Las incógnitas de la muerte de Álvaro Prieto

¿Por qué nadie vio el cuerpo de Álvaro Prieto durante los cuatro días que estuvo desaparecido? ¿No se revisaron los vagones del tren en reparación? ¿Cómo se coló el joven cordobés en las vías? ¿Cómo pudieron dos periodistas encontrar el cadáver antes que la legión de policías y militares que lo llevaban buscando cuatro días? Son varias de las incógnitas que deja la muerte del futbolista juvenil del Córdoba, encontrado ayer en un tren de media distancia que estaba siendo sometido a un proceso de reparación en la estación de Santa Justa.

La Policía Nacional llevaba buscando al joven desde primera hora de la mañana del día 12 de octubre, cuando no regresó a su casa de Córdoba tras pasar una noche de fiesta en Sevilla. Álvaro Prieto había estado con unos amigos en una discoteca de Sevilla Este y se le había hecho tarde. Tenía un billete electrónico para volver a Córdoba en el tren de las 7:35. A las 7:22 le envió un mensaje de WhatsApp a su madre. "Ya voy para la parada", decía el joven, en referencia a la estación de Santa Justa.

El chico no llegó a tiempo y perdió el tren. Intentó subirse a otro convoy, un Sevilla-Barcelona que salía de Santa Justa a las 8:55 con parada en Córdoba. Los vigilantes de la estación lo interceptaron antes de subir. Poco después, sobre las nueve y media de la mañana, Álvaro Prieto salió de la terminal por la puerta lateral que da a la avenida de Kansas City. Así lo grabaron las cámaras de la estación. Se marchó andando por la avenida. Buscó un punto por el que colarse en las vías para intentar subir a otro tren y volvió a ser interceptado. Lo detectó el personal de la zona de catering y de nuevo llamaron a los de seguridad.

Todo apunta a que se coló una tercera vez en las vías, aunque ninguna cámara lo grabó. A las diez y media de la mañana fue visto andando por la zona de la barriada de las Huertas. Lo reconoció la madre de un amigo que lo conocía. Este lugar está muy cerca del punto por el que se puede acceder a las vías, junto a un descampado próximo al puente de la Carretera de Carmona, a más de dos kilómetros de la estación. Debió ser este el sitio por el que Prieto llegó de nuevo a las vías.

Búsqueda infructuosa

Los investigadores sostienen que el joven pudo tratar de ocultarse en el acople entre dos vagones de un tren que estaba allí parado. Fue ahí donde murió electrocutado, pero nadie lo vio durante cuatro días. El cuerpo presentaba un avanzado estado de descomposición, lo que indicaría que murió el primer día de su desaparición. Las manos quemadas y la ausencia de pelo son compatibles con una descarga eléctrica.

No se entiende cómo nadie lo vio y fueron dos periodistas los que lo encontraron de manera fortuita cuando grababan imágenes de las vías, desde el aparcamiento de un MacDonald's ubicado en el polígono Calonge.

La Policía había peinado toda la zona con drones. Incluso se habían revisado los pozos y alcantarillas. La búsqueda se había ampliado a otros lugares, ante la sospecha de que el joven se hubiera marchado del entorno de Santa Justa. Lo que sí tenían claro los encargados del caso es que el chico no había salido de Sevilla. A medida que pasaban los días, las esperanzas de encontrarlo con vida se iban desvaneciendo.

La noche del domingo, los agentes de la Policía Nacional habían buscado en el descampado cercano, por el que se accede a las vías, con los perros de la Unidad Militar de Emergencias (UME).

Los soldados se desplegaron por el descampado y revisaron el camino de entrada al mismo, sin llegar después a la vía ni a revisar los vagones. Se llamó a la UME porque la Policía no tiene perros de búsqueda de personas y cadáveres, sino que los suyos buscan explosivos, droga o dinero.

Ni una pista se encontró tras más de dos horas de trabajos en la zona, a pesar de los numerosos bulos que apuntaban que se había encontrado el cuerpo. Esta búsqueda se hizo el domingo por la noche por ser la franja horaria de menos tráfico ferroviario.