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"Los grandes cirujanos hacen mínimas incisiones"

francisco márquez. coordinador de ginecología oncológica en el hospital Macarena

Ginecólogo veterano en el tratamiento de los cánceres femeninos, el doctor Márquez explica las claves del éxito en su especialidad

El doctor Francisco Márquez, en el Hospital Macarena. / Belén Vargas
Noelia Márquez

17 de diciembre 2017 - 02:33

-¿Qué es necesario para estar en la vanguardia de su especialidad?

-Estar en la vanguardia en los tratamientos de la enfermedad oncológica de la mujer obliga a tener un nivel alto de cirugía. Es la parcela que más he desarrollado: adquirir habilidades quirúrgicas más avanzadas que la media.

-Otros ginecólogos se especializan en reproducción, o en perinatología. ¿Por qué eligió el tratamiento de la enfermedad?

-La paciente oncológica es especial. La oncología es un reto. Hay que hacer un traje a la medida de cada paciente, teniendo en cuenta muchos factores: el momento en el que se diagnostica, las circunstancias humanas; características psicológicas y sociales. Su familia y posibilidades. Una amalgama para diseñar un tratamiento que, a veces, es ninguno. A veces es apoyo humano.

-¿Cuál es la meta?

-Ofrecer todos los tratamientos posibles a las pacientes. En el cáncer ginecológico hay que destacar que los tratamientos son multidisciplinares. Necesitan la participación de múltiples especialistas.

-¿Retiene casos en su memoria?

-Infinidad. Se recuerda más el caso que no ha ido bien; y afecta en el ánimo, aunque hay que asumirlo. Si te dedicas a torear, el toro te puede coger. El torero lo asume. Lo mismo ocurre en la cirugía y en estas enfermedades. A veces surge el doloroso trance de la incomprensión que siente el profesional, tanto de la paciente como de sus familiares, cuando no va bien. Humanamente entiendo que hay una búsqueda de culpables, más allá de la enfermedad. Muchas veces los profesionales lo soportamos.

-La necesaria empatía.

-No me olvido jamás de la empatía. Ante una propuesta de tratamiento, si hay varias opciones, me preguntan: "¿Qué haría usted si se tratara de su hija o de su mujer?". Mi respuesta siempre es: "Lo mismo que le estoy proponiendo a usted". Considero inmoral que no se trate de igual forma a una paciente que a otra. Es decir, el mismo tratamiento que daría a mi madre, a mi mujer o a mi hija, se lo ofrezco a cada paciente. Atiendo profesionalmente cada caso como si fuera de mi familia.

-Le asegura el éxito como médico humanitario.

-Hay cinco "con" que intento practicar: actuar con conciencia, con ciencia, con confianza, con compasión y con compañerismo.

-¿Cuántas pacientes ha visto?

-Llevo 20 años dedicado a la ginecología oncológica. He podido ver más de cien tumores cada año en el Macarena, a los que hay que sumar los casos de mi actividad privada. Formo parte del equipo Insego (Instituto Sevillano de Ginecología y Obstetricia) y colaboro con otros grupos.

-La cirugía de mínima invasión o laparoscopia comenzó a desarrollarse en su campo. ¿Cómo han cambiado los resultados?

-Cuando hice la residencia, a finales de los 80, la norma era la cirugía abierta. Sólo se hacía laparoscopia para ligaduras de trompa o diagnósticos. La cirugía mínimamente invasiva ha ido comiendo terreno a la cirugía abierta. Antes se decía: A grandes cirujanos, grandes incisiones. Hoy en día este paradigma ha cambiado radicalmente: Los grandes cirujanos hacen mínimas incisiones.

-El futuro pasa por la tecnología. -La cirugía se ha vuelto muy tecnológica. Por ejemplo, la nueva tecnología para ampliar la visión del campo quirúrgico permite ver estructuras anatómicas que en la cirugía abierta son muy difíciles de apreciar. Otra ventaja es la finura de la disección. Y lo más importante: la agresión al paciente es mucho menor con laparoscopia. El paciente se puede recuperar el mismo día, o al siguiente día; mientras que en la cirugía abierta, la recuperación es mucho más lenta.

-Llega un momento en que la mínima invasión ya no puede ser más mínima. ¿Cuál es el futuro? -Hay puntas de lanza. Por ejemplo, la minilaparoscopia. Cirugías mayores con incisiones de tres milímetros. Operar con la punta del bolígrafo. Lo que más se va a desarrollar es la cirugía robótica. El único obstáculo es su elevado coste.

-Da Vinci.

-En estos momentos el robot disponible es el Da Vinci. Algunas casas comerciales han diseñando nuevos robots, que se van a abaratar. En breve veremos un uso más generalizado de la cirugía robótica.

-¿Qué supone el robot?

-La curva de aprendizaje de la cirugía de mínima invasión es larga. En el caso del robot esta curva (experiencia del cirujano para estar en condiciones de realizar cirugía) se acorta mucho. El robot reproduce los movimientos de la mano del cirujano en proporción directa; controla el cansancio, y el temblor.

