La ilusión iluminada

cabalgata 2013 3 Las novedades del cortejo de los Reyes Magos

La nueva iluminación a base de lámparas de bajo consumo permite a la Cabalgata brillar más de noche que de día El cortejo crece artísticamente con nuevas carrozas muy logradas

La ilusión iluminada
Fernando Pérez Ávila

06 de enero 2013 - 05:03

Si se hubieran cumplido sus profecías apocalípticas, los mayas no habrían desfilado ayer en la Cabalgata de los Reyes Magos de Sevilla. Habría sido una pena, porque estrenaron una carroza de lo más impactante. En ella se mezclaban símbolos de esta civilización americana, calendarios y cabezas zoomórficas con una iluminación a base de leds, esas lámparas de bajo consumo que ayer hicieron brillar más que nunca al cortejo de la ilusión.

Habrá quien piense que las carrozas parecían semáforos o neones de farmacia con esas luces de colores, quien viera cierta similitud entre el coche de la nueva carroza de la Policía Local con una nave de Blade Runner o quien se equivocara de rey al ver a Baltasar más blanco que de costumbre porque una luz blanca, casi cegadora, se le reflejaba en la cara. Pero lo cierto es que la nueva iluminación, con lámparas más eficientes, ecológicas y seguras, le dieron un punto de elegancia extra a una cabalgata que va creciendo artísticamente después de unos años, ya pasados, en la medianía.

Por eso, y a pesar de que bajasen algo las temperaturas, la de ayer era una Cabalgata que merecía ser vista de noche. O al menos a esa hora de la tarde en la que se va poniendo el sol y el cielo va pasando en cuestión de minutos por toda una gama cromática. En ese momento, entre las seis y media y las siete de la tarde, la Estrella de la Ilusión pasaba por la Basílica de la Macarena en busca de la Resolana. Lo hacía a buen ritmo, casi frenético por momentos, después de que se retrasara un poco en los momentos iniciales del recorrido.

Allí coincidían las familias con niños más pequeños que preferían ver el cortejo en una gran avenida antes que aventurarse en las estrecheces del centro con los adolescentes que preferían la bulla y una hora algo más tardía. "Esto está imposible, parece que va a salir la Macarena", decía por teléfono un hombre que trataba de reunirse con su familia en las inmediaciones del Parlamento. Mientras tanto, la Estrella de la Ilusión reviraba en la calle Feria con su flamante iluminación llamando cada vez más la atención. "Mira, si parece el trono de hierro", indicaba una joven, fan de la serie Juego de Tronos, destacando la similitud de la trasera de la carroza con el símbolo del poder de los siete reinos.

"Tira caramelos, hija, no te vayas a lastimar", le grita uno, con guasa. La Estrella, como si le hubiera oído, se echa hacia atrás para tomar impulso y lanza caramelos a dos manos. "Muy bieeeen, así, así", le responde el crítico. A quien no hubo que reprocharle ni eso era a un niño de la carroza del barco pirata, que vaciaba una bolsa tras otra. Las abría, las volcaba y un torrente de caramelos caía a sus pies. Algunos ni llegaban al suelo, atrapados por alguna mano, bolsa, paraguas o capucha de abrigo vuelta del revés. Los que entraban en contacto con el asfalto eran capturados por unos pequeños seres que literalmente reptaban.

El trofeo no era baladí, desde luego, ya que desde el año pasado la Cabalgata de los Reyes Magos de Sevilla lanza más caramelos blandos que duros. Y esos ya se sabe que son los más preciados. Tanto que los duros son los que se terminan pegando al asfalto y en las suelas de los zapatos, convirtiéndose en una pasta difícil de retirar. Para eso hay decenas de vehículos de Lipasam que limpian el asfalto minutos después del paso del cortejo. Y tienen hasta su público, porque hay muchos que se quedan a contemplar el frenético trabajo de las brigadas de la empresa municipal de limpieza para dejar la calzada como estaba antes.

La Cabalgata cruza el centro a velocidad de crucero y, ya con la noche cerrada, se aprecia todavía más el efecto de la nueva iluminación. Los fotógrafos se relamen captando el paso de la Estrella de la Ilusión, con toda su blancura, por el puente de Triana. Y desde el otro lado del río se toman esas instantáneas de Sevilla que sólo se hacen en Semana Santa cuando pasa una cofradía por el puente, con la Giralda iluminada y reflejada en el río y otro foco de luz tenue en la pasarela. Media hora más tarde la imagen es la misma pero en sentido contrario, con las carrozas ya de vuelta hacia la Universidad por el puente de Los Remedios y con mucho menos público en la calle.

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