El genuino aroma de los Andes
SI hubiera que elegir un olor para los Andes, sería "el del viento que cela un toque de maíz". Lo asegura Pedro A. Cantero, burgalés, antropólogo y gastrónomo, coordinador de Sara Llakta (El libro del maíz), que en su segunda edición el Gobierno de Ecuador presentó en la Casa de la Provincia para visualizar la colaboración entre las Universidades ecuatoriana de Cuenca y la Pablo de Olavide.
Si en la página contigua se habla de un patrimonio documental que abarca desde Alaska a la Tierra de Fuego, el maíz extiende su manto "desde México a la Patagonia", en palabras de Doris Soliz Carrión, socióloga y ministra de Inclusión Económica y Social de Ecuador. En "el cereal americano por excelencia" se aúnan lo material y lo inmaterial, lo natural y lo cultural, pasado y futuro. "Si el maíz fue el origen de toda una civilización, debería estar vinculado al porvenir del planeta".
Libro de consulta, de regalo -se puede adquirir en la librería La Fuga, calle Conde de Torrejón- o de simple regodeo del paladar a lo largo de las 150 recetas con maíz presentadas por Rosa Vintimilla, maestra del fogón. Si el libro fuera un producto culinario, sería rico en condimentos. Además de Cantero, colaboran el nutricionista Plutarco Naranjo, el tecnólogo en hostelería Mateo Estrella, los ingenieros agrónomos José Egüez y Hernán Loyola, el agroecólogo Javier Carrera, el historiador Juan Martínez Borrero, la filósofa María Augusta Vintimilla, el arquitecto Carlos Jaramillo, la antropóloga Lucy Ruiz, el filólogo Carlos Álvarez, las diseñadoras Belén Mena y Cynthia Bodenhorst, la ilustradora Paula Barragán y los fotógrafos Javier Andrada y Juan Pablo Merchán.
La ministra del Gobierno de Rafael Correa anunció la preparación de sendos libros sobre el olivo y la papa, "símbolos del mestizaje y la biodiversidad natural y cultural". Con el mismo diseño de esta antología del maíz concebida como antídoto "de comida rápida y de agricultura industrial".
Mazurcas de maíz como legajos de la tierra, nexo entre dos países que figuran en la agenda diaria de una ecuatoriana singular. Aminta Buenaño, nacida en Guayaquil, fue parlamentaria en su país, redactó la Constitución de 2008, en especial artículos relativos a la equidad, los derechos del pueblo montubio y la paternidad, y en la actualidad es la embajadora del Ecuador en España.
No es neófita en este país. "Cuando era muy peladita, con 19 años, estuve estudiando en Madrid". Recuerda los tiempos de la transición y el destape, " de Adolfo Suárez y de Susana Estrada". Vino a estudiar dos carreras, Filología y Pedagogía Terapeútica, que no terminó, pero aprovechó para ganar en 1979 sendos premios de cuentos en Valladolid y en San Sebastián. El concurso donostiarra, con Mamaisaura.
Representa al medio millón de ecuatorianos que residen en España y se ha sentido en Sevilla como en casa. "Paladeamos las palabras igual. Paseas y parece que estás en esas calles misteriosas de Quito. Es lógico, los conquistadores entre comillas, porque ustedes no conquistaron nada, eran la mayoría andaluces y extremeños, tenemos el mismo acento".
En Ecuador publicó los libros Mujeres divinas y Declaración de amor a Guayaquil. Santillana le publicó su novela Si tú te mueres primero. Dos mujeres del nuevo Ecuador de Rafael Correa: una de Cuenca -Doris Soliz no conoce la homónima ciudad castellana-, otra de Guayaquil. Una ministra, la otra parlamentaria que volvió en 2011 como embajadora a la ciudad -despacho en la madrileña calle Velázquez- donde fuera estudiante y joven escritora.
En la presentación estuvieron Fernando Rodríguez Villalobos, presidente de la Diputación, Miguel Ángel Gual Font, vicerrector de la Olavide, y Román Fernández-Baca, director del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico.
También te puede interesar
Lo último