"La guerra en Ucrania ha frenado en seco el turismo asiático"
Manuel Cornax | Presidente de la Asociación de Hoteles de Sevilla y Provincia
En los próximos cuatro años, volverá a liderar la entidad que representa a los hoteleros; le tocó vivir el peor momento de la historia del sector y ahora se enfrenta a los retos de la recuperación turística
Dice Manuel Cornax, presidente de la Asociación de Hoteles de Sevilla y Provincia (AHSP), que para dedicarse al turismo hay que tener "vocación de servicio por los demás". Lo afirma alguien que desde bien joven lo tuvo claro y hoy lo certifica; tablas le sobran. Tras su formación, comenzó como recepcionista en Torremolinos. A lo largo de su carrera trabajó en distintos países de Europa y como director de hotel en destinos como Córdoba, Almería, Palencia o Madrid (de donde es natural). En 1986 llegó a Sevilla, donde montó su propia cadena hotelera. Desde entones ha visto a la ciudad crecer, desarrollarse.
Presidente de la Comisión de Turismo de la CES y Cámara, también es profesor del Máster en Gestión Hotelera de la Universidad de Sevilla. Tras los años más duros de la pandemia, donde ha visto a su sector duramente castigado, hoy, y con los datos positivos de ocupación durante la Semana Santa en la mano, mira al futuro con optimismo, pero con recelo; aún quedan muchas cuentas pendientes por saldar. Recuperar el turismo de larga distancia, en especial, el asiático y el norteamericano; hacer frente a la dura inflación en pleno endeudamiento de las empresas hoteleras o combatir los efectos de la guerra en Ucrania, que frena los viajes internacionales, son las principales cuestiones que le preocupan y por las que está dispuesto a dar soluciones.
–Recientemente, ha sido reelegido presidente de la AHSP. ¿Cómo encara esta "nueva normalidad" en el sector?
–Hace cuatro años se me eligió y, terminando el mandato, la situación se complicó con la pandemia y me pidieron que continuara un año más. Mi idea era dejar paso a otra persona a partir de este año. Me convencieron para que continuará cuatro años más y aquí estoy.
–Tras la situación catastrófica vivida en los dos últimos años, ¿qué han aprendido los hoteleros de ello y cómo están renaciendo?
–En los muchísimos años que llevo en el sector he visto situaciones muy difíciles (el 11-S, la guerra del Golfo...), pero jamás algo de las características de esto que acabamos de pasar. No estaba en el imaginario de nadie. Hubo un cierre generalizado en el sector entre el 15 de marzo y el 25 de junio, excepto cinco hoteles que se prestaron a dar asistencia a todos los que se tenían que desplazar por motivos profesionales. Hubo que negociar ertes, créditos ICO... una experiencia que lleva a tomar este segundo mandato como un mandato de recuperación. Porque, a pesar de los datos positivos de la Semana Santa y a que todo apunta a que poco a poco se irá saliendo, ha habido una crisis muy profunda y el nivel de endeudamiento de los hoteles ahora mismo es muy alto. Hay que recuperar terreno y que Sevilla vuelva a estar en el imaginario de todas las personas que quieren coger unas vacaciones. Hay que reposicionar porque todos los destinos que compiten con Sevilla están haciéndolo, buscando clientes. Volver a donde estábamos.
–¿Cómo influye la guerra en Ucrania en el turismo de Sevilla?
–No hay que olvidar que hay una inflación muy alta. La guerra en Ucrania ha frenado en seco toda la clientela que recibíamos en invierno de países que empezaban a ser muy potentes como Japón, China o comenzaba a serlo Corea. Ese tráfico se ha cortado de raíz. No era raro ver, antes de la pandemia, a parejas de recién casados de esos países. También el tráfico procedente de Estados Unidos se ha visto afectado, ya que el norteamericano tiende a no viajar cuando hay conflictos internacionales. A mí lo que me preocupa mucho es la inflación. Supone un aumento de costo muy importante. Después de los gastos de personal, en un hotel el más importante siempre es el energético. Estamos intentando contener los precios para fomentar la recuperación.
–A pesar de la crisis, están proliferando nuevo hoteles en la ciudad ¿Cuál es la situación del sector hotelero en la actualidad?
