"Oímos dos explosiones y vimos unas llamas enormes que salían del balcón"
Incendio en Triana
El matrimonio fallecido en el incendio de Triana era muy conocido en el barrio, donde él trabajo durante décadas como panadero y confitero
Los vecinos recuerdan que él era un fumador empedernido y que solía fumar viendo la televisión en la salita en la que se originaron las llamas
La Policía apunta a un origen accidental del fuego, aunque aún no ha podido hacer una inspección ocular de la vivienda
Los vecinos de la calle Enrique Mensaque se sobresaltaron al oír dos fuertes explosiones. Eran las nueve de la noche del jueves 9 de junio. De un piso de la segunda planta del número 12 de esta pequeña calle de Triana salían unas llamas enormes. En un instante la calle se llenó de humo. El fuego estaba muy desarrollado cuando llegaron los bomberos, que rescataron en estado crítico a una mujer y encontraron el cadáver de su marido. La mujer moriría poco después en el hospital.
Las víctimas son Manuel P. V. y María Ángeles S. R., de 79 y 77 años de edad, un matrimonio que llevaba décadas residiendo en el piso que ardió. Tenían un hijo y una hija, que ya no residían con ellos. En la casa no había nadie más. Se trata de una familia muy conocida en Triana, porque Manuel trabajó toda su vida como panadero y confitero.
"Oímos dos explosiones. Por el balcón se veían unas llamas enormes y enseguida toda la calle se llenó de humo", cuenta un vecino de la misma vía, en la que más de doce horas después del fuego sigue persistiendo un fuerte olor a quemado. Otro residente se queja de la estrechez para pasar que tuvieron que sufrir los vehículos de los Bomberos, con coches aparcados a ambos lados de la calzada. "Seguro que tuvieron que partir unos cuantos espejos retrovisores. Haría falta un plan para poder tener más espacio, que los coches sólo aparcaran en un lado de la calle quizás".
La Policía Nacional ha abierto una investigación sobre el fuego y está a la espera de que la Policía Científica realice un informe tras una primera inspección ocular de la vivienda. Los especialistas en investigación de incendios no han podido hacer todavía una visita al piso este viernes, por lo que presumiblemente la realizarán el lunes. En un principio, a falta de este trabajo más riguroso, todo apunta a que el incendio pudo tener un origen accidental.
Algunos vecinos aseguraron que Manuel era un fumador empedernido, y que solía fumar viendo la televisión en un sofá en una de las salitas del piso. "Incluso el sofá tenía marcas antiguas de cigarrillos. Él estaba impedido y llevaba mucho tiempo sin salir de la casa, y era la mujer la que le traía el tabaco. Y le decía a veces que cualquier día saldrían ardiendo. No me extrañaría nada que se hubiera quedado dormido, o algo traspuesto, viendo la tele, y el cigarrillo haya prendido en el sofá. La primera de las explosiones que se oyó sería la televisión", apunta este residente.
En efecto, el fuego se originó en una de las dos habitaciones del piso, que es de pequeño tamaño y tiene poco más que la cocina, un baño, un salón y dos habitaciones, una utilizada como salita y la otra como dormitorio. El bloque no tiene ascensor y tiene una escalera estrecha, por lo que Manuel, que caminaba con dificultad y con la ayuda de un andador, llevaba mucho tiempo sin poder salir a la calle. Con la pandemia del covid-19 se encerró aún más.
Su cadáver fue encontrado carbonizado por los bomberos en la sala de estar de la vivienda. La mujer, Ángeles, se encontraba inconsciente en el salón. Quién sabe si había intentado antes salvar a su marido y no pudo escapar de las llamas. Estaba en parada cardiorrespiratoria. Los sanitarios consiguieron reanimarla y la trasladaron al Hospital Virgen del Rocío, donde ingresó en estado crítico. La mujer sufría quemaduras en diversas partes del cuerpo, unas lesiones muy graves que terminaron causándole la muerte pocas horas después.
Una comisión judicial estuvo hasta bien entrada la noche en el lugar de los hechos, junto a los agentes del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional, forenses y empleados del tanatorio Nervión, que se encargaron de retirar el cadáver una vez dada la orden de levantamiento. Ambos cuerpos se encuentran en el Instituto de Medicina Legal, donde se les practicarán las autopsias.
La mañana de este viernes, en la calle Enrique Mensaque reina una aparente tranquilidad. Un taller mecánico ubicado frente al bloque del incendio continuaba con sus labores, mientras varios vecinos, casi todos de avanzada edad y algunos con el torso desnudo por el fuerte calor, presenciaban desde sus balcones el trabajo de los medios de comunicación en busca de algún testimonio. "Yo pensé que era una bomba", comentó uno de ellos desde la terraza.
En la fachada del edificio, una mancha de humo negro y las persianas quemadas revelan cuál es el balcón del piso incendiado. Las plantas que tenía el matrimonio en la terraza también se han chamuscado, aunque sobrevive una campanilla que cuelga desde un lateral del balcón hacia la calle. Los cables que corrían por la pared se han derretido. A poco más de un metro, hacia el centro de la fachada, permanece intacto un retablo cerámico que representa a Santiago Matamoros en la batalla de Clavijo.
El azulejo fue fabricado, según un catálogo de Urbanismo, por Mensaque Rodríguez, la fábrica trianera de cerámica que fundó precisamente Enrique Mensaque, a quien está dedicada la calle. Lo colocaron, según este inventario, en fechas recientes los propietarios del inmueble, siguiendo una tradición sevillana de exteriorizar las devociones con este tipo de elementos. A pocos metros, junto al portal siguiente, se ubica la casa de hermandad de Pasión y Muerte. En el resto de viviendas del número 12 se acumuló humo, pero no resultaron dañadas. Todo el edificio pertenece a un particular en el que residen varias familias alquiladas.
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