Calle rioja
Francisco Correal
El filósofo de Cerro Muriano
Calle rioja
Apive Amador (Sevilla, 1950) en la mili le decían el filósofo. Aquellos reclutas que coincidieron con él en el campamento de Cerro Muriano pensarían muchos años después que estaban en lo cierto cuando vieran que su compañero de guardias y fatigas había publicado un libro titulado Varia historia de la humana condición (Renacimiento). Un libro que dedica a su amigo del alma Antonio Falcón Romero. “Cuando lo empecé a escribir, el Covid se lo llevó”.
Un libro al que ha dedicado cuatro años de trabajo o de esparcimiento, según se mire. “A mí nunca me ha gustado la palabra profesional, prefiero amateur. Nunca he sido mánager, que suena a manejo”, dice quien fue de todo con el rockero Silvio: batería, letrista, asistente, mánager, amigo, hagiógrafo. Y ahora se reinventa con un libro de casi quinientas páginas que se gestó en el Náutico.
Pive Amador coincidió un día de verano en el Náutico con Emilio Boja, presidente del Ateneo, y le habló de que acababa de terminar este libro. Dicho y hecho. Se lo presentó el miércoles en el Ateneo Julio Muñoz, Rancio Sevillano, que de vez en cuando coincide con el presidente de la entidad de Orfila tomando café en el Catunambú de Sierpes. Todas las piezas encajaban en este viaje del Náutico al Ateneo pasando por Catunambú un 20-N. Aniversario del día que falleció el padre de Pive, el que lo hizo hermano y nazareno de los Panaderos, iglesia de san Andrés que a una semana de su santo da pared con pared con la centenaria institución que desde 1918 organiza la Cabalgata de Reyes Magos.
En el libro de Pive uno aprende muchas cosas. Es un Larousse en motocicleta. Un fan de Spinoza en la ciudad de Marcelo Spínola. Ha bebido de todas las fuentes posibles: la antropología, la biología, la historia, la filosofía (cabo filósofo), la teología, la psicología. El lector aprende en sus páginas detalles tan curiosos como que el primer neandertal fue una mujer de Gibraltar. Gibraltareña morena, paisana de Molly Bloom, la musa del Ulises de Joyce. Gibraltar española, eso sí que es una revolución. O que el último esclavo trabajó en una cervecería de Madrid.
Un libro con profusa bibliografía, desde Adolf Schulten hasta Harari, el autor de Sapiens, y que también cuenta con discografía. No podía faltar el gran Silvio, acompañado por Atahualpa Yupanqui, Alberto Cortez o un quinteto subdividido en trío y pareja, como las alineaciones de fútbol antiguas detrás del portero: Ochaíta, Valerio, Solano; León, Quiroga, pasando por Jesús de la Rosa, el alma de Triana, con Sé de un lugar.
“Todas las cosas humanas pertenecen a la misma época”. Cita a Oscar Wilde para dar a entender que tampoco hemos cambiado tanto. “Todos los progresos que hemos hecho son progresos de ferretería”. Existe la sed de mal de la que habló Orson Welles y el anhelo de bien. En uno y otro lado, sitúa a los nazis y a las hermanas de la Cruz. “Puedes dominar el mundo y no dominar tu carácter”. Rancio se tatuaría la frase de Walt Whitman que Pive incluye en su libro: “Yo soy inmenso, tengo multitudes”. Treinta capítulos, desde Ser humanos hasta Cualquier tiempo pasado, o futuro. Así sea, en el presente de subjuntivo de este amateur, que suena a Amador en francés.
Alérgico a las dedicatorias, bastante tiene con escribir 492 páginas, ese deporte lo deja para su presentador, el Dashiell Hammet del palodú y la regañá. Se establece entre los dos una dialéctica de la popularidad que Pive refleja en el libro con una anécdota entre George Gerswin y que Julio Muñoz resume con esta frase: “Yo soy Jennifer López y tú Joana Jiménez”. Si Triana fusionó rock y flamenco, en Pive Amador, Schopenhauer de Cerro Muriano, conviven el rock y la copla. En el libro cita a Juan Pablo II y recordamos que en el teatro Quintero, apadrinando a una joven tonadillera, conoció el nombramiento de un argentino como nuevo Papa de Roma. Encíclica del tango.
