Hichem Aboud: "Sé que me querían vivo en Argelia"

El escritor argelino liberado en Lebrija relata desde Francia cómo fue su secuestro y dice que no tiene miedo

La Guardia Civil rescata al disidente argelino Hichem Aboud cuando iba a ser sacado de España por el río

Hichem Aboud, sobre una imagen del río Guadalquivir de fondo.
Hichem Aboud, sobre una imagen del río Guadalquivir de fondo. / D. S. / Antonio Pizarro
Antonio Navarro Amuedo

28 de octubre 2024 - 06:04

“No tengo miedo. Voy a continuar con mi trabajo”, asegura por teléfono desde Francia el periodista y opositor argelino Hichem Aboud. “Pero me siguen atacando, me han pirateado mi medio digital dos veces y me han advertido en redes que terminarán el trabajo y acabaré pagando”, revela el escritor argelino una semana después de su liberación, gracias a una operación rutinaria de la Guardia Civil, en el término municipal de Lebrija. Aboud, de 69 años y casi treinta de ellos denunciando desde su exilio francés los abusos del régimen militar que dirige su país, fue secuestrado por un grupo de desconocidos en el centro de Barcelona el pasado 17 de octubre.

El escritor disidente –comenzó trabajando en los servicios de seguridad de su país– no tiene dudas de que detrás lo ocurrido se encuentran las autoridades argelinas, que llevan años reclamando insistentemente a las francesas su extradición. “Yo no tengo enemigos. Si hay alguien que tenga la menor de las pistas de que no se trata del régimen argelino, que me lo diga”, afirma.

Todo comenzó en Barcelona, adonde el escritor se había desplazado desde la capital belga con la intención de reunirse con una serie de amigos y contactos. “Me encontraba esperando un taxi que me llevara al alojamiento que había reservado por Airbnb pero cuya dirección no acababa de encontrar cuando cuatro personas encapuchadas me metieron a la fuerza en un coche”, relata el activista. “Dentro del auto, escuché al líder del comando decir: ‘dirección Málaga”, prosigue. En ese momento comienza una odisea que le lleva primero a capital malacitana y después hasta la misma orilla del río Guadalquivir a su paso por el término de Lebrija.

“En el camino escuchamos el ruido de un helicóptero y supe que estábamos en un atasco formado por los controles de policía; las autoridades ya estaban buscándome”, explica Aboud. “Me cambiaron de coche para que, como ocurrió, las fuerzas de seguridad nos perdieran la pista”, prosigue el periodista y escritor argelino. “Uno de mis secuestradores me dijo que me iban a hacer solo dos o tres preguntas y que me soltarían. Una manipulación con la que querían hacerme creer que su plan no era llevarme a Argelia y tranquilizarme. Me quitaron la cita aislante de la boca y las manos, y creo que, llegando a Málaga, me pidieron que en el caso de que la Policía nos parara dijera que éramos amigos. Y que no pronunciara la palabra Argelia”, explica.

“Después me volvieron a atar las manos y cubrirme la boca, y tras kilómetros de carretera, salimos del coche y me sentaron en medio del campo, recuerdo el olor a hierba seca, para encontrarnos con el jefe, quien me dijo al oído que iban a subirme a un barco para trasladarme a Argel. Pero me explicó de que esa noche el mar estaba agitado y que nos iríamos en lancha. Sin embargo, no me olía a mar; estábamos cerca del Guadalquivir, como supe luego”, relata.

“Lo siguiente que recuerdo son ruidos y gente corriendo”, explica. “Cuando dos de las personas que formaban el comando, un senegalés, que llevaba mi pasaporte, por suerte porque perdí el teléfono y el ordenador, y un marroquí, me llevaban para meterme en la embarcación, escuchamos más ruidos, y poco después noté la luz de dos linternas. Y me puse a gritar”, detalla.

En un control habitual en una zona utilizada habitualmente por los narcos que aprovechan las aguas del Guadalquivir para hacer entrar el hachís norteafricano en el país, varios agentes de la Guardia Civil distinguen una lancha y varias personas y deciden intervenir. Al ser preguntado por uno de los miembros de la Benemérita, Aboud –con el torso desnudo, maniatado y lleno de barro– respondió que era “un periodista argelino y rehén”. “Les pedí que buscaran en Google mi nombre, y rápidamente encontraron el título de mi libro La mafia des généreaux (La mafia de los generales). Todo cambió a partir de ese momento”, asegura.

Después de ser trasladado al cuartel de la Guardia Civil de Lebrija, el disidente argelino fue trasladado a un centro médico donde recibió curas en las diversas heridas que presentaba y fue sometido a un examen completo. Posteriormente, a las dos de la madrugada del sábado 19, los agentes le tomaron declaración en el citado cuartel antes de regresar al centro sanitario. El sábado y domingo comparecería ante el juez de instrucción de la localidad sevillana. El periodista pasaría hasta el lunes por la mañana en el municipio del Bajo Guadalquivir antes de ser trasladado al aeropuerto internacional de Sevilla para volar ese mismo lunes a París, siempre según su relato. Al ser preguntado sobre si creyó que sus secuestradores acabarían con su vida, el autor no tiene dudas: “Sabía que me querían llevarme vivo a Argelia. Me quieren vivo”.

Por otra parte, en un momento de relaciones tensas entre España y Argelia, Aboud no cree que la intervención del instituto armado para liberarlo provocará algún tipo de reacción de parte de Argel. “Las autoridades de mi país harán como si no tienen nada que ver con lo ocurrido”, augura. Además, Aboud anuncia el envío hoy lunes de una carta al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para pedirle que denuncie lo ocurrido a las autoridades argelinas.

De vuelta en Francia, donde asegura que las autoridades de su país han intentado ya secuestrarlo e incluso acabar con su vida en el pasado –la Justicia gala tiene abierta una investigación por una tentativa de secuestro ocurrida en 2021–, el autor asegura haber vuelto a su actividad normal: denunciar las prácticas menos conocidas del régimen argelino en los medios de comunicación y en su canal de Youtube. ¿Miedo? “No. Me siguen de cerca desde Argelia, pero confío en los servicios de seguridad franceses y tomo mis precauciones”, sostiene.

“Dios me ha salvado en España y en Andalucía en particular, un lugar que he visitado en muchas ocasiones y donde tengo buenos amigos”, afirma el escritor. “Como sé que este artículo va a ser publicado en un medio de Sevilla, quiero enviar un abrazo caluroso a la Guardia Civil de Lebrija y darle las gracias infinitamente y de todo corazón, hombres valientes que me han salvado la vida: les estaré agradecido el resto de mi vida. Y a toda la población de Sevilla, donde tengo grandes amigos”, concluye emocionado el activista argelino.

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