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Un furor invisible

Las efectivas medidas de seguridad en los Reales Alcázares hacen que los preparativos del rodaje de la quinta temporada de 'Juego de tronos' pasen desapercibidos para sus visitantes.

Foto: Antonio Pizarro
Sara García Rizzotto

06 de octubre 2014 - 14:13

De todo el ficticio continente de Poniente, escenario de la aclamada serie Juego de Tronos -sólo en Estados Unidos la cuarta temporada tuvo 18,4 millones de espectadores de media por episodio -el reino de Dorne cobra especial importancia estos días. Árido y caluroso, con una cultura que le da máxima importancia al agua, y una invasión de un pueblo de piel más oscura que le dejó numerosos legados, Dorne recuerda a la Al-Andalus histórica, de donde George R.R. Martin, autor de los libros en los que se basa la serie, admitió sacar la inspiración para crearlo.

Por ello, cuando el canal HBO tuvo que decidir las localizaciones para su quinta temporada, en la que saldría por primera vez el reino de Dorne, la provincia de Sevilla, que cuenta con un amplio patrimonio andalusí, se perfiló desde el principio como una de las favoritas para ser escenario de la serie. Finalmente, los Reales Alcázares y el Palacio Mudéjar de la capital y varios enclaves de Osuna fueron los elegidos para dar vida al reino más sureño de Poniente.

Así, según las previsiones de la productora norteamericana y de la Andalucía Film Commission, este lunes han empezado los preparativos para el rodaje en el Alcázar sevillano, donde se empezará a rodar el viernes y que sufrirá cierres parciales a lo largo de los días, hasta que todo vuelva a la normalidad el día 18 de octubre.

En esta jornada, la Galería del Grutesco, los baños de Doña María de Padilla, el laberinto, el jardín inglés y tres fuentes del conjunto monumental han permanecido inaccesible a los turistas, que sin embargo no han notado – o no le han dado importancia – a las vallas que cerraban el paso, mientras paseaban tranquilamente por el resto del palacio real declarado Patrimonio de la Humanidad en 1987. De hecho, lo único que ha alertado a los visitantes de las próximas grabaciones ha sido un pequeño cartel a la entrada del edificio, impreso en una simple hoja de papel, que comunicaba los cierres. Ni tan siquiera en taquilla informaban de lo que iba a suceder ese día en algunos de los enclaves más significativos del los Reales Alcázares, ni nadie se molestaba en preguntar. Tampoco los trabajadores del Alcázar han observado ningún cambio significativo en su rutina ni un interés marcado por la filmación de la serie por parte de las numerosas personas que entran cada día al palacio. “Nadie ha venido a preguntarnos ni a curiosear” ha afirmado uno de los jardineros. “Todo está como siempre”.

Y tras las vallas de alambre y las telas que han protegido los enclaves mencionados por si acaso se acercaba algún curioso, tampoco parece haber ocurrido nada que indicara que el lunes ha sido un día fuera lo de habitual. Ni cámaras, ni claquetas ni figurantes. Nadie ajeno al equipo de producción ha podido escuchar ni ver nada, gracias las eficaces medidas de seguridad establecidas y a la confidencialidad demostrada por los trabajadores del recinto, que han declinado proporcionar ninguna información al preguntarle por los detalles del rodaje. “No se nos permite decir nada” ha dicho con una sonrisa una de las encargadas de seguridad de los Reales Alcázares.

De esta forma, la calma parece reinar en la antesala del rodaje sevillano de la serie con más intrigas, turbulencias políticas, guerras y sangre de la televisión actual.

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