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La gran obra del aeropuerto 25 años después

Aena invertirá 14 millones de euros en la ampliación de la planta de embarque en 4.000 metros cuadrados y reconfigurar la terminal ante la necesidad de atender el esperado incremento de pasajeros

Varias personas esperan a pasajeros en el vestíbulo de llegadas del aeropuerto de San Pablo. / José Ángel García
Manuel Ruesga

30 de diciembre 2016 - 02:32

La terminal del aeropuerto de San Pablo sufrirá reformas de envergadura un cuarto de siglo después de su inauguración con motivo de la Exposición Universal de 1992. La ampliación de la planta de embarque -que permitirá que las zonas de embarque y comercial ganen espacio-, la reforma de la sala de recogida de equipajes o la reconfiguración de la sala de llegadas, serán algunos de los cambios más profundos con los que contará el edificio diseñado por Rafael Moneo para optimizar las capacidades operativas con vistas al crecimiento esperado en los próximos años tanto en las llegadas como en las salidas de aviones.

La mejora de las instalaciones aeroportuarias se verá reflejada en la ampliación de la zona sur de la planta primera de la terminal en 4.000 metros cuadrados. Este aumento será aprovechado para agrandar y reformar la sala de embarque, que tendrá 16 embarques simultáneos, y posibilitar que la plaza comercial cuente con 4.500 metros cuadrados para multitiendas y restauración. A estos metros comerciales hay que añadirles otros 1.700 que irán en la sala de embarque. La asistencia técnica para la redacción del proyecto de mejora de la terminal (que incluye también la asistencia técnica en materia de arquitectura) detalla que la zona de control de seguridad contará con cuatro filtros dobles, se eliminarán salas de preembarque para facilitar la circulación y el confort de los pasajeros, y existirá la posibilidad de contar con embarques a pie en posiciones junto al edificio.

La inversión de Aena también servirá para trasladar el tráfico internacional al norte de la terminal, reformar la sala de recogida de equipajes con cinco cintas para tráfico Schengen y dos para no Schengen (uso flexible), ampliar y adecuar el control de pasaportes, reconfigurar la sala de llegadas para mayor aprovechamiento de su superficie, y realizar nuevas comunicaciones verticales que permitan cumplir con la normativa de accesibilidad. El control de seguridad ganará 500 metros cuadrados, la zona de embarque, 1.900; la comercial, 2.600; la de recogida de equipajes, 775; el control de pasaportes, 350, y el vestíbulo de llegadas, 200 metros cuadrados. La asistencia técnica del proyecto cuenta con una partida de 1,4 millones, que se convertirán en una inversión para el aeropuerto de San Pablo de unos 14 millones, según los técnicos de la empresa público-privada. El plazo de ejecución de los trabajos es de 49 meses. El gestor aeroportuario explica que el periodo supera los cuatro años porque incluye todo el proceso, desde la fase de redacción del proyecto al seguimiento de las obras una vez que se adjudiquen los trabajos de construcción y un informe a su finalización. El plazo de presentación de ofertas para las empresas interesadas expiró el martes.

Reforma del aeropuerto

En la actualidad, el aeropuerto de Sevilla dispone de capacidad operativa suficiente para atender hasta ocho millones de pasajeros al año. Los 61.940 metros cuadrados de la terminal cuentan con 35 mostradores de facturación, seis cintas para la recogida de equipajes y cinco cintas para la facturación de equipajes. La pista puede acoger hasta 25 vuelos a la hora, la plataforma de estacionamiento cuenta con una capacidad para 31 aviones comerciales (cualquier compañía aérea del mercado) y dispone de más de 3.700 plazas de aparcamientos, un aparcamiento para estacionar 20 autobuses y 1.200 plazas para coches de alquiler.

La remodelación más importante de la historia del aeropuerto vino de la mano de la Exposición Universal de 1992. Las obras incluyeron la ampliación de la plataforma de estacionamiento de aeronaves hasta los 200.000 metros cuadrados, la construcción de un nuevo acceso desde la carretera Nacional IV, la remodelación de la terminal de pasajeros existente y la construcción de una nueva. El proyecto de la empresa Intecsa elaborado por el ingeniero aeronáutico Marcos García Cruzado fue concebido en dos niveles distintos con el objeto de poder segregar los tráficos de llegadas y salidas. Diseñado en conjunto con el edificio de estacionamiento de vehículos, ambos están insertos en un huerto de naranjos que pretende darle una armonía con el entorno, al que contribuyen las cubiertas de tejas vidriadas. El resultado fue un edificio que disponía de una capacidad operativa para atender hasta 4.300 pasajeros en hora punta, frente a los 900 que podían procesarse en las instalaciones anteriores.

Entre esa reforma de hace 25 años y la que se realizará en los próximos meses, en el aeropuerto se han llevado a cabo obras para incrementar las puertas de embarques, ampliar en 25.000 metros cuadrados la plataforma de estacionamiento para poder albergar hasta 31 aviones comerciales, instalar un nuevo punto limpio para el almacenamiento, recogida y gestión selectiva de los residuos; mejorar la central eléctrica para garantizar la llegada de energía al aeropuerto cuando se produce algún incidente en el suministro habitual de la compañía eléctrica, levantar un nuevo edificio para señaleros y empresas de handling (que prestan servicios en tierra a las aerolíneas como la gestión de las maletas o asistencia técnica), y erigir una nueva calle de rodadura para facilitar el acceso de los aviones de la factoría de Airbus Military a la pista de vuelo.

Estas no han sido las únicas actuaciones desarrolladas entre 2001 y 2012. Aena ha mejorado el campo de vuelos con la ampliación de las áreas de seguridad anexas a las cabeceras de la pista, renovado el sistema de información al público con la sustitución de los monitores y teleindicadores de información general por dispositivos más avanzados y eficientes (un ejemplo son las pantallas en las que aparece la hora a la que salen los vuelos), reformado la terminal con la construcción de 16 oficinas comerciales, arreglo de los aseos, ampliación de los quioscos de prensa y diversificación de la oferta comercial y de restauración. También se han creado áreas de descanso y estacionamiento para taxis, y una halconera para controlar y ahuyentar la fauna del entorno del campo de vuelos; unificado la sala de llegadas, actualizado los sistemas para la inspección de equipajes, con la incorporación de nuevos dispositivos de rayos X y detección de explosivos; renovado la cubierta de los dos edificios, y construido un nuevo aparcamiento en un inmueble de cinco plantas que cuenta con más de 1.800 plazas, lo que permitió duplicar la oferta de estacionamientos públicos que tenía el aeropuerto.

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