El presidente del Ateneo cambió la solemnidad de la Academia de Medicina de la víspera por este diálogo salpicado de gracia y pellizco. “La gente del rock son caballeros rockeros”, dice Pive. “Les pasa como a los toreros, que tienen una especie de integridad moral”. Lo resume en una frase que su amigo Pepe Cala había oído en las clases de Derecho Civil: Forma Dat Esse Rei. “La forma hace a la cosa”. Si se pierden las formas, se terminarán perdiendo las cosas. Pepe Cala estaba entre el público, pero salió rápido para ir a la misa en el 49 aniversario de la muerte de Franco en el Salvador. La frase en cuestión se la oyó pronunciar al catedrático Alfonso de Cossío, que fue abogado defensor de Felipe González cuando era Isidoro en la clandestinidad.
El autor de este libro aparecía en el que Antonio Falcón tituló Ejercicio de Memoria (Copia de Seguridad) que fue repartiendo a los amigos sin imaginar que se iba a convertir en una suerte de testamento. A mí en concreto me lo entregó en la Campana. Dimos cuenta de sendas torrijas un día antes de la declaración del estado de alarma. Pive Amador habla de la vida y de la muerte en este libro, de lo humano y de lo divino. Del espacio, sé de un lugar, y del tiempo, tan relativo. “¿Cuántos siglos caben en las horas de un niño?”, se preguntaba Luis Cernuda en Ocnos, en un texto que titula “El tiempo”.
Amador habla de amor y amistad en este compendio de aprendizajes. “Dice un psicólogo que cada uno tiene capacidad para tener cinco amigos”. Y alguien ha hablado de 150 conocidos. Un autobús de Tussam lleno o una caseta de Feria. “¿Cómo dice ése de las especies?”, pregunta al público. Se refiere a Charles Darwin, pero podría ser también por Magallanes y Elcano, que las buscaron en su azarosa aventura que concluyó con la primera Vuelta al Mundo, o la marca de especies Carmencita, que nació en Novelda, Alicante, en 1923. “Hay amigos, amiguetes y amigotes”, proclama.
Además de libros y discos, hay más de una película, como Espartaco, de Kubrick. Cantan Machín, Lola Flores y Raffaella Carrá entre sociólogos y filósofos. Ser humano es ser social, aunque los hay sociópatas y los hay sociómanos, “como mi compadre”, dice por Antonio Molina Flores. En la presentación, además de Quintina, hermana de Antonio Falcón, estuvieron dos ahijados de Pive Amador: Ana Molina, la hija de su compadre, y José Félix Martínez Amador. Pive el Padrino. El hermano de los Panaderos tiene ya en la calle su octavo libro. Cita mucho a Josep Pla, uno de sus autores de cabecera, o a Marcel Proust. Cuando Julio Muñoz le dijo que podrían seguir hablando hasta que empezara la Feria, Pive fue más práctico: “Hasta la hora de tomar una cerveza”. Ya no se la podría servir el último esclavo, Lúpulo o Gambrinus, el que trabajó en la cervecería madrileña. Le gusta más escribir que dedicar libros. Un buen regalo para Navidad, que recomienda leer como Rayuela de Cortázar, saltando capítulos como quien sortea obstáculos en los coches de choque.
El filósofo de Cerro Muriano. “Desde luego, hay gente pa tó”, como dijo Rafael el Gallo cuando le presentaron a Ortega y Gasset. De soldado Pive se licenció. De filósofo, el mundo de Sofía, uno no se licencia nunca. Nació el año del gol de Zarra a la Pérfida Albión. Gibraltar española.
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