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Feria larga o Feria corta, la nueva dualidad del siglo XXI

Fiestas Mayores

La celebración ha tenido dos modelos este cuarto de siglo: de seis y siete días

Atrás quedó el debate sobre su traslado al Charco de la Pava

El Real de la Feria, colmatado de público después del almuerzo. / Juan Carlos Vázquez

La Feria de Abril, invención de la Sevilla decimonónica (siglo en el que también se creó el cementerio de San Fernando), ha sido motivo de debate y hasta de encuestas en estos 25 años de Diario de Sevilla. De aquellos tiempos en los que se planteaba su traslado al Charco de la Pava a estos de ahora en los que se intenta evitar el desplome de visitantes los últimos días de farolillos. Todo ello sin olvidar que se trata de una fiesta que no permanece ajena a las tendencias sociales. Ha tenido que sortear las botellonas y las crisis económicas que han mermado los bolsillos de los sevillanos. Se ha visto concidicionada por las nuevas medidas de seguridad y hasta se ha atrevido a salirse del modelo tradicional (marcado por el regionalismo) en sus icónicas portadas. La Feria, como la vida misma.

Acababan los años 90 con un debate ya por entonces longevo. En los 80 se había planteado la necesidad de trasladar la Feria a unos terrenos donde se diera respuesta a la alta demanda de nuevos titulares de casetas. En la Sevilla de la pos Expo se puso la mirada en el Charco de la Pava. Sería el tercer real que conocería esta Fiesta Mayor de la ciudad, tras su origen en el Prado de San Sebastián y el actual de Los Remedios. No hubo mandato ni alcalde que no sacara este tema a debate. Incluso se hicieron estudios de cuántas casetas podrían instalarse en esta zona fronteriza con el Aljarafe. Un asunto tan recurrente como la ampliación de la Carrera Oficial en Semana Santa.

Eran, entonces, años de apogeo económico. La burbuja inmobiliaria trajo una cultura del bienestar y el pago a largo plazo. Casetas llenas, trajes de flamenca (aún sigue la horripilante denominación de faralaes) marcados por las últimas tendencias (empezaban los primeros salones de moda flamenca) y recepciones oficiales donde se colaba la más variopinta selección de mariscos y el Möet & Chandon (que tuvo su presencia hasta en las cantadas arenas del camino del Rocío). Eran años de plenitud económica que no parecían conocer fin.

La Feria del 'tardeo'

Los sevillanos despertamos de ese sueño. Y como toda interrupción del mundo onírico, fue fastidiosa. Basante fastidiosa. La crisis económica de finales de 2007 se dejó sentir también en la Feria, fiel reflejo de la sociedad. Tiempos de paro y carestía a los que los feriantes hacían frente evitando las horas del almuerzo. El tardeo llegó al Real. Las calles se quedaban semi vacías hasta la siesta, cuando se empezaban a poblar. Nada que ver con lo que se había vivido años antes, cuando el Ayuntamiento, entonces gobernado por Alfredo Sánchez Monteseirín, encontró una solución para un Paseo de Caballos atascado de carruajes y sin fluidez alguna. Días para las matrículas pares y otros para las impares. Medida no exenta de polémica cuya vigencia no duró más de una década. La nueva realidad económica se encargó de devolverle la medida a uno de los mayores atractivos de esta celebración.

Hilera de carruajes en el Paseo de Caballos. / Juan Carlos Muñoz

Lo que no parecía tener medida eran las vísperas. La denominada pre Feria se había convertido en un problema bastante incómodo para el gobierno local. Lo padecieron Montseirín, Juan Ignacio Zoido y Juan Espadas. Casetas en pleno funcionamiento desde el viernes previo al lunes del alumbrado, pero sin los refuerzos de seguridad reglamentarios y sin los servicios adecuados. No había manera de frenar una tendencia que dejaba vacío el Real los últimos días oficiales, del viernes al domingo de farolillos. Para acabar con esta moda, el gobierno de Espadas se valió de una consulta popular -con la que abrieron muchos informativos en televisión- que adelantó la apertura de la fiesta al sábado. La celebración duraría a partir de 2017 una semana completa. Desde el domingo al sábado. Se dejaba atrás el modelo corto, de martes a domingo. A su favor, se reducía la pre Feria y se permitía a los sevillanos y visitantes disfrutar de la noche del alumbrado sin la premura de tener que madrugar al día siguiente. Las últimas jornadas (ahora desde el jueves) seguían dejando bastante huecos en el real.

Este modelo ha sido sometido recientemente a otra consulta, promovida por el gobierno del popular José Luis Sanz, que se ha saldado con una estrecha victoria del formato corto, por lo que en próximas ediciones el Real volverá a encenderse la noche del lunes. Un resultado que añade una nueva dualidad a los tópicos de la ciudad: sevillanos de Feria larga contra los de Feria corta.

Drones en el Real

En estos 25 años la seguridad también se ha visto reforzada en el Real. Los atentados terroristas que se han sucedido desde aquel 11S en Nueva York o las avalanchas sufridas en la Semana Santa han obligado a extremar las precaucaciones en la Feria con un complejo dispositivo policial y con las más avanzadas tecnologías. Los drones han sobrevalorado esta ciudad efímera para mayor tranquilidad de quienes la disfrutan. Una fiesta que durante años también se vio amenazada por los problemas originados en las múltiples botellonas que se organizaban en su entorno. Hasta se estableció una ley seca que impedía la venta de alcohol en los negocios de Los Remedios.

Los Reyes de Holanda, en la Feria de 2019, cuando se cumplían 20 años de haberse conocido en esta Fiesta Mayor de Sevilla. / José Ángel García

Junto a la seguridad, la logística de la feria también se ha vuelto más compleja, motivo por el cual se decidió que siempre debía haber dos semanas entre el Domingo de Resurrección y los días de farolillos, lo que mete la celebración de pleno en mayo cuando la Semana Santa es tardía en el calendario.

Ni que decir tiene que la Feria se ha contagiado de los cambios sociales, que han sido numerosos en estas dos décadas y media. De aquellos años en los que Grace Kelly y Jacqueline Kennedy pisaban el albero, a estos de famosos de Gran Hermano e influencers con trajes de flamenca heterodoxos (y de dudoso gusto). Al menos, eso sí, el Real de Los Remedios fue testigo hace 25 años del inicio del romance de Guillermo y Máxima, reyes de Holanda. Repitieron visita en 2019. La historia de un amor que pide ser letra de sevillana.

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