Tribuna Económica
Carmen Pérez
T area para 2025
sucesos sevilla
La calle Tierras de Rastrojo ha recuperado la normalidad poco antes de mediodía y sus vecinos sus rutinas habituales tras el caos generado a primera hora de la mañana protagonizado por uno de ellos, un hombre de unos 30 años de edad que permaneció atrincherado con un arma de fuego durante algo más de tres horas en una vivienda de la séptima planta del número 9 de la zona conocida dentro de Las Tres Mil Viviendas como las 800 viviendas. Allí llegó sobre las siete de la mañana, empotró su vehículo contra la cancela que cierra los soportales del bloque de pisos donde viven sus padres y, según han contado los vecinos, lanzó varios disparos al aire. Luego subió hasta la séptima planta y se atrincheró en la vivienda, en cuyo interior se volvieron a escuchar dos detonaciones más.
A las diez de la mañana el dispositivo policial desplegado en la zona empezó a despertar la curiosidad de los vecinos que, pese a los disparos y el estruendo que provocó la colisión del coche contra la reja metálica, no se sobresaltaron en exceso, según dijeron algunos a este medio, "porque los tiros son habituales". Cercanos al bloque hay varios negocios. En los alrededores de una tienda de ultramarinos se concentran pequeños grupos de personas. Nadie sabe nada. Una vecina del mismo bloque del incidente confirma que algo está pasando en la última vivienda del edificio. Salió a comprar el pan y el cordón policial dispuesto por los agentes, en plena negociación a esa hora con el atrincherado, no la deja volver a su casa.
Es en este momento cuando entran en acción los GOES, los policías del Grupo Operativo Especial de Seguridad. Se dirigen hasta el edificio, rodeado de agentes tanto nacionales como locales. En un momento son, al menos, una veintena. Antes de los GOES ya lo había hecho un negociador de la Policía Nacional, que habría accedido a la vivienda acompañado por el hermano del hombre atrincherado. Fuentes policiales han informado de la activación del Protocolo por Incidente Crítico, estableciendo en el lugar un dispositivo compuesto, además del Equipo Negociador y los GOES, por el Jefe de Incidente Crítico y distintas unidades más.
Entre los vecinos, muy reacios a atender a la prensa, se empiezan a escuchar los primeros comentarios sobre el atrincherado. Algunos comentan que es un joven que podría tener algunos problemas de salud mental y otros apuntan al consumo de alcohol y drogas. Se escucha también que éste habría vuelto al barrio desde Utrera tras separarse de su pareja y madre de sus hijos, según indican otros testimonios, que cuentan que, en el municipio se habría desplegado otro amplio dispositivo en la vivienda que compartían, estrategia habitual dentro del protocolo de negociación para intentar la entrega del atrincherado. Cuestiones que no han sido confirmadas oficialmente por efectivos del dispositivo.
Los policías desplegados en la zona no dan información sobre nada de lo que está ocurriendo en el interior de la vivienda, pero poco a poco se empieza a ver un ambiente algo más relajado que hace presagiar que se ha producido algún avance. "Ya se ha entregado", dice uno de los agentes a las preguntas de la periodista. Son las 10:20 horas. Han pasado algo más de tres horas desde los primeros avisos, que también desplegaron en el lugar un equipo de sanitarios del 061 y tres efectivos de los Bomberos del Ayuntamiento de Sevilla. En principio, el joven no ha opuesto resistencia. El dispositivo policial empieza a replegarse. Los GOES salen del edificio. Los Bomberos también abandonan el lugar. "Esperad hasta que lo saquemos por si tenéis que actuar, aunque en principio todo bien", le dice un agente a los sanitarios del 061, que acercan la ambulancia al bloque.
Mientras, la Policía Judicial registra la vivienda en busca del arma de fuego. Los vecinos empiezan a acercarse al cordón policial. Han llegado las cámaras de algunas cadenas de televisión y eso les hace curiosear a los reporteros más de cerca. Así pasa más de una hora hasta que, cuando apenas quedaban dos parejas de policías locales en la puerta del edificio y otra de Policía Nacional, los sanitarios se montan en su ambulancia y salen rápido del lugar con las sirenas puestas. Los periodistas y curiosos se sobresaltan. Todo hace indicar que hay movimiento en la puerta trasera del bloque, a la que nadie había prestado atención y de la que algunos vecinos habían dicho que estaba cerrada.
Al volver la esquina un furgón policial pasa a toda prisa. Dos agentes custodian al joven atrincherado que abandona el edificio detenido. Lo introducen en el vehículo. La tensión y el nerviosismo se apoderan de familiares y vecinos que, hasta ese momento, habían mantenido la calma y se escuchan reproches a la prensa. Hay agentes que tienen que parar a uno de ellos cuando exigía a los operarios de cámara y fotógrafos que dejaran de tomar imágenes.
Son las 11:30 horas. Ha pasado algo más de una hora desde que se entregó y más de tres desde que se atrincheró en la vivienda. La Policía Judicial es la última en abandonar el bloque de viviendas. Sale del mismo con una escopeta de enormes dimensiones, al estilo de las de caza. No confirman si se trata de la empleada por el detenido, pero todo apunta a que se trata de ella. El incidente se da por terminado. Los policías que quedan retiran el cordón policial. Los vecinos disuelven los corrillos. Se vuelve a hacer la ley del silencio.
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