La heroicidad de dar vida a un enfermo sin conocer su nombre
El testimonio de una sevillana que donó médula para salvar a un joven estadounidense
Reyes Dávila se encuentra en la lista anónima de personas que han donado médula para dar una oportunidad a enfermos en situación límite, sin llegar a conocer su nombre. En el verano de 2014 Reyes Dávila, sevillana de 46 años y madre de tres niñas, fue requerida por la Fundación Josep Carreras, que gestiona la red Redmo, para dar el paso: donar médula. "Me inscribí en el registro de donantes con 18 años. Soy donante de sangre y en una de las ocasiones que acudí al centro de Transfusiones para donar me interesé por la donación de médula; y me inscribí", recuerda.
Los años pasaron sin que la red Redmo contactara con Reyes Dávila. Las posibilidades de compatibilidad son tan escasas que la mayoría de los donantes inscritos en las redes internacionales nunca llegan a ser requeridos para someterse al proceso de donación. "Cuando me llamaron lo consulté con mi familia, yo estaba convencida, y me apoyó", recuerda. Entre las dos opciones para la donación (punción o aféresis), Reyes optó por la aféresis. "Durante los cinco días previos me inyecté un tratamiento vía subcutánea cuya función es estimular a las células madre para que afloren en el riego sanguíneo. Después la donación consiste en permanecer contectada a una máquina que recoge las células madre de la sangre. Fueron dos sesiones, sin riesgos ni efectos secundarios", recuerda. Del enfermo al que fueron destinados sus células madre Reyes Dávila sólo conoce que es un joven norteamericano. "Meses después pregunté a la Fundación Josep Carreras cómo se encontraba el joven y me explicaron que ya estaba en casa haciendo una vida normal. Esta noticia fue mi mejor regalo en las Navidades de 2014", expresa.
Las motivaciones que llevaron a la donación a esta mujer: "Es el amor al prójimo, el profundo deseo de ayudar a alguien. Es maravilloso saber que he salvado a una persona". La profunda fe católica y el deseo de ayudar a un enfermo sin otras opciones. "No me importaba ni su nombre ni su lugar de procedencia. Es una bendición poder ayudar a una persona".
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