La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Más allá de la voz de la Laura Gallego
la evolución de la pandemia
Si la multitud de cambios y criterios entre comunidades autónomas ya hacía difícil saber con claridad qué normas de prevención por la pandemia había que cumplir en Sevilla, la noticia de que tras más de un año termina el estado de alarma que permitió la aplicación de muchas de ellas, no facilita las cosas. Sobre todo, porque apenas ha dado tiempo a que se difunda esa otra desescalada -alumbrada en el BOJA, el viernes, que hay que cotejar además con los niveles de alerta, que es 3 en Sevilla- que pretende articular la Junta, con distintas fases, nuevas reglas y excepciones.
Ese desconcierto fue lo que marcó la jornada de ayer. Sobre todo la noche de ayer, la primera sin toque de queda ya avanzada la segunda primavera de la era Covid. Se vivió entre la celebración de muchos por una libertad aparente recuperada y el vértigo de los que siguen teniendo presente que sanitariamente nada cambió en 24 horas. La tasa de incidencia en la capital subió en la víspera del fin de semana a 221,3 casos por cada 100.000 habitantes, con 532 nuevos diagnosticados en siete días y 1.641 en 14. Oficialmente, 744 vecinos de la ciudad han fallecido por del virus. En toda la provincia, 252 personas continúan hospitalizadas, 80 en la UCI, donde el fin del estado de alarma se convierte en escalofrío en la espalda de los sanitarios. También, en las fuerzas de seguridad que deben seguir velando porque se cumplan las nuevas medidas.
De momento, el tardeo que se popularizó como alternativa a las noches demasiado cortas se prolongó esta vez hasta las 00:00, nueva hora de cierre para los bares y restaurantes, con la novedad de que desde anoche volvieron a abrir los locales de ocio nocturno -con licencia de música- hasta las dos de la mañana. Hubo quien lo aplaudió y brindó como una noche de campanadas y año nuevo y miles de personas pasaron de unos a otros.
En este contexto, no faltó tampoco la controversia política a nivel municipal por un severo comunicado del PP que, basándose en el retraso del Ministerio del Interior en "publicitar" los datos de criminalidad de marzo, lanzó su "sospecha" de que ha habido una "subida espectacular" en Sevilla, agravada ya por la flexibilidad horaria de los últimos meses. El edil y comisario de la Policía Nacional jubilado, Jesús Gómez Palacios, no dudó en avisar incluso de que "lo peor está por llegar" con el fin del estado de alarma y conminó al alcalde, Juan Espadas, a pedir más Policías al Gobierno de Pedro Sánchez. Entre otras cosas, se refirió a los robos con intimidación y lesiones a varios jóvenes en cerca de la Avenida de la Buhaira que, asegura, no es un práctica nueva. Gómez Palacios recuerda que la falta de Policía Local que existe en los distritos no se puede satisfacer con la incorporación de 62 agentes y que hasta 2023 se jubilarán 435.
Por su parte, el gobierno municipal rechazó ese amento de la inseguridad y puso en valor el refuerzo del dispositivo especial de los fines de semana para vigilar el cumplimiento de las medidas frente al Covid-19. El delegado de Gobernación, Juan Carlos Cabrera, lamentó que el PP "se empeñe en transmitir una imagen de inseguridad que no se corresponde ni con la realidad ni los datos".
El delegado defendió el esfuerzo realizado por la Policía Local en la pandemia, especialmente en lo que se refiere al control y a la vigilancia de las medidas para frenar la expansión del Covid-19. Ya desde antes de la pandemia se activaba cada fin de semana para el control del ocio nocturno. "Gracias a ello y a la labor de los agentes, ha sido posible el cumplimiento de las normas que en cada momento". Este refuerzo se mantiene.
Cabrera precisó que, además de los 62 gentes incorporados a la Policía de Barrio, otros nueve han accedido a la academia, hay un convocatoria en marcha de 91 plazas y se quiere aprobar otra para un centenar de nuevos agentes.
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