La hazaña de Pastora Gamero en el Hospital de Osuna: Un año viviendo en la UCI
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Pastora Gamero y su familia pasaron más de 365 días en el Hospital de La Merced de Osuna donde vivieron la transición a las nuevas instalaciones de Cuidados Intensivos que el centro inauguró hace justo un año
El Hospital de Osuna pone en marcha su nueva UCI
A Juan Romero Gamero le salen estos nombres de carrerilla. Ester Toro, Miguel Ramírez, Puri Concepción Trigo, Marina, Esperanza Fernández, Pilar Gómez... "Y se me están olvidando muchos seguro", se disculpa. Son profesionales sanitarios del Hospital de La Merced de Osuna donde su madre pasó más de un año ingresada en la UCI. Más de 365 días en los que el personal del centro pasó, prácticamente, a formar parte de su familia. Lo matiza su padre. "Eran mi familia", apostilla Juan Romero Durán.
Su mujer Pastora Gamero, de 69 años, ingresó con neumonía bilateral por Covid el 5 de junio de 2021. Era una persona sin enfermedades previas, que nada hizo presagiar a la familia el duro camino que la vida les tenía preparado. Posteriores complicaciones alargaron su estancia. Tuvo múltiples afecciones más allá del coronavirus, con infecciones intrahospitalarias con gérmenes resistentes incluidas, hasta mayo del año siguiente, cuando salió de este hospital para ingresar en el Virgen del Rocío, donde fue intervenida de una fistula traqueoesofágica, que la familia asegura se desencadenó a raíz de una traqueotomía, necesaria tras un largo tiempo intubada. "En total hemos estado 13 meses viviendo en una UCI y pegados al teléfono porque cualquier cosa podía pasar", afirma su hijo Juan, quien indica que fue el pasado agosto cuando por fin pudieron regresar todos a casa.
A la familia se le llena la boca de agradecimientos. "Tenemos que dar las gracias a los enfermeros, al personal de limpieza, al de administración, a los de seguridad... A todo el hospital, tanto de Osuna, como del Virgen del Rocío", continúa. "Tanto por el trato como por la atención y apoyo que nos han dado", añade. Comparte sentimientos su padre y marido de Pastora. Se emociona al contarlo. "Son los mejores. No puedo decir nada malo de ellos, de cómo me trataron. Nunca habíamos estado tanto tiempo en un hospital y no puedo describir con palabras cómo es vivir esto que se nos presentó", dice con la voz quebrada.
Cuando Pastora ingresó, cuenta su marido, estaban empezando a "poder disfrutar de la jubilación". El hijo menor de este matrimonio sufrió un accidente previamente, que también les hizo pasar en la UCI unos seis meses. Pero una vez recuperado querían empezar a hacer viajes y vivir esta nueva etapa de su vida. "Estábamos muy contentos porque íbamos a empezar a viajar y a vivir después de tantos años trabajando, ella con la costura y yo de carpintero. Y se nos presentó esto y nos cambió todos nuestros planes", lamenta. Ahora , Pastora vuelve a estar débil, una neumonía reciente la ha hecho volver a pasar por el hospital. Ya está en casa, pero en cama recuperándose.
La de Pastora y su familia es una historia de superación, es un ejemplo de optimismo, de ganas de vivir y éxito de la medicina intensivista. Pero la hazaña de esta vecina de Fuentes de Andalucía no se queda aquí. Pastora formará siempre parte de la historia del Hospital de La Merced de Osuna, no sólo por su larga estancia, que también, sino porque durante su ingreso la UCI del centro vivió una transformación total. Ella fue la primera paciente que ingresó en la nueva Unidad de Cuidados Intensivos que el hospital inauguró hace ahora justo un año, el 21 de marzo de 2022. También la última en abandonar las antiguas instalaciones.
"Para nosotros fue un cambio bastante positivo", indica Juan. "A nivel de materiales, de espacios, de calidad...", apostilla. Para Juan, "el cambio a mejor", va más allá de lo material. "El cambio a una UCI nueva hizo que, incluso, nos trataran con más humanidad y cariño. Nos alargaron las visitas y dejaron que mi padre se quedara con mi madre parte de la mañana. Nos permitieron llevarle una radio o una tablet para que se distrajera. Todo eso hizo que la difícil situación por la que estábamos pasando fuera un poco más amena para todos, para mi madre y también toda la familia. Un año viviendo en una UCI son muchos meses, muchos días y muchas horas y ocurren muchas cosas", recuerda emocionado.
"Es una experiencia muy dura porque te cambia la vida. Son días de angustia, en las que, no en pocas ocasiones, se reúnen contigo para explicarte las posibilidades de las peores noticias. Que se nos fuera. Son muchos momentos tristes y muy duros, pero con optimismo, paciencia, resiliencia y tranquilidad, íbamos superando una cosa detrás de otra y aquí la tenemos con nosotros", recalca en un derroche de optimismo.
