Los dos sevillanos que fueron grandes emperadores de todo el Imperio Romano
Trajano y Adriano han sido los dos emperadores sevillanos más importantes del Imperio Romano
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La historia del Imperio Romano es muy rica ya que era un terreno muy amplio con multitud de ciudades en su interior, pero Sevilla tenía en su haber a dos grandes habitantes que llegarían a lo más alto de Roma, ya que ambos fueron emperadores del Imperio Romano y expandieron más aún sus lindes por el resto de Europa. Estos dos hombres fueron Trajano y Adriano, dos sevillanos ilustres que con sus dotes de liderazgo y su buen hacer en el campo de batalla consiguieron gobernar en la capital del Imperio.
Hispania estaba formada por diferentes zonas, una de ella era la Bética y en ella había muchas ciudades que la engloban, una de ellas era Itálica, actualmente Santiponce, localidad sevillana, y allí fue donde nació Marco Ulpio Trajano, uno de los emperadores más destacados del Imperio Romano. Su liderazgo militar le llevó a progresar dentro del ejército y consagró su lealtad al emperador Nerva que le asignó ser su sucesor al no tener éste ningún pariente cercano al dejar su puesto.
Durante su mandato fue muy popular y querido por el pueblo romano y destacó positivamente por las obras públicas que hizo: el famoso Foro de Trajano en Roma, el acueducto de Segovia y el espectacular puente de Alcántara, además de renovar la Vía de la Plata, entre otras obras. Además con sus conquistas bélicas consiguió expandir el Imperio Romano ya que anexionó enormes territorios de Asiria, Mesopotamia y Armenia.
El sucesor de Trajano fue otro de los sevillanos ilustres de esta época, el gobernador Adriano. Nació también en Itálica, Santiponce y su misión fue seguir los pasos de su paisano. A pesar de ser un gran estratega en el campo de batalla, la misión de Adriano fue asegurar las fronteras de los territorios conquistados previamente y centrarse en engrandecer las ciudades del Imperio dotándolas de recursos económicos para que pudiera desarrollar su arquitectura.
Era un gran amante de la cultura griega y por eso quiso dejar su impronta en la mayor parte del territorio. En Britania se construyó el famoso Muro de Adriano, que logró separar a los civilizados ciudadanos de Inglaterra de los muy aguerridos que habitaban la región de Caledonia (Escocia).
Otro de los grandes emperadores que tuvo Roma fue Teodosio, éste también procedía e Hispania pero no de la parte más sur, sino que procedía de lo que hoy sería Coca en Segovia. Con él empieza el lento declive del Imperio Romano tal y como se conocía hasta entonces. Fue el que instauró el cristianismo como religión oficial del imperio, algo hasta ese momento impensable, éste es uno de los hitos por los que ha sido recordado, además de la Batalla de Adrianópolis en el año 378 d.C.
Consiguió librarse de todos los desafíos que tenía en el frente de batalla y mantener el Imperio Romano unido, no obstante, antes de su muerte dividió el Imperio Romano ya que lo legó a sus dos hijos. Su hijo Honorio se quedó Occidente y Arcadio, nacido en Hispania, gobernó en Oriente. Aquella nueva y definitiva escisión del Imperio fue el preludio de las invasiones de los pueblos bárbaros.
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