–No nos consta que haya cerrado ningún hotel en Sevilla. Todos han ido abriendo con más o menos esfuerzos. Lo que sí han prosperado son los hoteles de lujo. La ciudad llegará a albergar en los próximos meses un total de nueve. Lo que coloca a Sevilla con una oferta del más alto nivel. Hoteles de diseño que son un orgullo para la ciudad. También se ha construido alguno con mayor capacidad para clientela de menor poder adquisitivo, pero igualmente importante. La planta hotelera va a aumentar no tanto en el número de camas, porque la mayoría no tienen una gran capacidad de alojamiento, pero sí en calidad.
–Se busca entonces el perfil del cliente “premium”, de alto poder adquisitivo, que pernocta más noches.
–Sevilla tiene como todas las ciudades destino una capacidad limitada. Hay que plantearse el aumentar el ingreso promedio y la estancia promedia. Ya no es tan importante que vengan más personas sino que las que se queden lo hagan más tiempo. Una persona que viene tres días saldrá del entorno del centro y visitará Itálica, que va camino de convertirse en Patrimonio de la Humanidad, o Carmona. Se trata de que la estancia se aumente y la posibilidad de gasto sea mayor. Si vas y vienes en el día, probablemente, no comas, no cenes, no compres en tiendas locales... Hemos aumentado el tiempo de estancia de 1,5 noches a por encima de 2. Antes se venía un día y se visitaba el eje Archivo de Indias-Catedral-Alcázar. Pero si se alojan más noches, probablemente, vayan a San Luis de los Franceses, a la antigua Expo, a las Atarazanas cuando estén listas, a Triana... y el beneficio del turismo en cuanto a gasto se expanda por la ciudad y además no se concentre en un sitio.
–¿Se han convertido estos hoteles de lujo en un recurso turístico más donde el cliente no sólo viene a conocer la ciudad sino también la experiencia de alojarse?
–Cada vez se viaja más por la experiencia de la ciudad, por estar en un destino que te da lo que tú buscas. En el caso de los hoteles de alto standing en Sevilla, estamos dando en muchos casos hoteles destino, donde te alojas porque quieres disfrutar de esos hoteles, de su entorno, andar por la ciudad, ir a un restaurante de cocina tradicional, tomar tapas o simplemente interactuar con la gente. Domino varios idiomas y para mí es un placer pararme a hablar con los turistas. El ser buenos anfitriones y amables con los turistas es la mejor forma de que cuando vuelvan a sus países recomienden el destino e, incluso, repitan.
–Este tipo de turismo de lujo, ¿enriquece o encarece la ciudad? Se habla de despoblación del centro, de subida de precios de alquileres, del cierre de comercios tradicionales, de falta de matriculaciones en centros educativos de la zona donde se construyen hoteles y apartamentos turísticos.
–Son dos cosas distintas hoteles y apartamentos, que no son invasivos en la ciudadanía, y viviendas de uso turístico, que es otra historia dentro del equipamiento residencial de la ciudad. Si tienes un edificio con turistas, esos turistas consumirán por la ciudad pero no van a perjudicar a la subida de alquileres, ni de precios en los comercios tradicionales de alrededor. No va a provocar que desaparezca una tienda tradicional y en su lugar venga una franquicia internacional. Son dos tipos de clientela distintos y, en concreto, a los que yo represento, apartamentos y hoteles, no encarecen el alquiler de una zona ni contribuyen en el despoblamiento de los centro históricos. Al revés, queremos ciudades vivas, que no sean parques temáticos.
–A nivel económico, ¿cuánto mueve el sector hotelero en la ciudad?
–Es un sector complejísimo y transversal. Antes de la pandemia, estuve insistiendo a las autoridades en que había que hacer un estudio de impacto económico que es un estudio complejo y que lleva tiempo. Habría que analizar el impacto directo, el indirecto y el inducido. Los hoteles, agencias de viajes y restaurantes son el directo. El indirecto, los coches de caballo, el taxi, las tiendas de souvenirs, etc., y el inducido, que es muy importante, son aquellos distribuidores de bebidas, comidas... Por otra parte, ya no hay nadie en erte y se han recuperado las plantillas para una temporada alta normal.
–Sin duda, el turismo rural ha sido el gran beneficiado de la pandemia, con una ocupación del 100% en Semana Santa.
