Se hunde en el río el remolcador más antiguo del Puerto de Sevilla
La administración descarta riesgo de vertido de combustible porque se vació con antelación y tiene una barrera de contención
El último y más antiguo remolcador del Puerto de Sevilla, que esperaba atracado para su desguace, se ha hundido en el río. Ha sido por la noche a finales de esta semana, concretamente este jueves a las 22:00. El barco se bautizó en su día como el Cape-R3 y servía para mover las embarcaciones de un lado a otro de las aguas de los muelles sevillanos.
El barco formó parte en su día de la flota de la Junta de Obras del Puerto y Ría del Guadalquivir, que es actualmente la Autoridad Portuaria de Sevilla.
La plataforma flotante estaba en desuso desde hacía años y se había planificado su desguace en los Astilleros de Sevilla. Su casco estaba muy deteriorado por el paso de los años.
Según la Autoridad Portuaria, el hundimiento de esta embarcación no supone peligro alguno de contaminación por vertido, ya que en previsión de lo que pudiera suceder se vació de combustible con antelación. Asimismo se colocó una barrera para contener los residuos que pudiera arrojar.
“Antes de su hundimiemto la embarcación había sido limpiada y se había extraído el combustible. Además, como medida preventiva se había dispuesto una barrera de contención en torno a este antiguo remolcador”, explicó este sábado el Puerto en respuesta a una consulta realizada por este periódico.
Tras su hundimiento en el punto de atraque en una zona que no representa ni riesgo para la navegación ni para el entorno, este antiguo remolcador en desuso será desguazado tal y como estaba previsto, explica el Puerto.
Desde la dirección de la autoridad portuaria se asegura que esta embarcación ha estado “permanentemente supervisada desde hace tiempo” y que era previsible que un día se hundiera por el mal estado de su casco.
Las instalaciones de Astilleros del Guadalquivir son las que se utilizan en este polígono portuario para el desguace de los barcos.
El dique seco de los antiguos Astilleros de Sevilla, una estructura de 10 metros de profundidad, 143 metros de eslora y 26 de manga, en suelo portuario, forma parte hoy de una activa empresa de reparación y mantenimiento de buques al pie del Guadalquivir. Ya no se construyen barcos como antaño, pero este histórico enclave sevillano sigue vinculado a las embarcaciones.
Al frente de esta actividad se encuentra la naviera eslovena Pulchra Mare que adquirió el 100% de acciones de Astilleros del Guadalquivir. El 80% de su negocio viene de Europa. Entre sus clientes destacan Alemania, Holanda, Inglaterra,Grecia y Chipre.
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