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El grito de los 'sin techo'

Personas sin hogar, apoyadas por la plataforma La Carpa, critican el trato y la atención recibida en los servicios municipales La entidad social calcula que unas 800 personas duermen al raso

Manuel Pérez y Carmen Fernández viven desde hace más de 70 días en una tienda de campaña que han instalado en Torneo.
Cristina Díaz

29 de noviembre 2015 - 05:03

"No soy ningún delincuente. Vivo en la calle porque las deudas me estrangularon". Fidel Antolín aguanta las lágrimas cuando recuerda cómo le echaron de su trabajo de vigilante de seguridad y la posterior muerte de su madre, el pasado 1 de septiembre. Días después, comenzó a dormir en una tienda de campaña en Torneo junto a otras 15 personas en un asentamiento que han bautizado como Campamento Dignidad. Aquí lleva 74 días.

Ésta no es la primera vez que este hombre de origen asturiano vive en la calle. Hace 16 años durmió varios días junto a su madre entre cartones junto al centro de salud de Marqués de Paradas. Acababa de llegar de Barcelona y no tenían dinero, según relata. A sus 49 años, la vida en la calle ha hecho mella en su rostro, cansado y envejecido. "No quiero que esto sea permanente".

Cerca de 195.000 personas viven en Sevilla en riesgo de pobreza, lo que equivale al 27,8% de la población. Este dato sitúa a Sevilla en la décima posición del ranking de capitales de provincia españolas con la tasa de riesgo de pobreza más alta, según el informe El riesgo de la pobreza en España pueblo a pueblo elaborado por la empresa de consultoría estratégica AIS Group.

No hay ningún estudio ni censo oficial sobre el número de personas en situación de extrema pobreza que duermen al raso, colectivo al que la sociedad recuerda hoy con la celebración del Día de las Personas Sin Hogar. La plataforma social La Carpa calcula la existencia de entre 800 y 1.000 sin techos en Sevilla, de los cuales menos de 200 pasan la noche en algún recurso municipal. Son invisibles pese a estar a la vista de todos.

"No se entiende cómo es posible que haya personas deambulando por las calles con el presupuesto millonario con el que cuentan los recursos públicos", apunta Lola Crespo, miembro de La Carpa. Su compañero, el doctor Alfonso Romera, añade: "Despilfarran el dinero. No son transparentes. El ciudadano no sabe a qué dedica el Ayuntamiento el dinero presupuestado".

Bajo el amparo de las entidades sociales, algunos sin techo comienzana alzar la voz en protesta por la atención de los recursos municipales . "Pasé una semana en el Centro de Baja Exigencia y no se lo deseo a nadie. La atención es pésima, cambian los requisitos para entrar constantemente y la comida que dan no se la merecen ni los perros. Te tratan como un delincuente", apunta Fidel Antolín, que perdió su trabajo a causa de la crisis. "Un día pedí una hoja de reclamación y me la negaron".

Desde la plataforma La Carpa denuncian la falta de control sobre el Grupo 5, empresa encargada de la gestión del albergue municipal, por parte del Ayuntamiento. "He sido testigo de un trato agresivo. Lo que ocurre en la puerta del albergue es indigno. He visto cómo han dejado a personas convalecientes fuera por la noche", asegura Alfonso Romera, miembro de La Carpa y médico del Hospital Virgen del Rocío. El colectivo critica que el servicio que ofrecen los recursos municipales está "más cerca de la vigilancia que de la atención a las personas sin hogar".

Con motivo de la campaña de invierno, el Ayuntamiento de Sevilla ha recuperado las 19 plazas del centro de acogida del Paseo Juan Carlos I, además de incrementar las plazas habilitadas en el Centro Miguel de Mañara y en el albergue municipal de Perafán de Ribera con 40 hamacas. También ha impulsado nuevas plazas en el Centro de Encuentro y Acogida Antaris, con lo que se logran 314 plazas para personas sin hogar, 49 más de las habilitadas en la campaña de invierno del pasado año, según informan desde el Gobierno local, liderado desde mayo por el PSOE. Este medio ha intentado acompañar al Equipo de Trabajo de Calle de la Unidad de Intervención Social en Emergencias Sociales y Exclusión Social (Umies) con motivo del comienzo de la campaña de frío pero, a diferencia del año pasado, el Ayuntamiento se ha negado.

Cuando le preguntan por qué la expulsaron del albergue municipal, Carmen Fernández admite su culpa. "Mi pareja y yo nos peleamos", repite varias veces. De manera confusa explica una discusión sobre una lavadora, pero no consigue dejar claro el motivo. Carmen, de 46 años, sufre una minusvalía del 65%. "Al nacer sufrí una lesión en el cerebro", explica vocalizando mucho. Según relata, su madre la echó de casa hace más de 20 años. "Me tenía cohibida. No entendía que yo quería ser libre". Mientras habla de sus dos hijas, a las que no ve desde hace varios años, su pareja, Manuel, que graba ilusionado la entrevista con una cámara de vídeo, avisa: "Se va a poner a llorar". La mayor, Esperanza María, tiene 18 años, y la pequeña 8. "A la pequeña me la quitaron y la dieron en adopción sin mi consentimiento", asegura cabizbaja Carmen.

La vida de Manuel Pérez tampoco ha sido fácil. Asegura que sufre retraso mental y que fue víctima de abusos sexuales por parte de su madre cuando era pequeño. A los 15 años ya vivía en la calle. Carmen y él se conocieron en el Parque de Los Perdigones cuando, según relatan, a ella la intentaron violar y Manuel la defendió. Ahora duermen en una tienda azul y naranja que llaman La Blancanieves.

Desde la plataforma La Carpa alertan de que los recursos municipales no tienen capacidad para asumir la demanda existente. Por ello, proponen la instalación de una carpa autogestionada por profesionales voluntarios y por los propios sin techo donde se atiendan las necesidades urgentes de este colectivos. Alfonso Romera, uno de los impulsores de la iniciativa, compara el proyecto con "una sala de espera de una estación de tren", un cobijo para las personas sin hogar a la espera de ser atendidos por los servicios sociales. "La carpa no tiene una vocación de permanencia, quiere ser un proyecto efímero", explica Romera. La Carpa contará con unos módulos de pernoctación, una perrera, taquillas para guardar las pertenencias y aseos, entre otros aspectos. Además, se le ofrecerá una atención sanitaria.

Después de varios meses pidiendo al Ayuntamiento un espacio para instalar la carpa, éste le ha propuesto un solar en la zona de San Lázaro pero a cambio de unas condiciones que La Carpa estudiará en asamblea. "Nosotros no pedimos dinero, sólo un espacio y el apoyo del Ayuntamiento para mediar con los vecinos", apunta Felipe García, otro miembro de La Carpa. Desde la plataforma hablan de un proyecto por, para y de las personas sin techo.

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