La geografía del consumo callejero de alcohol en Sevilla

Las zonas más afectadas son la Alameda, la Alfalfa, el Salvador o la explanada de Lipasam.

Cristina Cueto

08 de octubre 2014 - 05:03

El inicio del curso 2014-2015 ha provocado, como cada año, la típica estampa de cientos de jóvenes sevillanos que se echan a las calles en busca de la movida trasnochadora. Que el Consistorio destine únicamente 11 policias locales para combatir el fenómeno de la botellona, que dura desde el jueves hasta el domingo, resulta un alivio para la juventud y una preocupación para los vecinos de las zonas nocturnas más transitadas. En el casco histórico, no es atípico ver a miles de jóvenes cada tarde-noche en la plaza del Salvador, donde se unen los clientes de los bares con aquellos que portan sus bebidas desde casa.

La mayoría de las personas que pasan por este espacio son universitarios que, una vez cierran los locales, se desplazan a los pubs de la Cuesta del Rosario. Otra alternativa a esta zona son las calles Pérez Galdós y Botero, en la zona de la Alfalfa. Este punto del centro se ha convertido en los últimos años en uno de los enclaves más famosos para la movida sevillana, en cualquier época del año, provocando numerosas quejas vecinales porque los jóvenes beben en ambas calles hasta altas horas de la madrugada. En esta misma situación se encuentra la Alameda de Hércules, donde cada fin de semana se concentran reuniones de jóvenes para beber en la calle sin llegar a formar macrobotellones, además de los veladores que abren hasta las dos o las tres de la madrugada.

Otros de los emplazamientos más transitados son las pequeñas explanadas situadas en la entrada del Parque de María Luisa y que rodean al histórico bar Citroën. Esta zona se ha popularizado debido que los jardines del Casino de la Exposición, que concentraban todos los fines de semana a gran parte de la juventud sevillana, cerraron el año pasado, provocando un desplazamiento de esta legión de trasnochadores.

No muy lejos de este espacio, concretamente en la calle La Rábida, situada entre el paseo de las Delicias y la calle Palos de la Frontera, se encuentra otro de los focos de botellona, en las inmediaciones del bar Chile. Se trata de un espacio cercano a las terrazas de verano y que no cuenta con la presencia vecinal. Otra alternativa de esta avenida se sitúa en la rotonda del Conservatorio de Danza. Cada sábado, el histórico edificio amanece repleto de restos de basuras de la noche anterior.

Casi a las afueras de la ciudad, la explanada donde se montan las atracciones de la Feria de Abril es usada el resto del año como emplazamiento de la botellona por su cercanía con la parada del Metro de Blas Infante y por no haber viviendas a su alrededor.

Las inmediaciones de la calle Radio Sevilla, a orillas del Guadalquivir, es otra de las zonas donde se concentran miles de jóvenes los fines de semana desde la tarde hasta la noche. La mayoría acuden únicamente para beber alcohol durante el verano. En invierno, también es un foco de actividad nocturna porque se encuentra cercano a las discotecas situadas en el centro comercial de Plaza de Armas.

La Cartuja también es uno de los puntos claves de la botellona en época estival y en invierno. Las discotecas de esta alejada parte de la ciudad congregan cada semana a miles de jóvenes.

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