-¿Cuáles son los tumores ginecológicos más graves?

-En tumores ginecológicos tenemos dos suertes. Hay tumores que se pueden prevenir si la mujer se hace sus revisiones adecuadamente. Al estar en un país desarrollado con un sistema sanitario desarrollado se consigue que determinadas enfermedades, como el cáncer de cérvix, uno de los cánceres ginecológicos más frecuentes en el mundo, sea un tumor poco frecuente. En nuestro entorno se diagnostica de manera precoz, en etapa de precáncer.

-¿Cuándo debe la mujer ir a revisión ginecológica?

-La forma de detectar el cáncer de cérvix es la citología periódica. También se ha incorporado el test del virus del papiloma humano. En general, las mujeres entre los 20-30 años deben hacerse citologías cada dos o tres años; y a partir de los 30-35 años hay varias opciones: citologías cada tres años o test VPH cada cinco años; o las dos pruebas. También disponemos de la primera vacuna que, junto a la de la hepatitis B, previene el cáncer en un porcentaje muy alto.

-La cobertura de esta vacuna en las niñas no es la deseable.

-En absoluto. Se debería promover más la vacunación generalizada de las niñas e incluso de los niños para controlar la difusión del virus a edades tempranas. Si la vacunación no se hace bien se pierde dinero; y los recursos son escasos. Esta vacuna es muy cara cuando no debería serlo.

-¿Y otros tipos de cáncer?

-El resto de cánceres ginecológicos, excepto el de ovario, en general tienen un diagnóstico precoz. Los más frecuentes son endometrio, cérvix y vulva. Son cánceres que se pueden diagnosticar de modo que se pueden controlar, lo que da muy buenos resultados en términos de curación o de supervivencia libre de enfermedad.

-Se extirpa por laparoscopia.

-Ante el cáncer de cérvix, la laparoscopia ha tenido un desarrollo máximo. En Andalucía hemos sido pioneros en técnicas no mutilantes, es decir en cirugía que elimina el tumor conservando el cuerpo uterino para proteger la fertilidad de la mujer. Aquí la hacemos en casos de jóvenes que reúnen los requisitos y que desean ser madres.

-¿Qué ocurre en el caso del cáncer de ovario?

-El cáncer de ovario es un reto porque en torno al 80% de los casos se diagnostican en estadios avanzados. Es el único órgano oculto en el abdomen de la mujer. Da pocos síntomas o los que da son muy inespecíficos o muy vagos. No es de los cánceres más frecuentes pero están aumentando, especialmente porque el principal factor de riesgo del cáncer en general es la edad.

-¿Existe alguna prueba diagnóstica para su diagnóstico precoz?

-La sociedad científica que investiga este campo concluye: la prueba diagnóstica para la detección más precoz para el cáncer de ovario es la ecografía transvaginal realizada por un experto.

-El abordaje es complejo.

-Son necesarias unidades multidisciplinares para el tratamiento del cáncer de ovario avanzado. Estas cirugías son largas, muy comprometidas y muy agresivas. Es cirugía abierta. Se requiere de unidades muy especializadas.

Médico hecho a sí mismo en la cima frente al cáncer

Sus recuerdos le definen como a un médico humanitario. "De mi residencia en el Hospital Virgen del Rocío tengo entrañables recuerdos, de mis maestros", relata. "Me enseñaron a ser médico y a ser persona. Me enseñaron cómo cuidar a la paciente de la forma que intento hacer cada día". Natural de Pilas, Francisco Márquez, casado con Francisca Aguilar y padre de tres hijos, procede de una familia humilde. El sueño de su padre, jornalero andaluz, era que sus hijos tuvieran un oficio distinto al campo. Y lo cumplió. El menor de tres hermanos, el doctor Márquez es el primer universitario de su familia; y gracias a ella. "Estoy eternamente agradecido a mis padres y a mis hermanos, que me apoyaron". Estudió Medicina con becas en la Universidad de Sevilla. Se sintió atraído por el romanticismo de traer vida, al servicio de la mujer, y optó por la ginecología. "Mi mujer, Paqui, es el pilar de mi familia; sacrificó su propio desarrollo personal por sus hijos y por mi propio desarrollo. Se lo agradezco cada día", explica. Al hablar de los principales cánceres en la mujer, el reto de Márquez es estar en la cima; es decir, en la posición de poder ofrecer todo lo posible a sus pacientes. Durante su dilatada trayectoria ha desarrollado en profundidad la cirugía mínimamente invasiva. Algunos tumores requieren cirugía abierta, como el cáncer de ovario, en la que también es experto. Ha tratado a cientos de mujeres y ante la posibilidad de no haber cumplido con las expectativas en algún caso, se dirige a ella y a su familia: "si alguna paciente siente que no la he tratado bien o que no he cumplido sus expectativas; el hecho de saberlo es doloroso. Decirle que ha sido lejos de mi intención y de mi actuación".

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