en casa: Carmelo, Cecilia, Olga y José Luis. Todos son parte imprescindible de un gran engranaje que en estos días festivos también funcionará gracias a otra veintena de monitores que estarán de guardia para repartir las comidas y, por qué no, alimentar el espíritu navideño en estas personas. “Tenemos que ser felices en la medida de nuestras posibilidades”, sentenciaba Eduardo.

El liderazgo de Unei en las oportunidades laborales

Eduardo no era el único comensal que, además de ser usuario del centro de día Portobelo, disfruta de un contrato de trabajo. Había otros dos compañeros también de alta en la Seguridad Social, en este caso con Unei. Esta empresa sin ánimo de lucro, participada a partes casi iguales por Faisem y el Grupo Social ONCE, es la mayor empleadora de personas con discapacidad de Andalucía y la número uno en dar trabajo a personas con problemas de salud mental en toda España, así que su vínculo con Faisem tiene todo el sentido. La Fundación, de hecho, tiene en el mundo laboral una de sus razones de ser. Su programa de empleo y formación, por ejemplo, atendió a 656 personas en Sevilla en 2023 y generó casi 140 contratos: 57 en empresas convencionales, 30 en otros centros especiales de empleo, 16 en el sector público y 36 en Unei. Esta empresa ha doblado su plantilla en Andalucía en los cinco últimos años y en Sevilla tiene una nómina de 500 trabajadores, la mitad con una discapacidad por problemas mentales.

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