El cambio a la nueva UCI
En el Hospital de La Merced de Osuna, todos conocen a Pastora y su familia. Su marido cuenta cómo formó, incluso, parte de la inauguración de las instalaciones hace un año junto al personal y las autoridades políticas que acudieron al centro, con el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, a la cabeza. De eso hace ahora justo un año, el 21 de marzo de 2022. "El doctor José Miguel Molina (jefe de la UCI) les contó nuestra historia y se hizo una foto conmigo delante de todo el mundo. Nos pusimos a llorar", cuenta el marido de la paciente.
Desde aquel día en el que Pastora se convirtió en la primera paciente de la nueva UCI, son más de 300 los pacientes que se han atendido en estas nuevas instalaciones. En concreto, 304. En este primer aniversario, el jefe de Servicio de la Unidad de Cuidados Intensivos, José Miguel Molina Cantero, explica que "la llegada del Covid puso de manifiesto las carencias que tenía la unidad".
La antigua UCI del Hospital de Osuna respondía a la imagen de hospital antigua que cualquiera puede tener en la cabeza. Una gran sala abierta y corrida, con camas separadas por cortinas. No había monitorización a distancia y los equipamientos se habían quedado obsoletos. "Teníamos unos sistemas que se habían quedado obsoletos respecto a la gravedad de los pacientes que estábamos atendiendo", recalca el doctor.
La ampliación, modernización y dotación de equipamiento de última generación de esta nueva UCI tuvo una inversión de más de 6 millones de euros. "La construcción de la nueva UCI del hospital vino dada por la necesidad de adaptación de las instalaciones y procedimientos al incremento de la complejidad de los pacientes críticos, y los estándares más altos de la humanización de los cuidados", explica el intensivista, que recalca que, con el cambio, las instalaciones han pasado a ser "de las más modernas del país".
Más de 300 pacientes en un año
La unidad pasó de ocho a 16 boxes. También se incrementó la plantilla, que permiten una atención multidisciplinar, personalizada y precoz que redunda en un aumento de la seguridad del paciente grave. Actualmente la unidad está compuesta por siete médicos intensivistas, 43 enfermeros, 21 TCAE y 10 celadores, además de los técnicos de Rayo y fisioterapeutas. "Esto es un logro importante", destaca. "También el disponer de camas motorizadas y equipamiento multifuncional de movilización precoz, lo que hace que se disminuyan las complicaciones derivadas de la inmovilización de los pacientes", explica Molina Cantero.
La transición de la UCI antigua a las nuevas instalaciones no fueron fáciles, en un momento en en el que Covid seguía ingresando a muchos pacientes. "Acoplamos una zona de aislamiento en Urgencias. Después nos trasladamos a la unidad de Cirugía Mayor Ambulatoria, que tuvo que ser reformada para poder acoger sistemas de ventilación mecánica, donde pasamos nueve meses", explica. Por todas ellas pasó Pastora. "Fue una época dura porque estábamos fuera de nuestro entorno. Nos temíamos complicaciones, pero todo salió bien gracias al gran esfuerzo del personal de la Unidad", añade.
Tal y como explica la supervisora de Enfermería de la UCI, Ester Toro, y una de tantos ángeles de la guarda para Pastora y su familia y de tantas más, "pasar a las nuevas instalaciones ha sido como rozar el paraíso. "Estábamos acostumbrados a trabajar en una UCI muy antigua. Pasar a las nuevas instalaciones nos ha cambiado la forma de trabajar con espacios más diáfanos, con circuitos diferenciados por criterios epidemiológicos, boxes independientes y acristalados que nos permiten ver a los pacientes, con un equipamiento muy moderno y todo tipo de monitorización a gran nivel", apostilla. Todo ello ha requerido una formación específica del personal.
Para la enfermera, las nuevas instalaciones han permitido, además de un salto de calidad en los recursos, también en calidad humana de los cuidados, humanizando aún más la atención a pacientes críticos. Algo en lo que, destaca Ester Toro, "el personal juega un papel muy importante.
"Los nuevos equipamientos y espacios nos permiten cuidar de forma integral al paciente crítico, preservando su intimidad y atendiendo sus necesidades básicas. De eso no hay duda, y es lo más importante siempre, el paciente, pero los profesionales de la UCI, que siempre trabajan adaptándose a todo para que todo salga lo mejor posible, el tener estas nuevas instalaciones nos ha supuesto un premio a todo ese esfuerzo. Hemos demostrado que con el apoyo de los profesionales todo es posible", concluye.
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