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Los hilos de la ternura

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La Unidad de Neonatología del Virgen Macarena incorpora a las incubadoras muñecos tejidos a mano para favorecer el desarrollo de los bebés.

Isaac Garcés, la doctora Salud Luna, Toni Cayero, el doctor Martín Navarro, junto a enfermeras y auxiliares de Neonatología, en el Macarena. / H. U. V. M.
Noelia Márquez

27 de abril 2017 - 02:32

Los grandes prematuros que requieren de cuidados en Neonatología cuentan con un nuevo aliado para salir adelante, un pequeño pulpo hecho con hilos de algodón y tejido por manos expertas, que simula, al tacto, al cordón umbilical; y al olfato, transmite un aroma maternal. "Hemos comprobado cómo los pequeños al encontrarse en la incubadora con el pulpo se tranquilizan. Las frecuencia cardiaca se normaliza y la respiración mejora", explica Isaac Garcés, supervisor de Enfermería en la Unidad de Neonatología del Hospital Macarena, centro donde han incorporado recientemente estos especiales muñecos en sus incubadoras.

El equipo de Neonatología ha implantado el proyecto piloto durante dos meses. "Al ponerlo en marcha hemos desarrollado los protocolos de seguridad necesarios para conseguir los resultados deseados, sin riesgos. Cada pulpo tiene que cumplir unos requisitos exquisitos en su elaboración", añade el responsable de los Cuidados en esta unidad. Esta iniciativa atesora un amplio desarrollo en países escandinavos y ha arrojado resultados muy positivos para los prematuros.

En el periodo intraútero el bebé suele agarrarse al cordón umbilical y al introducir el pulpo en la incubadora se recrea el entorno que conoce el niño prematuro. "Los tentáculos del pulpo simulan al cordón y les proporciona tranquilidad. Se sienten más seguros. Con los pulpos la meta es crear en la incubadora el entorno más parecido al ambiente intraútero", añade la doctora Salud Luna, responsable de Neonatología en el Hospital Macarena.

Un bebé prematuro se agarra a un pequeño pulpo.

El pequeño muñeco no sólo tranquiliza al niño, sino que además le beneficia en su neurodesarrollo. Tiene el olor de la madre, lo que aporta aún más tranquilidad al prematuro. "En el momento piel con piel la madre se coloca el pulpo, que queda impregnado de su olor. Favorece el desarrollo de los reflejos, ya que el niño se agarra a los tentáculos; y sensitivo, por el olor de su madre", añade la responsable.

Los pequeños pulpos son tejidos por voluntarias de una asociación de reciente creación en Sevilla, El Pulpo de la Vida, que ya cuenta con más de 200 miembros. Un grupo de voluntarias teje los pulpos y los entrega, sin ánimo de lucro, a los hospitales. De momento esta asociación colabora con el Hospital de Valme y con el Macarena, pero sus voluntarias esperan llegar a todos los niños a los que pueda beneficiar esta iniciativa.

Una tejedora experta, Toni Cayero, comenzó a crear los pulpos y ahora la acompañan seis voluntarias. "Ver en el hospital cómo esas criaturas tan indefensas, que luchan por sobrevivir, y comprobar cómo se agarran a los pulpos, que hacemos con tanto cariño, me hace sentir plena. Es una gran satisfacción", explica Toni Cayero, quien, con la ayuda de su hija Patricia, fundó la asociación El Pulpo de la Vida. "Cada pulpo se elabora de manera muy delicada, el hilo es de algodón 100%; se usan guantes esterilizados para su manejo; y los tentáculos tienen un máximo de 22 centímetros", describe.

El Pulpo de la Vida recluta a tejedoras voluntarias

La asociación El Pulpo de la Vida creada por Toni Cayero, natural de Extremadura y residente en Dos Hermanas, cuenta con 233 voluntarios y seis tejedoras. Las incubadoras del Macarena y del Valme ya cuentan con los primeros pulpos de hilo. Esta asociación, que no admite ayudas económicas, recluta a tejedoras voluntarias y a donantes de hilo para tejer los pulpos. "Nuestro proyecto es llegar a todos los niños, en Sevilla y en Andalucía, y Extremadura", explica Toni Cayero.

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