El futuro incierto de la antigua iglesia de San Laureano
La desaparición del Instituto de Desarrollo Regional de la Universidad que proyectaba aquí su nueva sede deja en el aire la rehabilitación de este valioso enclave
La calle San Laureano y el barrio de Los Humeros, donde en 1526 levantó su palacio renacentista Hernando Colón, hijo del Almirante, conserva edificios valiosos de su pasado que siguen abandonados, como la antigua iglesia del colegio de los mercedarios del siglo XVII, justo detrás de los muros de la hermandad de las Mercedes.
El Ayuntamiento, dueño del edificio, cedió el inmueble por 50 años a la Universidad de Sevilla ante el interés de la Hispalense por rehabilitar el edificio y construir al lado un centro universitario, pero la crisis y los problemas económicos han dado al traste con ese plan.
Fuentes de la Universidad han confirmado a este periódico la desaparición del instituto que iba a construir su nueva sede junto a esta antigua iglesia, el Instituto de Desarrollo Regional, y ven complicado que se retome el proyecto de San Laureano para otros fines universitarios, al menos en el mandato del rector actual.
La realidad es que los gastos de la construcción, paralización, demolición y nueva construcción en otra zona de la obra de la biblioteca del Prado han dejado a la Universidad en una complicada situación económica.
Hasta 2009 la intención de la Hispalense era rehabilitar la iglesia y construir un edificio anexo de tres plantas como sede de su Instituto de Desarrollo Regional. El proyecto fue aprobado por la comisión de patrimonio del Ayuntamiento, su ejecución costaba entonces dos millones de euros y se iba a construir en poco más de dos años de plazo. Nada de eso ha sucedido.
Por aquellos años, el vicerrectorado de Infraestructuras, autor del proyecto, pensaba incorporar al edificio la almena que debía aparecer en la intervención arqueológica. Finalmente en la calle Goles se halló una torre cuadrangular con 2,13 metros de largo por 2,90 metros de ancho que continuaba bajo el acerado y el edificio de viviendas contiguo.
El Ayuntamiento de Sevilla, como propietario, responde que está "estudiando posibles fines para la iglesia" de San Laureano, pero añade que no puede hacer nada de momento mientras "no conste la renuncia oficial de la Universidad" a la cesión de ese edicio o al proyecto previsto en la antigua iglesia. El Consistorio se resiste a dar datos sobre esos posibles fines que estudia. El gobierno anterior de Monteseirín planteó usarla como equipamiento público para el barrio, algo que entusiasma a los vecinos.
La iglesia sobrevivió con ese uso hasta la desamortización de 1836, fecha en la que pasa al Estado, que convierte la iglesia y todo el colegio mercedario en un cuartel de intendencia para almacenar grano. Fue el inicio de su decadencia hasta hoy. El último uso de la iglesia fue como almacén de la empresa el Oro Blanco, recuerdan los vecinos
La hermandad de Gloria de las Mercedes cuenta que intentó comprar la iglesia hace años pero la operación no prosperó al no poder reunir el dinero necesario y ahora ya no es el momento, explica su hermano mayor José Antonio Fajardo-Rodríguez, quien desearía que el edificio volviera a tener uso religioso para renovar el culto. Fajardo recuerda que la Hermandad de las Aguas hace décadas, antes de ubicarse en Dos de Mayo, también intentó trasladarse a esta iglesia.
Antes de su rehabilitación como viviendas, San Laureano se ha usado para colegio parroquial adscrito a la iglesia de la Magdalena, talleres de cerámica, encuadernación, de carpintería, empresas de material eléctrico, para guardar los pasos de El Valle y los enseres de caseta de Feria del Labradores, como cine de verano, para bares (el Nicolino, muy famoso, era de Máximo Valverde y Carmen Ordóñez), empresas audiovisuales y hasta la tienda de muebles y decoración Puerta Real, que se mudó a Cabeza del Rey Don Pedro.
En la década de los 60 y principios de los 70, el Patio fue sede del famoso Club Ye-yé y de su Jaula de Oro, donde actuó María Jiménez, así como de otra decena de bares nocturnos que se pusieron de moda.
Más reformas pendientes. El Jardinico Alto, la zona de primitivas huertas y jardines del Palacio de Hernando Colón, es otro de los espacios que aguarda su recuperación. También espera una reforma muy necesaria el muro de varios metros de alto que delimita las viviendas del Patio de San Laureano.
Justo a la espalda de la antigua iglesia, el Jardinico Alto está oculto en la actualidad por una gruesa capa de albero de varios metros de altura que cubre todo el espacio hasta llegar a la altura de los restos de la muralla almohade, en la calle Goles.Ese albero también cubre los cimientos de la torre adosada a esta parte de la muralla que apareció en las excavaciones arqueológicas (2002-2007).
El muro de la promoción de viviendas presenta un aspecto lamentable con humedades y ampios desconchones, pese a ser un lugar de paso habitual para peatones y tráfico en general. Su horrible estética se muestra a diario a los turistas que hacen la ruta de los autobuses turísticos y atraviesan por Alfonso XII. La Gerencia de Urbanismo comprobó recientemente su estado de conservación y afirma que "el muro requiere una rehabilitación pero su estado no es grave ni peligroso".
Algunos vecinos del Patio de San Laureano van a ofrecer al distrito Centro "su disposición a costear la rehabilitación del muro si el Ayuntamiento no tiene intención de enlucirlo y pintarlo a corto plazo por no disponer de fondos", explica el vecino Rafael Valero, que se reunió con la delegada Amidea Navarro el pasado 17 de julio en la calle Crédito.
El solar vacío de Torneo, junto a la capilla del Rosario de Los Humeros, es el cuarto elemento pendiente de uso de San Laureano. En 1940 acogió la clínica quirúrgica del doctor Dorronsoro, atendida por las monjas de Santa Ana.
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