Tribuna Económica
Joaquín Aurioles
Inventarios de diciembre (4). Desigualdad
Patrimonio
Ha sido el comentario general tras su colocación hace escasas horas. Después de la bendición de la iglesia de Santa Clara el pasado viernes, que llevaba un cuarto de siglo cerrada al culto en el barrio de San Lorenzo de Sevilla, este miércoles se ha instalado una mesa de altar que ha provocado opiniones poco favorables sobre su idoneidad en un templo de gran valor patrimonial.
El lugar donde se consagra el pan y el vino durante la eucaristía presenta un estilo que, a simple vista, choca con los elementos renacentistas, barrocos y hasta de alguna reminiscencia gótica que imperan en la iglesia.
Una mesa de altar que, pese a su blancura (el material empleado es el mármol), no resulta nada discreta. Especialmente si tiene de fondo el importante banco cerámico con varios siglos de ejecución. Algunos califican dicho ara de estilo "posconciliar", una denominación bastante genérica que incluye todas las corrientes artísticas empleadas en los templos tras el Concilio Vaticano II.
El caso es que la nueva mesa de sacrificio de Santa Clara ha sido diseñada por el estudio de arquitectura de Pablo Millán (de origen jiennense pero con muchos años de residencia en Sevilla) tras el encargo del Arzobispado de Sevilla, que ha acometido la restauración de dicho templo (con una importante ayuda municipal), para lo que ha se han empleado dos años de trabajo.
Según publicaba este miércoles el referido arquitecto en su perfil de Facebook, se trata de "un altar franciscano" y "uno de los encargos más ilusionantes que hasta la fecha nos han hecho: diseñar, construir y montar un altar de piedra para el Real Monasterio de Santa Clara de Sevilla". Debe recordarse que San Francisco de Asís (junto a Santa Clara) fue el fundador de las Clarisas, orden que regentaba este convento, hoy convertido (salvo la iglesia) en "un gran contenedor cultural de la ciudad".
La nueva mesa de altar, según precisa el arquitecto en este comentario, ha requerido de un importante trabajo de cantería. También agradece al arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, su apoyo en este proyecto. En las fotos que acompañan a la publicación aparece con el delegado diocesano de Patrimonio, Antonio Rodríguez Babío.
Explicaciones al margen, lo cierto es que este altar no ha dejado indiferente a los primeros que lo han contemplado, cuyas opiniones (según se ha leído en las redes sociales) no son precisamente de alabanza hacia un elemento que guarda escasa sintonía con el presbiterio y el templo en general.
No obstante, también hay historiadores del Arte que consideran que este altar es propio del siglo XXI y que pasa a formar parte de la suma de estilos con la que está revestida esta importante iglesia (en la que destacan los retablos y esculturas de Montañés), testigo, de este modo, del paso del tiempo. Destacan a su favor que es "una pieza neutra y que no contamina". Minimalista, en todo caso.
Ha de recordarse que durante la misa de bendición celebrada el pasado viernes por monseñor Saiz, se usó una mesa dorada con columnas salomónicas.
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