Tecnología y diabetes: Tomar el control de la propia salud más allá de la pandemia
Hospital Virgen Macarena
El Hospital Macarena desarrolla de forma pionera en España un programa educativo en formato grupal y virtual para personas con diabetes tipo 1 candidatas a monitorización intersticial de glucosa
El Hospital Virgen Macarena apuesta por la optimización de los resultados en salud de una de las enfermedades crónicas más prevalentes: la diabetes. El nuevo escenario para la medicina que se ha creado como consecuencia de la pandemia del Covid ha dado pie a un sistema cada vez menos presencial y más tecnológico, ocasionando una transformación que transcenderá, no en pocas especialidades, más allá de la crisis sanitaria.
Para lograr una mayor comprensión y el empoderamiento de los pacientes, y de la sociedad en general, en torno a esta patología que padecen más de 460 millones de personas en el mundo, coincidiendo con el inicio de la pandemia, y de forma innovadora, desde este centro sanitario se puso en marcha un programa de educación diabetológica grupal virtual para el uso de tecnologías aplicadas a la diabetes tipo 1, del que se han beneficiado más de 474 pacientes, con resultados especialmente efectivos en aquellos subgrupos con dificultades para la optimización del control de la enfermedad, como los pacientes con miedo a hipoglucemias.
El programa está dirigido por la Unidad de Endocrinología y Nutrición del hospital y consta de dos sesiones telemáticas (básica y avanzada, que se desarrollan en formato de videoconferencia interactiva), material educativo específico y evaluación de conocimientos y resultados en salud tanto en términos de mejora del control glucémico como de satisfacción con el tratamiento y calidad de vida. Está dirigido a todos los pacientes con diabetes tipo 1 candidatos a la colocación de sensores tipo flash para su propio control glucémico aunque la idea es, según afirma la jefa de la unidad, María Asunción Martínez, hacerlo extensible para otro tipo de tecnologías aplicadas a la diabetes que también están dando resultados, como, por ejemplo, el sistema de bombas sensor.
"La idea surgió en el marco de la pandemia para asegurar la educación diabetológica que precisan los pacientes para la implantación y uso del sensor flash. Se trata de un sistema que permite la monitorización continua de la glucosa por parte del propio paciente y nos posibilita a los profesionales ver en remoto los niveles de glucosa de cada portador del sensor. Esto fue muy interesante durante el confinamiento porque nos permitía revisar a los pacientes sin que tuvieran que venir al hospital. Y para asegurarnos de que ellos podían iniciar esta monitorización de su enfermedad, precisamente en esos meses en los que no venían a consulta, lo que hicimos fue diseñar un programa de formación grupal virtual con el que hemos podido demostrar que la educación diabetológica es indispensable para que la tecnología aplicada a la diabetes aporte los beneficios esperados", asegura la doctora Martínez.
La enfermera educadora es la figura principal en la educación diabetológica fruto de su cercanía con el paciente. Durante la formación, tanto virtual como presencial (que se sigue manteniendo de forma individual en aquellos casos en los que se observan dificultades con el uso de las tecnologías), ellas son las encargadas de enseñar al paciente el manejo básico del dispositivo en sí, pero también a tomar decisiones sobre su enfermedad de forma diferente. "El paciente tiene la capacidad de integrar toda la información que le muestra el dispositivo y tenemos que enseñarle a interpretarla, que sepa distinguir entre lo que es relevante y lo que no lo es y tome las decisiones más acertadas para conseguir el objetivo que quiere. Todo eso también lo incluimos en la formación, que no consiste sólo en mostrar como se pone o quita un sensor", destaca la coordinadora de esta iniciativa.
Para el paciente, esta formación supone en paso muy importante en el control de su propia salud ya que gracias a los conocimientos adquiridos y a la información sobre su glucosa que le muestra el sensor, tanto en un momento determinado como de manera evolutiva durante un periodo de tiempo, es capaz de "ajustar mejor las dosis de insulina, ajustar de forma más adecuada su alimentación o adaptar de la manera más conveniente el tratamiento al deporte porque es posible ver cómo funciona su cuerpo mientras lo realiza", matiza.
Antonio Contreras es uno de los primeros pacientes que han formado parte de esta nueva iniciativa y así lo corrobora. "Yo estoy muy contento. Me ha resultado todo muy ágil y útil y, si tuviera que ponerle una nota, le daría un diez", recalca el paciente. Para él, todo son ventajas, sobre todo, en medio de esta situación marcada por la pandemia. "El que la formación la pudiéramos hacer en formato on line ha ayudado a podernos adaptar a las circunstancias actuales y, además, creo que ha sido muy útil para aquellos pacientes que viven en pueblos a más de una hora de camino", subraya.
En cuanto a la planificación, Contreras destaca el compromiso y la voluntariedad de las enfermeras formadoras. "No sólo han estado pendientes de nosotros durante la formación, donde nos enseñaban y resolvían dudas, sino que, a través del teléfono, podíamos acceder a ellas en cualquier momento", destaca. Como conclusión, para Contreras, esta formación virtual grupal para el uso del sensor flash ha supuesto un antes y un después en el manejo de mi enfermedad. "Ahora sé mucho más de ella de lo que sabía antes y, lo mejor, he aprendido a controlarla gracias al sensor y a los conocimientos adquiridos", señala.
Por otro lado, para el profesional, este sistema permite ver y ajustar el estado y tratamiento del paciente y además monitorizarlo sin necesidad de estar en consulta.
Y lo más importante. Seis meses después de la formación de los primeros pacientes, los resultados hablan por sí solos. "Hemos podido demostrar que el uso de estos sensores, apoyado en un programa educativo virtual grupal, es efectivo y consigue mejorar el nivel glucémico de los pacientes, su calidad de vida y la satisfacción con el tratamiento. Además nos ha permitido educar a los pacientes y permitir utilizar una tecnología que es muy útil para ellos en un periodo muy complicado como ha sido la pandemia, pero que la efectividad y seguridad demostrada afianza nuestra apuesta por seguir trabajando con estos programas cuando la pandemia se acabe porque funcionan y la gente está contenta", concluye la doctora Martínez.
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