–La población ha descubierto el turismo rural con la pandemia. Como no podías ir a las ciudades por riesgo de contagio, han ido buscando espacios rurales-naturales, sobre todo las familias. Sevilla tiene mucho potencial desde Sierra Morena hasta las localidades monumentales del interior. Hay unos 300 bienes de interés cultural en la provincia y no hay que olvidar que el espacio más grande visitable de Doñana está en Sevilla, donde hay infinidad de sitios para disfrutar del turismo ornitológico, que cada vez es más demandado.
–Tras la pandemia, ¿cuál es el cliente más fiel?
–Aproximadamente, la mitad del turismo que llega a Sevilla es nacional y de ésta, la mayoría viene de la propia Andalucía. Después de Madrid. Si hablamos del turista internacional, nuestro primer cliente es el francés, que incluso nos ha visitado en los peores tiempos de la pandemia y nos ha dado el sustento. Ahora, sigue siendo muy fiel. El siguiente cliente siempre ha sido Estados Unidos, que en estos momentos ha dejado de visitarnos con motivo del conflicto. En tercer lugar, Italia. El turista italiano es fundamental; de hecho, en las próximas promociones con Turismo de la Diputación nos vamos a volcar con Italia por su afinidad, porque somos destinos que nos acoplamos muy bien y porque viajan en verano y tenemos mucho margen de crecimiento ahí. Si nos vamos a larga distancia, tenemos que volver a recuperar al cliente chino, japonés y coreano, que al igual que Estados Unidos han dejado de viajar con motivo de la guerra.
–En cuanto a los viajes internacionales de larga distancia, ¿como podría Sevilla posicionar de una manera más eficiente?
–El gran tótem del turismo en Sevilla son las conexiones transoceánicas directas con Estados Unidos. Se lleva peleando mucho por conseguir una conexión directa con Nueva York pero yo en los últimos años pienso que deberíamos fijarnos en otros destinos como Miami. El americano del norte tiende a viajar a Europa a través de aeropuertos ingleses o similares porque hay más vuelos y mayores conexiones. Así que pienso que en Miami se puede hacer mucho. Primero, porque después del inglés, el idioma que más se domina con diferencia es el castellano. Es muy importante el idioma cuando uno viaja, la afinidad cultural, hay que pensar que hay muchísimos latinoamericanos y cubanos que también tenían antepasados que eran españoles. Esa afinidad es un punto muy positivo para establecer una conexión aérea directa.
–La polémica conexión del Aeropuerto de San Pablo con la ciudad, y el centro más concretamente, sigue siendo una cuenta pendiente y una piedra en el camino para los viajeros.
–Sevilla es la única ciudad que conozco de su tamaño que no tiene conexión directa desde su aeropuerto a la ciudad a través de un transporte ligero, metro o cualquier otro que vaya a través de railes. Tenerlo no es una opción es una necesidad. Dependemos de autobuses, que siempre son menos cómodos para desplazarse con maletas, y del taxi que tiene un coste más alto.
–Como profesor de la Universidad, ¿qué claves aporta a sus alumnos para ser un buen hotelero?
–Para esta profesión hay que tener actitud. Tienes que ser una persona muy abierta. Somos personas trabajando para personas. No es lo mismo que personas haciendo tornillos. Para ello tienes que tener una empatía. Son profesiones que exigen una dedicación muy grande. Son empresas que no cierran ni de noche ni de día. Tienes que tener vocación de atender y un componente no sólo técnico de gestión de empresa sino también de gestión de personas.
–Si tuviera que recomendar a un amigo un circuito por Sevilla, ¿cuál sería?
–Como persona viajera, me gusta ver los monumentos pero cada vez doy más importancia al carisma de la ciudad, al ambiente. Sevilla es una ciudad muy visitada, sobre todo por el europeo que, de hecho, vuelven hasta tres y cuatro veces. Los monumentos ya los han visto y muchas veces regresan para estar en Sevilla, vuelven a pasearse por el río, a comer nuestra gastronomía, a estar simplemente en la ciudad. A mí me pasa, por ejemplo, con Roma y Lisboa. Me encantan y siempre regreso porque me gustan sus ambientes, sus restaurantes, sus gentes.
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