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El fallido robo de droga de la banda del BMW

La Policía Local de El Cuervo detuvo el lunes a dos conocidos delincuentes que huían de un control de la Guardia Civil

Llevaban material policial para robar marihuana de una finca

El material policial y militar encontrado en el vehículo accidentado en El Cuervo. / M. G.

Diez menos cuarto de la mañana del lunes 1 de junio. La Guardia Civil ha montado un control de tráfico en la N-IV, muy cerca de El Cuervo. Un BMW X5 de color negro se da a la fuga y se introduce en el municipio. No resulta una buena idea. La Policía Local monta rápidamente una operación jaula y cierra las salidas del pueblo. Los fugitivos se han metido en una ratonera. El coche sufre un accidente que le impide continuar la huida. A bordo viajan al menos tres personas. No está claro aún el número total de ocupantes. Tras el siniestro, intentan huir a pie. Dos de ellos no lo logran. Son detenidos por la Policía Local de El Cuervo.

Al lugar del accidente empiezan a llegar patrullas de la Guardia Civil, tanto de Tráfico como de los pueblos cercanos. Comprueban la matrícula del vehículo y figura como sustraído en las bases de datos. Cuando abren el coche, los agentes descubren en el maletero y en los asientos traseros del mismo material policial. Hay chalecos antibalas, prendas reflectantes de las Fuerzas de Seguridad del Estado y una cartera con una placa emblema de la Guardia Civil. También se encuentran una luz estroboscópica, lo que se conoce popularmente como un pirulo, utilizado por los patrulleros camuflados para identificarse y que les cedan el paso. Y varias armas de fuego, cortas y largas.

Pero los detenidos no eran guardias civiles, obviamente. Se disponían a dar un vuelco. Así se denominan en el argot policial los robos de droga entre narcotraficantes. En este caso, su intención era la de robar plantas de marihuana y elementos para el cultivo, como focos, balastros, filtros y extractores, que tienen una elevada demanda en el mercado negro. Pero se encontraron con el control de la Guardia Civil y el conductor decidió darse a la fuga. Probablemente porque la matrícula del vehículo no iba a pasar desapercibida, y también porque los que iban en el mismo eran delincuentes muy conocidos de Sevilla.

La pistola intervenida. / M. G.

Los dos detenidos tienen un amplio historial delictivo, según explicaron a este periódico fuentes de la lucha contra el narcotráfico. La identidad de uno de ellos es D. H. R., de 36 años y vecino del Polígono Sur de Sevilla. Es el hermano mayor de un futbolista que llegó a jugar en Primera División. Tiene antecedentes por diversos delitos, pero su arresto más conocido ocurrió en 2008, hace doce años, cuando fue detenido en la llamada operación California, en la que fueron detenidas cuatro personas e intervenidos siete kilos y medio de heroína.

Esta cantidad supuso uno de los mayores golpes al tráfico de heroína en la historia reciente de Sevilla, pues se trata de una droga que se distribuye en cantidades mucho más pequeñas que el hachís o la cocaína. En aquella operación de la Policía Nacional fueron detenidos un ciudadano iraní que dirigía la red, junto con un colombiano y un búlgaro. Estos tres fueron arrestados en Dos Hermanas, la localidad que siempre ha sido considerada el epicentro del tráfico de heroína en España. En Sevilla cayó D. H. R., que era la persona que esperaba para recibir la droga en la capital andaluza.

Chalecos de la Guardia Civil. / M. G.

El segundo de los arrestados es J. F. H., de 34 años y del Polígono Norte. Pertenece a una familia de delincuentes. Es primo del Ivi, uno de los aluniceros más activos de Sevilla en su día y que últimamente había estado relacionado con clanes del narcotráfico. Se investiga si el Ivi viajaba en el coche en el momento del accidente y pudo escapar. El Ivi lideró la banda del BMW, que cometió decenas de alunizajes hace unos años. Salió de prisión hace unos meses. También se investiga si iba alguna persona más a bordo del BMW robado. Como su primo, Yoni perteneció a la banda del Rottweiler, un grupo de delincuentes juveniles que a principios del siglo XXI participó en decenas de atracos, siguiendo la estela de la banda del Demonio en Los Pajaritos.

En 2006 fue detenido por un agresión a un joven en la calle Betis para robarle un anillo de oro. Era la época de los canis que asaltaban a los jóvenes que salían de los locales de Triana. Dos años después fue detenido por su participación en el secuestro de unos nigerianos que habían intentado timar a un familiar con el timo de las cartas nigerianas. Ese mismo año caería por otro secuestro relacionado con una deuda de drogas en Sanlúcar de Barrameda.

El hecho de que los dos detenidos pertenezcan a barrios tan alejados de la ciudad, los polígonos Norte y Sur, hace sospechar que el grupo pudo conocerse en prisión. Quizás fue allí donde se ideó este último vuelco fallido. De momento, los arrestados han quedado en libertad con cargos.

Placas y uniformes para fingir que son agentes y así robar la droga

Los especialistas en vuelcos o robos de droga se hacen pasar por policías y guardias civiles para simular que están desarrollando una operación policial y así intervenir las sustancias estupefacientes y el dinero en metálico que encuentren. Fingen que están realizando un registro. De ahí que sea importante para ellos contar con material policial, como uniformes, prendas, chalecos, placas con los que simular que son agentes de las Fuerzas de Seguridad. En el coche accidentado en El Cuervo había chalecos antibalas con un diseño militar (también hay unidades de élite de la Policía que utiliza este tipo de prendas); chalecos reflectantes de la Guardia Civil, que suelen ser utilizados por las unidades de Tráfico y también por los grupos de paisano cuando han de identificarse; una placa emblema, para poder acreditar la supuesta condición de agentes de la Guardia Civil, y una luz estroboscópica para colocarla en el coche en caso de tener que huir a toda velocidad fingiendo que van a bordo de un patrullero camuflado. En los últimos años en Sevilla han ocurrido distintos robos de material policial. El más reciente sucedió en una tienda de uniformes de Montequinto en octubre de 2019. Cuatro encapuchados asaltaron el local y sustrajeron casi 150 prendas y artículos relacionados con las Fuerzas de Seguridad, un material valorado en más de 10.000 euros. En aquella ocasión, se llevaron principalmente prendas de la Policía Local.

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