"Mis opciones aquí fueron enlazar ofertas por semanas o, incluso, días"

Enfermeras a la fuga en Sevilla

Según los datos del Colegio de Enfermería, en lo que va de año 130 profesionales se han dado de baja para trasladarse a otra provincia en busca de mejores condiciones laborales

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Alejandra Villa, con un recién nacido, en el Hospital Insular de Gran Canaria. / M. G.

Trabajar días sueltos, sin saber en qué servicio y tampoco asegurarse una estabilidad a largo plazo fueron los motivos principales por los que Alejandra Villa Jaime decidió irse a trabajar como matrona en Gran Canaria. Desde que llegó al Hospital Materno Insular, en octubre del año pasado, la joven asegura que siempre ha tenido "contratos estables" sobre la mesa. "Me ofrecieron un primer contrato de cuatro meses, luego de seis y ahora estoy con otro hasta el 30 de octubre", explica. Además, mejor remunerados, siempre en el mismo servicio, con plantillas más abultadas y, por ello, con menor carga de trabajo", añade.

Una experiencia que choca con lo que vivió al incorporarse en el mundo laboral, tras finalizar sus estudios de Enfermería en la Universidad de Sevilla en 2019 y la residencia en 2023. "Mis opciones aquí eran enlazar ofertas de una semana o, incluso de varios días. No es que no haya enfermeras, lo que no las hay es para trabajar cuatros días", recalca. Se da la paradoja de que la joven acaba de ser premiada por su talento con el Premio de Enfermería Joven al Mejor Trabajo Fin de Residencia del Colegio de Enfermería de Sevilla.

Alejandra empalmó el final de su formación EIR como matrona en el Hospital de Valme con su primer contrato en el mismo centro. "Fue un contrato de verano", afirma. "Primero firmé por una semana, luego por cuatro días, después hasta finales de agosto y luego un mes más. Todo muy poquito a poco", afirma.

El 30 de septiembre, una vez concluidos los planes de contratación para cubrir las vacaciones de verano del personal en los centros sanitarios, se acabaron sus opciones. Esperó un mes y el teléfono no sonaba. Finalmente, empujada por la oferta laboral de su pareja en la isla canaria, decidió trasladarse allí en busca de fortuna. "Aquí tengo la estabilidad laboral que no pude encontrar en Andalucía. No me ha ocurrido sólo a mí, casi todas mis compañeras estamos en otra Comunidad Autónoma. Tengo una amiga que se acaba de ir a Ciudad Real cansada de firmar contratos de 15 días y por temporadas", apostilla.

La historia personal de Alejandra se repitió en similares condiciones durante todo el 2023 en hasta 225 ocasiones. Son los enfermeros que, atraídos por mejores condiciones, se dieron de baja en el Colegio de Enfermería de Sevilla para llevar su talento a otras Comunidades mientras en Andalucía el déficit de profesionales agrava la situación sanitaria.

El 2024 no se presenta nada halagüeño. Según datos facilitados por la institución enfermera a este periódico, hasta la fecha han sido 130 las profesionales que han pedido traslado. La pena, según sus propios argumentos, es que no se van por ofertas irrechazables económicamente hablando. Lo hacen porque quieren trabajar. "No emigramos por deseo propio, sino porque nos vemos obligados por encontrar un futuro", afirma Alejandra. No se van al extranjero, sino a comunidades autónomas vecinas. En su mayoría, según el órgano colegial, Madrid, con 23 traslados este año, Islas Baleares, con 20, o Barcelona , con 11. "No hace falta irnos a otros países. He recibido muchísimas llamadas de Castilla La Mancha", insiste Alejandra. En Andalucía, cerca de 600 enfermaras se han dado de baja hasta mayo por la precariedad laboral.

Las enfermeras se quejan de un doble hándicap. La baremación en la bolsa de empleo no se actualiza desde 2021, por lo cual, las promociones que acabaron sus pero después de ese año, no aparecen. Pero, además, las escasas bolsas específicas para las enfermeras especializadas, también pone muy cuesta arriba el futuro laboral de muchos enfermeros andaluces. "De las siete especialidades que están reconocidas en el ámbito estatal, en Andalucía sólo disponemos de formación en cinco, pero implantadas realmente son cuatro en nuestra comunidad autónoma. Es penoso que en Andalucía se formen enfermeras especialistas en Pediatría, por ejemplo, y que no estén reconocidas como tales, y que tengan que emigrar a otras comunidades autónomas para optar a puestos específicos acordes a la especialidad", lamenta el presidente del Colegio de Enfermería de Sevilla, Víctor Bohórquez.

Y eso es precisamente lo que acaba de vivir en sus propias carnes Celia Martínez Iruela. Su caso es insólito. No es natural de Sevilla, ni se formó académicamente aquí, pero sí tenía claro que éste iba a ser su destino laboral. Todo hasta que su sueño se vio frustrado cuando, tras acabar su formación EIR como enfermera pediátrica este mismo mes de mayo, se vio obligada a volverse a Murcia donde en dos semanas empieza su primer trabajo. Se siente "frustrada", pero también "enfadada".

Celia Martínez, durante su formación EIR en el Hospital de Valme. / M. G.

"Me formé en Sevilla porque quise, quería quedarme y me he tenido que ir. Andalucía siempre me ha gustado mucho y creía que hacer allí la residencia sería un trampolín para poder ejercer mi profesión en la ciudad que siempre quise. De la formación no tengo pegas. Me han enseñado muchísimo y sé que hacemos falta, pero el 30 de mayo acabé con la formación y no he tenido opciones. En la fecha que estamos, no me han llamado ni para cubrir el verano. Y, lo peor, es que lo veo hasta lógico porque no estoy en bolsa y, además, la especialidad no está reconocida. No tengo oportunidades después de todo lo que he trabajado para formarme", lamenta, al tiempo que critica el no sentirse valorada. "Es muy duro. Estudiamos desde el colegio para tener la nota que nos permita entrar en Enfermería. Luego hacemos la carrera y el EIR, que es un examen muy duro, y, al final, no nos valoran donde nos han formado y donde queremos trabajar".

Las dos jóvenes coinciden en valorar la formación EIR en Sevilla como "de diez". "Ha sido maravillosa y no se le puede poner ninguna pega al esfuerzo de los profesionales por enseñarnos", afirman. Además, y pese a todo, comparten sus ganas de volver. "Emigré pero siempre pensando en mi vuelta, aún sabiendo que las condiciones fuera, siempre van a ser mejores que dentro", dice Alejandra. "Por supuesto que lo voy a seguir intentando", concluye Celia.

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