Un ingeniero desarrolla un robot para niños con autismo
El prototipo estará listo en septiembre y el producto, ideado para el desarrollo de habilidades, entrará en el mercado en un año.
Un ingeniero sevillano, Bernardo Ronquillo, desarrolla un dispositivo de inteligencia artificial para favorecer el diagnóstico y el tratamiento del autismo, el síndrome de Asperger, trastornos del lenguaje y el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad).
El proyecto, denominado robot social IO (Intelligent Observer) ha sido seleccionado entre los diez primeros proyectos de un total de 200 por Finodex, una aceleradora de empresas formada por la Comisión Europea y las principales empresas del sector tecnológico comunitario.
El prototipo del robot estará listo en septiembre y la validación del mismo, con especialistas en estos trastornos, se desarrollará entre septiembre y octubre, de modo que el producto estará en el mercado previsiblemente en el plazo de un año. "Uno de los objetivos es que este robot sea asequible para las familias de modo que su coste sea una décima parte de lo que hoy en día suponen robots similares", explica Ronquillo, quien atesora más de 20 años de experiencia como ingeniero industrial.
El dispositivo está ideado como una herramienta más de los psicoterapeutas mediante el cual los niños que padecen autismo y otros trastornos pueden continuar con los ejercicios en su propia casa. "El robot puede ver y tiene voz natural además de una pantalla táctil", explica su creador. Mediante ejercicios sencillos diseñados por el psicólogo, el robot es capaz de interactuar con el niño y de jugar con él para favorecer su enriquecimiento en habilidades. "Por ejemplo, una de las acciones que más trabajo les cuesta a estos niños es la capacidad de señalar un objeto. Un ejercicio puede consistir en indicar al niño que señale, por ejemplo, una manzana, que aparece en una pantalla, para que así vaya desarrollando esta acción", añade. Mediante una plataforma en internet, se pueden introducir ejercicios cada vez más complejos. Se trata de utilizar la tecnología propia de los asistentes virtuales, centrados en el control por voz, con fines terapéuticos.
"El robot también puede jugar con el niño de modo que se convierta en su compañero perfecto", añade el emprendedor sevillano, que cursa el último año del grado de Psicología. "En el marcado existen productos similares pero son muy costosos, de varios miles de euros, y que se utilizan en universidades e institutos de investigación pero a los que realmente no acceden los destinatarios naturales, los niños con autismo y sus familias", reseña.
El proyecto surgió durante los estudios de Psicología que este ingeniero sevillano comenzó a cursar hace tres años durante los que comprobó las necesidades para atender trastornos del espectro autista. "Esto unido a las posibilidades de la inteligencia artificial me llevó a presentar el proyecto al programa de la Comisión Europea", añade.
Se estima que el autismo afecta a uno de cada 166 nacimientos, una incidencia que ha experimentado un importante aumento durante los últimos 30 años. Para la mayoría de los autistas las palabras sólo son ruido. En algunas personas el aislamiento es severo y no desarrollan ningún tipo de lenguaje. Al no existir un tratamiento curativo, la atención a las personas que sufren este trastorno está centrado en una atención psicoeducativa, con el objetivo de desarrollar al máximo sus capacidades y facilitarles herramientas para la autonomía personal.
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