Una inauguración sin políticos

Si las previsiones municipales se cumplen, los viajeros que cojan el tranvía mañana Viernes de Dolores pueden llegar hasta Viapol y bajarse a la altura del apeadero de Renfe de San Bernardo, en lugar de quedarse en el Prado. El cambio es posible por el estreno de la ampliación de la línea Metrocentro, que se alarga ahora hasta los 2,2 kilómetros, frente a los 1,4 kilómetros actuales.

El tranvía crece 885 metros por un recorrido paralelo al que hace el Metro en esta zona, algo denunciado en su día pero ya inevitable. A partir de ahora la Plaza Nueva -punto estratégico del centro de Sevilla- se queda a una distancia de 10 minutos de Viapol, donde se sitúa la milla de oro sevillana. La zona residencial de alto poder adquisitivo se mezcla con oficinas judiciales, campus universitario de Ramón y Cajal y una extensa zona comercial y de oficinas. El tiempo estimado de trayecto incluye las paradas intermedias. El objetivo es que los tranvías pasen por las paradas con una frecuencia de 6 minutos.

En Semana Santa, la parada de la Plaza Nueva no funciona hasta que se desmonten los palcos. En su lugar, los tranvías se quedan en el Archivo de Indias.

Como ya es costumbre en las obras que se estrenan, quedan detalles por terminar. Pero esta vez no habrá políticos para inauguraciones. La nueva ley electoral lo prohíbe por la cercanía de las elecciones municipales (22 mayo) al tratarse de una obra financiada con fondos públicos: 8,5 millones de euros si sumanos la inversión en la plataforma tranviaria y en la electrificación de la línea. A ello hay que añadir los 5,2 millones del intercambiador de transportes.

En primer lugar, aún no se ha plantado el césped para amortiguar los ruidos de la plataforma tranviaria en la avenida de la Enramadilla. Ayer se podían ver operarios removiendo la tierra, señal de que posiblemente se iniciará ahora esa plantación. Segundo, tampoco está listo el intercambiador de transportes de San Bernardo, que se paga con fondos estatales. Con este dinero también se paga la nueva rotonda del Cid, cuyos jardines están igualmente por plantar.

La línea funciona con los cuatro tranvías estrechos y con baterías para circular sin postes de catenaria. Los vehículos fueron entregados sin coste alguno este año al Ayuntamiento por el fabricante CAF en compensación por los dos años de espera de esta tecnología. A cambio, los antiguos tranvías que sí costaron 12 millones de euros se han devuelto a su dueño inicial: Metro de Sevilla, que los está adaptando de nuevo para ampliar los trenes de la línea 1 a finales de 2011.

Tussam, la empresa municipal que gestiona los autobuses y el tranvía, ya anunció en su día que está en negociaciones para comprar un quinto tren a CAF por unos 2 ó 3 millones de euros.

A medio plazo, el actual Ayuntamiento de Sevilla pensaba en ampliar el Metrocentro de la estación ferroviaria Santa Justa al centro, empezando por la Plaza Ponce de León. El paso del tranvía bajo las setas de la Encarnación está por ver. Esa decisión le corresponderá al próximo alcalde (o alcaldesa) que salga elegido.