La ventana
Luis Carlos Peris
Perdidos por la ruta de los belenes
Rosalía García Marín, la madre del Cuco cuya polémica entrevista en Tele 5 hace dos semanas todavía sigue coleando, no acudió ayer a declarar al juicio por el asesinato de Marta del Castillo. La madre del que fuera menor, cuyo pago por aquella entrevista está siendo investigado por el juez que le ha requerido el abono de 414.910,79 euros por la indemnización a la que fue condenado a pagar su hijo y ella misma, alegó que había sufrido un "esguince" de tobillo que le impedía comparecer ante el tribunal.
Como quiera que la acusación particular que ejercen los padres de Marta del Castillo no renunció en el acto de la vista a su testimonio, los magistrados decidieron enviar al médico forense de los juzgados para que proceda a su reconocimiento e informe sobre si puede declarar. El tribunal acordó esta actuación después de requerir al abogado de la familia, José María Calero, para que informara de la relevancia de este testimonio. "Es una fuente de información interesante por la posible información que tenga por su proximidad con su hijo; lo que queremos es que diga lo que sepa de lo que le pasó a Marta", aclaró.
Quien sí declaró en la sesión de ayer fue el padre del Cuco, Ángel Romero Cid, quien reiteró que la noche del crimen vio a su hijo cuando estaba cerrando el negocio, sobre las 23:30, y "venía acalorado, sudando por la bici" y lo envió a casa. El padre, que no volvió a la casa hasta la 1:30 o las 2:00 junto a Rosalía, insistió en la versión exculpatoria de su hijo. "Me ha dicho siempre que no estuvo allí", en alusión a León XIII, dijo el testigo, que asegura que el Cuco "todavía se está preguntando por qué le metió Miguel en el asunto".
Aunque el padre llegó a esa hora, no comprobó que Francisco Javier estaba en casa, aunque explicó que su mujer tiene la costumbre de entrar en el dormitorio y darle un beso al niño, por lo que presupone que estaba allí. Ángel Romero admitió que mandó a su hijo y a Samuel Benítez, otro de los acusados, a limpiar su coche, un Volkswagen Polo que las acusaciones creen que fue usado para trasladar el cuerpo de Marta, pero aseguró que esa limpieza del vehículo fue "bastante tiempo después" de la desaparición de la joven.
En la sesión de ayer también testificó Jorge Carrere, padre del joven que vio a Carcaño con una silla de ruedas, que corroboró que ese encuentro tuvo que producirse entre la 1:20 y la 1:30 de la madrugada, cuando se marcharon de casa su hijo y la que era su novia.
En el juicio comparecieron además los tres abogados de oficio que asistieron a Samuel Benítez en sus declaraciones en la Policía -en la que confesó su participación en las labores para ocultar el cuerpo- y en el registro de su casa. Uno de los abogados se acogió a su secreto profesional para no responder a la pregunta de si el joven fue presionado, coaccionado o intimidado por la Policía, como ha asegurado el acusado. Las otras dos letradas confirmaron que no hubo "absolutamente" ninguna presión al detenido, al menos en su presencia.
La mejor amiga de Marta, Alejandra Portillo, reiteró que la joven desaparecida le había dicho que "Miguel estaba hablando mal de ella, por lo que quería hablar con él para aclarar lo que estaba diciendo", y añadió que le llamó la atención lo "desabrigado" que iba aquella noche Samuel Benítez cuando se sumó a las labores de búsqueda, ya que iba "sólo con un chaleco y con el pelo mojado".
Una amiga de María García, Carmen Gallardo, confirmó que al día siguiente del crimen ambas acudieron a unas oposiciones a las ocho de la mañana y la procesada le comentó que no había descansado porque habían estado unos amigos del hermano de su novio buscando a una joven desaparecida.
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