Un francés vivió en Sevilla su particular sueño americano

lo que el tiempo se llevó

Los caminos Peyré (4). Nos damos de lleno en esta entrega con la historia de un emprendedor que partiendo de cero, en tierra extraña y a tierna edad, montó un imperio del que fue pilar indiscutible y fundamental del comercio de la Sevilla eterna durante una gran parte del Siglo XX, el francés Augusto Peyré Sarrat

La fachada de Peyré principal (izq.); A la derecha, el almacén en sus tiempos de máximo esplendor
La fachada de Peyré principal (izq.); A la derecha, el almacén en sus tiempos de máximo esplendor / En La Imagen Superior, La Fachada De Peyré Principal, La Que Aún Hoy Existe En La Calle Francos. A La Derecha, El Almacén En Sus Tiempos De Máximo Esplendor , Pletóricos De Mercancías.
Luis Carlos Peris

16 de julio 2017 - 02:34

Mediante unos 600 millones de pesetas, los emblemáticos Almacenes Los Caminos Peyré se convertían en una galería comercial. Se inauguraba el 8 de noviembre de 2001 y atrás quedaban casi dos siglos de historia. En realidad, dos siglos largos desde que en 1790 se abriese la tienda textil Las Filipinas por la razón social Basilio Camino y Hermanos. Esta familia persiste durante un siglo hasta que en 1889 pasa a manos de una sociedad liderada por Augusto Peyré.

¿Y quién es Augusto Peyré?, pues un francés que llegó El Coronil el año 1877 con sólo catorce años de edad y atendiendo a la llamada de unos parientes allí establecidos como comerciantes de una tienda de textiles, los Candau. Procedente de la localidad vasco-francesa Saucede llega a la Campiña sevillana sin saber una palabra de español y acepta la oferta de los Candau para trabajar en dicho comercio. Así está hasta finales de siglo, los Candau quieren vender la tienda, pero él aprovecha sus contactos con los Camino, unos comerciantes sevillanos a los que Peyré les proveía para, al poco, hacerse socio de dicha firma.

En 1892 ya es socio de Basilio Camino y ya nada podrá parar al emprendedor Augusto Peyré Sarrat. Tan imparable es su carrera que en 1914 se queda solo al frente del negocio. Unos almacenes textiles que desde el principio de los tiempos, desde cuando lo regentaban los Camino, estuvieron situados en la calle Francos, en la casa que perteneció al polifacético Gonzalo Argote de Molina, un sevillano del Siglo XVI que fue militar, poeta, historiador, filólogo, anticuario, heraldista y genealogista.

En el muy convulso 1936 funda la Compañía Mercantil Peyré. Pero todo ese imperio en unos almacenes de 3.000 metros cuadrados lo lleva el gran empresario con el auxilio de una pléyade de sobrinos llegados de Francia. Se casó con 42 años con una sobrina de sólo 18 y falleció el penúltimo día del año 1960.

Hasta aquí, a grandes trazos, la trayectoria vital de un gran hombre de negocios. Un negociante que le dio un impulso extraordinario al comercio sevillano. Innovó muchas formas mercantiles como la venta al detall, la implantación del precio fijo, la venta por correspondencia o las reuniones con señoras pudientes a las que convencía para venderles el último grito en Europa.

Los Caminos Peyré, junto a la Ciudad de Sevilla, la Nueva Ciudad y la Ciudad de Londres formaban lo más granado del comercio del centro junto a los Almacenes del Duque. Situado en la arteria principal del comercio sevillano, la calle Francos, fue también escuela para comerciantes sevillanos posteriormente muy renombrados. Manuel Zafra, los hermanos Canales, Macarro o el trío Merino-Guerra-Rivas, los que montaron Meguerri, fueron discípulos aventajados que comenzaron de dependientes de Peyré.

La llegada a Sevilla de Galerías Preciados y El Corte Inglés supuso un fuerte golpe para el comercio tradicional. Los Caminos Peyré no escapó de aquella escabechina y su estrella empezó a languidecer. Afortunadamente para don Augusto, no vio el declive de su imperio, ya que falleció antes de que se vieran obligados a cerrar sus puertas hasta que en noviembre de 2001, su numerosa descendencia tomase la sublime decisión de darle un giro al negocio. La apertura de unas galerías comerciales ocupadas por firmas de renombre fueron la salida que buscaron para rentabilizar el enorme inmueble, pero tampoco les acompañó el éxito.

Lo verdaderamente notorio en la historia de estos almacenes que combinó los nombres de Peyré y Los Caminos es la novela rayana en la épica de don Augusto Peyré, un hombre que vio cómo en Sevilla se cumplía su particular "sueño americano". Perteneciente a una familia de clase alta fue perjudicado en la herencia, que recayó en el primogénito. Y con una mano detrás y otra delante, aún muy niño, no sólo se abrió camino sino que fue un ejemplo de empresario y espejo para varias generaciones.

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