Los francos de Sevilla y su Alcázar

El rastro de la Historia

Los francos fueron personas que, por su utilidad pública o al rey, estaban exentos de pagar tributos. Tienen calle en la ciudad y José Gestoso le dedicó alguno de sus estudios

Los francos de Sevilla y su Alcázar
Albañiles construyendo un alcázar.
Silverio

12 de junio 2024 - 00:03

No descubrimos nada nuevo si decimos que la calle Francos es una de las más conocidas del Casco Antiguo de Sevilla. Su nombre, pese a lo que muchas veces se ha difundido, no se debe a que en dicha rúa vivieron oriundos de la vecina Francia, sino a que gran parte de sus habitantes, con tienda abierta en esta vía históricamente comercial, disfrutaron de las franquicias o franquezas que les concedió Fernando III por su utilidad pública, lo cual les eximía de pagar una serie de impuestos.

González de León, en la página 182 de su imprescindible Noticia histórica del origen de los nombres de las calles de esta Ciudad de Sevilla, publicado en 1839, afirma:

"[La calle Francos] es divisoria de los cuarteles A y B y pertenece por partes a las parroquias del Sagrario y el Salvador. En los primeros años de la conquista era un barrio que tomó el nombre de las muchas franquezas que le concedió san Fernando a sus moradores, de que le ha quedado el nombre a esta calle que era la principal de dicho barrio".

Por su parte, en una obra más moderna pero también fundamental para el conocimiento de la ciudad, el Diccionario Histórico de las Calles de Sevilla (1993), se indica:

"Este nombre lo tiene desde el siglo XIII, y alude a la concesión de franquicias otorgadas por Fernando III a los vecinos del barrio de los que esta calle era eje".

Pero hubo más francos en Sevilla además de estos comerciantes privilegiados por el Rey. En el tomo primero de su gran obra Sevilla monumental y artística, José Gestoso (uno de los mejores investigadores de la historia de la ciudad de todos los tiempos), recupera la memoria de los francos del Alcázar y nos dice:

"Según el privilegio de los francos expedido por don Juan II, fecha 24 de marzo de 1427, había cuatrocientos oficiales exentos por razón de sus cargos y oficios".

A continuación, Gestoso trascribe nómina de estos privilegiados, la mayoría artesanos de muy distintas disciplinas que se cotizaban como el oro en aquellos tiempos: carpinteros de ribera, "madereros que cortan las maderas", "ballesteros de hacer ballestas", "asteros de las lanzas y dardos", cordoneros, alfajemes (barberos), canilleros (persona que fabricaba canillas para coser), carreteros, "solador de las canales", y un largo etcétera. De estos francos del Alcázar, por su curiosidad, destacamos los buitreros, cuya función, según Gestoso, era conseguir plumas de buitres para hacer los viratones (un tipo de saeta).

Pero Gestoso no se queda en 1427, sino que reproduce distintas nóminas de francos en distintos momentos del siglo XV y XVI. En especial presta atención a la nómina de los "moros albañiles" que servían en el palacio sevillano, con su nombre y lugar de residencia. Así vemos como los Hamete o Mohamed que servían al Rey vivían en las collaciones de San Juan, San Román y San Marcos. Como indica el erudito, "en la nómina de los moros albañiles se cita como maestro mayor a Mohamed Agudo", por lo que ya se ve una mezcla de los nombre islámicos con los apellidos cristianos.

Para que nos hagamos una idea de la importancia que le daban los reyes a estos "moros francos de los Alcázares", Gestoso reproduce una carta de Isabel la Católica en la que le indica al Concejo de Sevilla que debía guardar los privilegios de los mismos (algo que al parecer no se había hecho). Es decir, la reina Isabel recuerda a los gobernantes de la ciudad que los moros del Alcázar "deben ser francos e exentos, así de moneda forera como de cabeza de pecho", que eran dos tipos de tributos.

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