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Sevilla, preparada para la Carrera Nocturna

Las grandes obras municipales se saltan el convenio de la construcción

Seguridad laboral Trabajo a pleno sol con temperaturas superiores a cuarenta grados

Los obreros trabajan por la tarde en el Metropol Parasol de la Encarnación, en la ampliación del tranvía hasta San Bernardo y en la construcción del túnel bajo la Palmera, pese a que la legislación lo prohíbe

Las grandes obras municipales se saltan el convenio de la construcción
Fernando Pérez Ávila

15 de agosto 2010 - 05:03

Como ya ocurriera el año pasado, el Ayuntamiento de Sevilla incumple la legislación laboral en buena parte de sus obras, donde se obliga a los trabajadores a trabajar por la tarde. El convenio que regula el sector de la construcción prohíbe expresamente que se trabaje en los tajos más allá de las dos y media de la tarde, ante el riesgo para la salud que supone estar expuesto durante horas a las altas temperaturas. Este documento marca una jornada laboral de siete horas que comienza a las siete y media de la mañana y termina a las dos y media de la tarde durante los meses de julio y agosto. Sin embargo, cada tarde de este mes de agosto pueden verse trabajadores en las obras de los grandes proyectos impulsados por el Ayuntamiento de Sevilla.

La obra del Metropol Parasol en la Encarnación, la ampliación del tranvía desde el Prado hasta San Bernardo y la construcción del túnel subterráneo bajo la avenida de la Palmera son buenos ejemplos de estas irregularidades. En todas estas obras hay trabajadores a pleno sol, tal como muestran las fotografías que ilustran esta información. La urgencia por acabar la obra dentro de los plazos programados lleva a las empresas constructoras a obligar a los trabajadores a trabajar fuera del horario establecido.

El pasado miércoles, mientras el termómetro de la glorieta del Cid marcaba 45 grados, un grupo de obreros bajaba al tajo en la avenida de la Palmera. "Es inhumano, insoportable. Si usted tiene calor aquí, un momento al sol, imagine lo que hace ahí abajo", explicaba un trabajador. "¿Qué como hacemos para soportarlo? Pues con mucha agua. Yo me he bebido cuatro litros en tres horas. No hay otra manera", apuntaba otro de los obreros.

En la ampliación del tranvía ocurre lo mismo. El martes, un día antes de la visita de este periódico, dos obreros vomitaron tras sufrir mareos por las altas temperaturas. "Algún día ocurrirá una desgracia. Y entonces vendrán los sindicatos, y esto se prohibirá", comenta uno de los empleados. Ninguno quiere identificarse por temor a represalias. Incluso uno de los dos trabajadores afectados por el golpe de calor el día anterior pide que su rostro sea difuminado en la fotografía.

Los obreros coinciden en que la premura les obliga a trabajar por la tarde. "Esta parte tenemos que tenerla terminada en 20 días. No podemos tardar más porque el Ayuntamiento se le echaría encima a la empresa". Se refieren al tramo de la ampliación del Metrocentro que discurre por la avenida de Carlos V, a la altura de Diego de Riaño, justo en la esquina que lleva los raíles del tranvía hasta las cocheras. "Tussam necesita que esta zona esté libre cuanto antes para sacar los trenes", apunta otro obrero. Eso explica la cantidad de trabajadores que siguen en el tajo pasadas las seis de la tarde. "¿Que si sé que es ilegal? Sí, claro, en teoría. Si yo le digo a mi jefe que tengo que trabajar de siete y media a dos y media y por la tarde me niego a trabajar, mi jefe me dirá que no venga más. Y detrás de mí hay cinco millones de personas en el paro que están dispuestas a trabajar por la tarde. Necesito el dinero. No está la cosa para que se lo lleve otro".

Más adelante, hacia la estación de San Bernardo, la actividad es menor. Quienes trabajan lo hacen en las máquinas y sólo dos obreros a pie van señalando la zona en la que las excavadoras tienen que abrir una zanja. "La botella de agua de litro y medio me dura desde el Prado hasta la mitad de Carlos V. Empapo la gorra con agua y durante dos minutos tengo una sensación de frescor".

En la Encarnación también trabajan los obreros a una velocidad frenética, fruto de la premura para acabar el Metropol Parasol antes del 31 de diciembre de este año, según el plazo prometido por el alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín. Para los obreros este tajo es aún más complicado, puesto que encima de las futuras setas no hay un solo metro de sombra.

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