La infancia son recuerdos de Sevilla

La Semana Santa, la Feria, el calor, la Sierra Norte, los años felices en el ambiente rural de El Pedroso, los abuelos, las idas y venidas del norte al sur de España... Sevilla está presente a lo largo de la vida de José Manuel Lara a modo de hitos imborrables en un trayectoria vital de indudable proyección pública. Su infancia son recuerdos de las cofradías a pie de calle con su abuela y de veranos buscando el frescor serrano huyendo de las altas temperaturas. El pueblo ofrecía atractivos para el niño que jamás se podían encontrar en la capital, como el contacto con los animales, con toda la naturaleza. "Allí, con ocho o diez años, estaba feliz entre caballos, asnos, burros... Sevilla era muy calurosa para mi padre. Y en El Pedroso estábamos más frescos. Eran veranos de campo, agrícolas".

José Manuel Lara evocaba para este periódico sus primeros años de vida pocas horas después de recoger el II Premio Manuel Clavero que reconoce su trayectoria empresarial. El editor siempre está dispuesto a evocar aquellos maravillosos años, un tiempo blanco e inocente que por circunstancias cada día tiene más presente. La superación de los baches propios de la vida tienen el efecto de dejar viajar la memoria a los orígenes. "Mucho, mucho. Me acuerdo mucho de mi infancia en Sevilla". Y una frase rotunda: "Sevilla es Semana Santa. Siempre acabábamos bajando a Sevilla en Semana Santa. Recuerdo las procesiones a pide de calle, la Campana, la calle Sierpes..."

Con los años y las ocupaciones profesionales hubo un distanciamiento con la ciudad hasta el comienzo de la década de los años setenta. "Estuve alejado de Sevilla hasta el año 1973, cuando empecé de nuevo a venir bastantes veces para abrir la delegación de Planeta en Sevilla". Una fiesta mayor de la ciudad es otra vez clave en su trayectoria personal: la Feria de Abril de 1973. "En aquella Feria fue en la que propuse a mi mujer casarnos. Sí, sí... La decisión de casarnos la tomamos en el mismo real de la Feria. Y nos casamos en octubre de ese mismo año".

Tras la Exposición Universal de 1992, José Manuel Lara compró una casa en el término municipal de Mairena del Alcor. "Es raro el mes que no me escapó y paso tres o cuatro días en esta casa". El empresario pone el titular a su vinculación con la capital de Andalucía. Y lo hace con especial acento en el uso del pronombre posesivo con valor especialmente afectivo: "La verdad es que en distintas etapas de mi vida siempre está mi Sevilla".

La noche previa pudo Lara sentir el calor de mucha de esa Sevilla con motivo del acto de entrega del galardón que honra la figura de Manuel Clavero. La política, el empresariado, la Universidad, las academias, la comunicación y el periodismo, la tauromaquia, la Iglesia, las cofradías, el arte... Sevillanos de todas las disciplinas y órdenes fueron testigos del acto de reconocimiento a este editor universal que no pasa por alto la importancia de los detalles, como demostró al saludar en su discurso al alcalde de El Pedroso, el municipio sevillano que siempre jalona su vida. No dudó en exclamarle al alcalde pedroseño: "O me censa, o me censaré por cojones, pero yo seré de El Pedroso, nacido en El Pedroso. No renuncio a ser catalán, cuidado. Es una cosa absolutamente compatible: nacer en Barcelona y sentirse andaluz, sevillano y pedroseño".

Su discurso ante el auditorio del salón real del Hotel Alfonso XIII tuvo detalles de humor, como la referencia de cariño y agradecimiento al presidente del jurado del II Premio Manuel Clavero, el catedrático Manuel Olivencia, de quien aludió a su yerno, el dirigente del PP y ex vicepresidente del Gobierno, Javier Arenas: "Don Manuel Olivencia es un hombre cargado de virtudes y algún defecto, ¿eh? Como gran virtud tiene a su hija que es una maravilla. Y como defecto a su hijo político..." Arenas se rió. Dijo en privado que Lara le había pedido permiso minutos antes para gastarle la broma.