Un hombre muere apuñalado en plena calle en San Jerónimo

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La Policía Nacional ha detenido ya al presunto autor de la muerte que habría atacado a la víctima durante un encuentro tras unas disputas vecinales anteriores

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Un hombre muere apuñalado en plena calle en San Jerónimo

Un hombre de 48 ha muerto este domingo a puñaladas en una calle del barrio de San Jerónimo. Cuando han llegado los policías y los sanitarios, la víctima se encontraba ya inconsciente pese a que los propios vecinos iniciaron rápidamente las labores de reanimación, pero sin éxito, y finalmente no se ha podido hacer nada por salvarle la vida por mucho que los profesionales lo han intentado durante más de 40 minutos.

El ataque ha tenido lugar en plena vía pública, poco antes de las 13:10 horas, cuando se recibieron los primeros avisos, en el acerado que da acceso al bloque siete de la calle Marruecos. Otro hombre de 28 años fue detenido minutos después como presunto autor de esta muerte violenta, cuando se refugiaba en otro bloque cercano, y está en los calabozos a la espera de prestar declaración, mientras la Policía Nacional investiga esta muerte violenta cuya principal hipótesis responde a unas rencillas vecinales anteriores entre ambos.

Los hechos han ocurrido en una calle normalmente "tranquila" según destacan los vecinos, pero que este domingo formaba parte del pasacalles del carnaval que se celebra en el barrio. Por ello, los ruidos y el barullo de gente no alertaron a los moradores de las viviendas más próximas al lugar donde ha tenido lugar el crimen. Justo a los pies de la ventana del bajo izquierda donde víctima y agresor habrían tenido un encontronazo poco antes de las 13:00 horas de este domingo, que ha acabado con la vida de uno de ellos.

Dos jóvenes disfrazadas de policía ante la atenta mirada del agente.
Dos jóvenes disfrazadas de policía ante la atenta mirada del agente. / Juan Carlos Vázquez

Según algunos vecinos, la víctima es un conocido delincuente en el barrio de mediana edad al que todos llamaban Pepuli. Dicen que se ganaba la vida pidiendo en la calle y aparcando coches en la avenida, con serios problemas con las drogas "desde toda la vida". Residía según los vecinos en otra zona del barrio con un hermano, pero era habitual verlo merodeando por las calles donde ha tenido lugar el crimen. Este domingo no fue una excepción y, según un vecino, que asegura que lo conocía "de toda la vida", estaba por la zona "desde bien temprano". "Lo vi cuando fui a por el pan para mi madre y lo estuve saludando. Le dije que qué hacía ya por aquí y me dijo que estaba esperando que alguien le pusiera un café y una tostada", relata. La siguiente noticia que ha tenido sobre él es que era el hombre que estaba tendido en el suelo cubierto de sangre a unos escasos 10 metros de la puerta de su casa con "varias puñaladas".

En ese punto exacto se habría encontrado este domingo con su agresor, con el que, aseguran los que los conocían, arrastraba unas rencillas anteriores que habrían surgido en otra zona del barrio en el que residían y de la que, incluso, habrían tenido que mudarse "para evitar tener problemas con él", dicen los vecinos. Tras la agresión se habría refugiado en un bloque cercano, pero fue rápidamente localizado y detenido por la Policía Nacional.

Todo ha transcurrido muy rápido y en un barrio de fiesta. A escasos metros, un bar estaba abarrotado de gente. Su camarero explica a este periódico que no pudo ver nada, sólo el alboroto de la gente y que luego se enteró de lo que había pasado. Fueron algunos vecinos los que alertaron rápidamente a través de las redes sociales de un incidente "a navajazos" en plena calle, así como de la presencia de policías y servicios de emergencias sanitaria.

El levantamiento del cadáver se realizó poco antes de las tres y media de la tarde. El cuerpo fue llevado al Instituto de Medicina Legal a una escasa distancia del lugar de los hechos, en el tanatorio del barrio, donde se le practicará la autopsia en las próximas horas. A continuación se retiró el cordón policial y un equipo de limpieza retiró las sábanas con las que se había cubierto el cuerpo y los restos de sangre en el acerado. Mientras, los sones de carnaval y el discurrir de personas disfrazadas invadían la calle. El barrio siguió su fiesta, eso sí, teñida de una crónica negra que pasará a la historia.

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