El hombre atrincherado en Amate: "Hoy me voy para el otro mundo"
La Policía lo redujo tras intentar que se rindiera durante tres horas, después de que irrumpiera en el bar en el que trabaja su madre
Cogió un cuchillo del bar y llevaba oculto otro en el pantalón, aunque no hizo por atacar a los agentes
"Hoy me voy para el otro mundo". Era la frase que repetía continuamente José Antonio P. G., el hombre de 38 años que se atrincheró el domingo con dos cuchillos en el bar en el que trabaja su madre en Sevilla. En todo momento amenazaba con autolesionarse y clavarse alguna de las armas en la garganta.
La Policía Nacional lo redujo después de tres horas de negociaciones e intentos de que se rindiera. Fue detenido por un delito de resistencia y desobediencia grave. No se le imputa atentado porque nunca hizo por atacar a los agentes, sólo insistía en autolesionarse.
Los hechos ocurrieron sobre la una de la tarde de ayer en el local de la asociación de vecinos La Unidad, en el número 9 de la avenida de la Calesera, junto al Parque Amate. El hombre acudió al bar para pedirle dinero a su madre, que horas antes le había entregado 20 euros. Después, insistía en que le diera otros 70 porque, según él, le debía dinero a un prestamista.
Ante la negativa de la madre, José Antonio se metió en la barra del bar y cogió un cuchillo, con el que amenazó con cortarse. Llevaba otro cuchillo de gran tamaño oculto en la pierna. La Policía Nacional montó un dispositivo para garantizar que ninguna persona resultaba herida y que el propio autor de los hechos tampoco se hiriera.
Intentaron convencerlo durante tres horas, pero no hubo manera. En un momento, el hombre salió al exterior, lo que aprovecharon los policías para tratar de reducirlo. Logró soltarse y regresó al bar, pero ya allí fue inmovilizado por varios agentes, que actuaron son sumo cuidado para que no se pinchara con los cuchillos. Durante estas maniobras, una de las armas estuvo a escasos centímetros de la cara de dos de los policías que intervinieron.
José Antonio es toxicómano y padece esquizofrenia. Durante el tiempo que estuvo atrincherado, llegó a decir cosas delirantes, como que tenía una cámara en el ojo y que le habían insertado un chip en el brazo. Fue detenido y trasladado al área de Psiquiatría del Hospital Virgen del Rocío, donde apenas estuvo unas horas, pues por la tarde ya fue llevado a los calabozos. Ha quedado en libertad tras pasar a disposición judicial.
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