El historiador Marcos Pacheco realiza un repaso histórico por la construcción del primer puente levadizo sobre el Guadalquivir, así como su contexto e incidencia en el desarrollo del Puerto de Sevilla.
El Puente de Hierro es una de las mayores joyas del patrimonio industrial del siglo XX. Desmontado y abandonado, parte de su triste situación se remonta a la propia redacción del proyecto como puente levadizo. Su emplazamiento oblicuo, entre los muelles de Tablada y Las Delicias, sentenció su traslado. La disposición respondía al propio trazado del ferrocarril, pero sus hojas móviles tampoco podían abatirse hasta los 80 grados originales, lo que suponía limitaciones y obstáculos para la navegación.
El ingeniero José Delgado Brackenbury diseñó el puente en 1911 y éste estuvo en construcción entre 1919 y 1926 a cargo de la empresa Maquinista Terrestre y Marítima de Barcelona. Su coste se acercó a los tres millones de pesetas. Tenía una estructura metálica con perfiles de acero. En concreto se emplearon en él 201 toneladas de acero dulce que, en parte, ha sido expoliado.
El puente se inauguró con motivo de la Exposición del 29 como un edificio más, con mucha pompa. Al clausurarse el certamen, su coste y baja rentabilidad así como sus limitadas funciones se volvieron en contra. Y lo mismo le pasó al puente hermano de San Juan de Aznalfarache. Todo esto vino motivado por la especulación urbanística que se planteó sobre la dehesa de Tablada y que no llegó a materializarse por el Crac del 29. Una de sus funciones vitales iba a ser conectar con la futura ciudad-jardín proyectada en esos terrenos. Pero sólo quedó como enlace entre la base aérea y el Aljarafe. El de San Juan de Aznalfarache corrió peor suerte porque se eliminó el torno de Los Gordales y se enterraron los planes de navegabilidad hasta Córdoba. Las funciones levadizas quedaron anuladas desde ese momento.
Los sevillanos volvieron a mirar al Puente de Hierro 47 años después de su inauguración, cuando se convirtió en un acceso para la Feria trasladada a Los Gordales en 1973. Pero en 1988 un triste suceso supuso un jarro de agua fría: por causas que no llegaron a aclararse el tablero del puente subió y de noche un médico que circulaba por él no vio las señales y estrelló.
El Puerto empezó a estudiar su reemplazo. En el 92 entró en servicio del Puente de las Delicias y la intención era acabar para siempre con el de Alfonso XIII, pero una valiente movilización ciudadana frenó el intento. Finalmente, en 1998 se desmanteló y se quedó en el muelle de Las Delicias. Tras descartarse su reutilización, en 2003 fue trasladado al solar de Las Razas, donde está actualmente.
1/17La inauguración/Marcos Pacheco Morales-Padrón
2/17Un estreno con pompa
3/17Muelle de Tablada
4/17La Exposición Iberoamericana de Sevilla
5/17Años cincuenta
6/17Años sesenta
7/17El movimiento de un puente basculante
8/17Junto al club náutico
9/17Las entrañas/Marcos Pacheco Morales-Padrón
10/17El presente/Marcos Pacheco Morales-Padrón
11/17Un mirador al río/Marcos Pacheco Morales-Padrón
12/17Un balcón en la dársena del Batán/Marcos Pacheco Morales-Padrón
13/17Obstáculos para la integración/Marcos Pacheco Morales-Padrón
14/17Desde el puente del Centenario/Marcos Pacheco Morales-Padrón
15/17El deterioro/Marcos Pacheco Morales-Padrón
16/17El abandono/Marcos Pacheco Morales-Padrón
17/17Desde el puerto industrial, con la ciudad al fondo