La Giralda renueva su interior
El Cabildo Catedral comenzará esta semana a resanar los huecos de ventanas y balcones y a instalar las nuevas rejas y sistemas de protección
Una placa para reconocer la restauración "modélica" de la Giralda
El Cabildo de la Catedral de Sevilla comenzará la próxima semana con la renovación de los huecos interiores de la Giralda. Se trata de una nueva fase de intervención en la mítica torre –la quinta si se cuentan de manera individualizada las actuaciones en las distintas caras– que consistirá en instalar las nuevas rejas de protección (tanto para las personas como para el propio edificio), el resanado de las bóvedas y paramentos y la colocación, en los espacios en los que sea posible, de unos bancos para que los visitantes puedan descansar durante la subida, a la vez que disfrutar de las inigualables vistas. Las obras durarán unos cuatro meses y afectarán a las caras sur, este y oeste, ya que en la norte se llevó a cabo esta renovación hace unos meses cuando se restauró el exterior.
La Gerencia de Urbanismo concedió el pasado miércoles la licencia de obras al Cabildo, que en estos días está ultimando la licitación de la empresa. Este periódico ha visitado la Giralda con Eduardo Martínez Moya, arquitecto responsable de su restauración integral, quien ha dado las claves de la intervención que es inminente: “Las protecciones de los huecos son muy recientes. Por razones obvias, el Cabildo tapó los huecos, aunque Adolfo Fernández Casanova ya lo hizo con algunos en el siglo XIX. La estructura es simple para garantizar la protección”.
Cada uno de los huecos de la Giralda es distinto, por lo que se ha tenido que hacer un “traje a medida” para ellos. Los de la cara norte, que han servido como guía, ya cuentan con el nuevos enrejados que se componen de dos partes: “Disponen de una protección principal con una parte que es accesible para que se pueda salir fuera para realizar el necesario mantenimiento y limpieza, algo que antes no se podía hacer; y un segundo elemento que es una malla de acero inoxidable, que llamamos invisible, para que no se pueda arrojar ningún objeto al exterior o para evitar que se caiga algo de manera involuntaria”. Este diseño está, además, más entonado con la geometría del propio monumento.
En los huecos donde es posible, está previsto que haya bancos. Los de la cara norte han tenido muy buena acogida entre los visitantes. Son unos asientos de piedra caliza en color blanco con las mismas características que los suelos. La intervención también se aprovecha para resanar todo el hueco del balcón, desde las bóvedas a los paramentos.
Precisamente las paredes están repletas de firmas de los visitantes, algunas hechas con rotuladores o bolígrafos, mientras que otras son hendiduras con algún objeto punzante en el propio testero. La intervención es útil para eliminar estos grafitis fruto del vandalismo y se devuelve el color a las fábricas: “Le hemos devuelto el tono original a las paredes, que es mucho más claro. Uno de los objetivos era este, el de iluminar las rampas para que tuvieran mucha más luz. El tono es casi el del mortero madre, no el gris que tenía de las sucesivas capas. Cuando se intervenga en las rampas se le dará a los paramentos el mismo color”.
Los distintos huecos, además de no ser iguales, cuentan con un sistema de bóvedas diferente. Las hay de ladrillo o de madera revestida y alguna cuentan con estribos de madera. En estos casos, se han tomado muestras para el contaje de los anillos y saber la edad de la misma.
Tal como sucedió con las restauraciones de las fachadas, la intención del Cabildo es que esta nueva fase no interfiera en la visita turística o que lo haga lo menos posible, como subraya el arquitecto: “El acceso de los materiales se hará antes de la apertura y colocaremos una doble protección, una por fuera para evitar caídas a la calle; y por dentro habrá un cajón de obras. No influirá en el turismo. Por la mañana y por la tarde se dejará todo limpio”.
Obras hasta el 2027
En los últimos meses, el arquitecto y el Cabildo han estado trabajando en los diferentes proyectos que quedan para terminar la restauración del emblema de la ciudad. Las obras, si todo discurre con normalidad, se extenderán hasta el año 2027. Tras actuar en los huecos, la intención es intervenir en el cuerpo de campanas y el de las azucenas. Es hasta este punto donde se eleva la Giralda almohade. Posteriormente, sería el turno de la caña interior. Esta intervención comprende las 34 rampas, los paramentos, techos y las cámaras interiores en las que se exponen distintos objetos.
Una vez terminado el interior, se acometería la fase correspondiente al remate renacentista de Hernán Ruiz (por encima del cuerpo de azucenas, desde el reloj hasta el Giraldillo). En este punto se intervendría la veleta que funciona con ciertas dificultades. Llegado este momento habrá que estudiar la reposición de la copia de manera permanente para salvaguardar el remate renacentista. Así lo explica Martínez Moya: “Se hará lo mejor para el edificio y para el propio Giraldillo. Hay que tener la mente absolutamente abierta y ver qué dicen todos los estudios”. El arquitecto recuerda que durante la obra en la cara norte se ha sustituido la placa e 1568 por una copia exacta. “La inscripción en latín es del canónigo Pacheco y es de una gran valor. Estaba prácticamente perdida, por lo que se decidió quitarla de la intemperie y preservarla. Se ha hecho una copia exacta que es la que se ve ahora”. Habrá que esperar para ver si sucede lo mismo con la veleta.
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