El SOS de Cáritas: Cuando los ERTE no dan ni para pagar el alquiler
El impacto social de la pandemia
La demanda de ayudas para los gastos de la vivienda se ha disparado con el Covid y la ONG alerta de que la situación se agravará mientras se prolongue la crisis sanitaria
Los ERTE no dan ni para vivir. El impacto social de la pandemia de coronavirus en Sevilla se refleja en el servicio que presta Cáritas. Desde que estalló la crisis sanitaria la ONG católica ha constatado un importante aumento de las demandas familiares para hacer frente a los gastos de la vivienda, una "emergencia habitacional" que se agravará y que lleva a muchos hogares a carecer de los recursos económicos básicos para costear servicios como la luz, el agua, el gas o el propio alquiler.
Mariano Pérez de Ayala, presidente de Cáritas Regional de Andalucía y de Cáritas Sevilla, lo ha advertido este jueves. Desde que estalló la pandemia la petición de ayudas para cubrir estos gastos se ha disparado un 50%. "Es cierto que el colectivo de personas sin hogar no ha aumentado estos meses, pero sí lo ha hecho el de las familias que no pueden costear los gastos de la vivienda", ha afirmado Pérez de Ayala en una rueda de prensa en la que también ha estado presente el secretario general de la ONG en Andalucía, Francisco Domouso.
Por tanto, en las calles de Sevilla no hay más personas sin techo, pero sí más sevillanos que corren el riesgo de verse en esa situación. Se trata de familias que recurren a las Cáritas parroquiales para recibir ayudas con las que sufragar la luz, el agua y el gas. Son las demandas más habituales y que más han crecido esos siete meses. Pero también se pide ayuda para el alquiler.
Los afectados por los ERTE
Este colectivo, según han especificado fuentes de la ONG católica, lo integran personas que antes de la pandemia tenían un trabajo precario permanente o regular. Aquí se incluyen las empleadas del hogar, los titulares de puestos ambulantes en los mercadillos o quienes se dedican a la venta de chatarra, por citar varios ejemplos. Cáritas también incluye en este grupo a sevillanos afectados por los ERTE, cuyas ayudas no resultan suficientes para cubrir estos gastos.
"Son familias a las que antes de la crisis sanitaria les ayudábamos puntualmente, pero ahora la colaboración se ha hecho permanente, pues los escasos ingresos económicos de los que disponían les han desaparecido con el coronavirus", explican fuentes de la ONG, que detallan que se trata de personas que contaban con una red de apoyo cercana, esto es, a las que familiares, amigos o vecinos les ayudaban en ciertos suministros, una colaboración que también ha desaparecido por las consecuencias que está teniendo la pandemia en muchos hogares.
"Nos tememos que conforme pasen los meses, estas redes de apoyo se acaben y cada vez sea mayor el número de sevillanos a los que tengamos que atender para los gastos domésticos", alertan desde Cáritas, que incide en que esta situación provoca que muchas familias acaben en riesgo de exclusión social. Los informes de años anteriores ya advirtieron que la vivienda y los costes que genera se habían convertido en una de las dificultades para lograr la integración plena de muchas personas. Sirva una cifra como ejemplo de este panorama desolador: en 2019 las Cáritas parroquiales sevillanas destinaron más de 730.000 euros a sufragar dichos suministros. Esta cantidad, con toda probabilidad, aumentará de forma considerable en 2020 por culpa del Covid.
El déficit de vivienda social
Los representantes de la ONG han incidido estos años en que el precio de la vivienda -para venta o alquiler- seguía por las nubes, mientras que los sueldos continúan siendo bastante precarios, con empleos muy temporales. Por todo ello, no han sido pocas las veces que desde Cáritas se ha exigido a la Junta poner en macha programas eficaces que doten a la comunidad de un importante parque de pisos sociales.
Pérez de Ayala, además, ha insistido este martes en que los fondos autonómicos para los programas con los que la ONG atiende a personas sin hogar siguen sin aumentar desde 2014, cuando se produjo un importante retroceso. Así, en la provincia de Sevilla, la inversión destinada a dicho colectivo alcanzó el año pasado los 930.000 euros. De esta cantidad, sólo 300.000 procedían de las administraciones públicas, entre los que hay que destacar los 150.000 euros aportados por el Ayuntamiento hispalense para el Centro Amigo, un servicio de atención integral y residencial a los sin techo.
A través de este centro se atendió a 85 personas sin hogar y a 529 se les asistió por medio de los cinco programas de Cáritas parroquiales que se desarrollan en la calle. En este punto, Pérez de Ayala ha lamentado que durante el estado de alarma, cuando la Junta y los ayuntamientos refugiaron a este colectivo en pabellones y albergues, no se elaborase un censo de este grupo excluido socialmente, ya que los últimos datos oficiales son de 2014. "Muchas de estas personas fueron dirigidos a otros servicios públicos que no estaban especializados para tratarlos y otros regresaron a la calle", ha recordado el presidente de Cáritas en Andalucía, que ha destacado la labor que en la provincia de Sevilla llevan a cabo 130 voluntarios y 21 profesionales, que trabajan en la integración de la población sin vivienda.
"No tener casa mata"
Con motivo de la celebración del Día de las Personas Sin Hogar, convocada para el 25 de octubre, Cáritas presenta un año más la campaña de sensibilización y denuncia en defensa de este colectivo.
Un día que llega en medio del impacto social y sanitario de una pandemia que ha puesto de manifiesto la grave situación que padecen miles de personas sin hogar, entorno a las 40.000 en toda España, o aquéllas que viven en infraviviendas, lugares poco salubres y dignos para quienes resulta imposible adoptar las medidas de prevención decretadas por las administraciones.
En el marco de extrema vulnerabilidad de estas personas ante el virus, la campaña se presenta con un contundente mensaje: “No tener casa mata”. Con este lema se quiere llamar la atención de los poderes públicos y de la ciudadanía sobre los efectos que la falta de una vivienda adecuada supone para miles de personas y familias.
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