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Francisco Correal
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La necesidad de que se implante la figura del Ingeniero Interno Residente (IIR) se ha puesto este viernes sobre la mesa en un debate en el 41 Seminario de Ingeniería Hospitalaria que se celebra en Sevilla, donde se ha puesto de manifiesto la importancia de que haya profesionales de ingeniería de forma fija en los centros hospitalarios, en constante colaboración con los sanitarios en el día a día del trabajo en el edificio.
La mesa redonda se ha desarrollado bajo el nombre de ¿La Seguridad industrial de una instalación técnicamente compleja y la Seguridad del paciente, en equipamientos de diagnóstico y tratamiento, se puede dejar en manos de un responsable con competencias académicas, pero sin experiencia en el sector?, moderada por Fernando Fabiani Rodríguez, comunicador, formador, divulgador en Salud y licenciado en Medicina por la Universidad de Sevilla.
Un encuentro en el que Francisco Jesús Reguera Gil, Ingeniero Técnico del Hospital Universitario de Jerez de la Frontera, ha destacado la importancia de la especialización de este tipo de profesionales, porque representan a “un concepto de salud unido a la complejidad de las instalaciones”, ya que hay que tener en cuenta que el medico “se ve muy perdido en un centro sanitario cuando se produce cualquier tipo de incidencia”, como corte eléctricos, de agua, o problemas “en el propio contexto del trabajo diario”.
Ana María Beltrán, subdirectora de Relaciones Internacionales e Institucionales de la Escuela Politécnica Superior de la Universidad de Sevilla, defiende que, actualmente, la enseñanza universitaria cubre la necesidad de la formación de los ingenieros que pasan a trabajar en los hospitales en distintas áreas, aunque “hay que hacer el camino, porque para un ingeniero interno residente hay que tener una formación muy especializada”.
Ha recordado que un hospital es un lugar con estancias muy específicas, con sitios que no se encuentran en otros edificios, como un quirófano, “y tenemos que tener claro qué tipo de ingeniería necesitamos, ¿eléctrico, electrónico, mecánico…?”.
A ello se une que es difícil “encajar un grado universitario en concreto para tener un ingeniero residente”, entre otras cosas porque “tenemos muchas restricciones”, pero el camino lleva su tiempo pero parece que lleva buenas perspectivas.
Ramón Cano González, subdirector de la Escuela Politécnica Superior de la Universidad de Sevilla, recuerda que en el mundo “hay muy poca experiencia de este tipo, hay experiencias piloto en algunos países, y no esta extendido como el médico residente”, que es una figura normal en cualquier hospital del mundo, además de “España tiene una regularización diferente desde que terminas la carrera hasta que eres profesional” de la ingeniería.
En otros países, “desde que sales de la Universidad hasta que te incorporas a la vida profesional hay un periodo transitorio. En Estados Unidos este periodo es de cuatro años, en los que el graduado está tutelado por ingenieros profesionales, y al final de esa formación es cuando oficialmente tienes la licencia para ejercer”.
Pero, por encima de otro conceptos, entiende que si se aprobase la figura del ingeniero residente, “sería muy importante que se moviera por el hospital, que lo conociese a fondo, como hacen los propios médicos cuando están en formación”.
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