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Un evento que transformó la ciudad

La isla de la Cartuja se sumó a la ciudad, la dársena del río se amplió hasta San Jerónimo y se ganaron dos kilómetros de suelo entre la Buhaira y Bueno Monreal al ser soterrado el tren.

Foto actual de lo que fue la Expo de Sevilla. / A. Pizarro
Ana Sánchez Ameneiro

20 de abril 2017 - 09:14

La transformación urbana de la ciudad y su modernización en todos los sentidos fue la mejor herencia que dejó la celebración de la Expo 92, cuyo 25 aniversario arranca hoy con la presencia de los reyes eméritos. El gran cambio que permitió ganar vistas inéditas y suelos desaprovechados hasta entonces fue posible gracias a la desaparición de las vías del tren en Torneo y al soterramiento de estas en dos kilómetros desde La Buhaira hasta Cardenal Bueno Monreal. La avenida de Torneo es fruto de aquellos años, al igual que los pasos inferiores de Arjona y otros que salvan las vías del tren en la zona sur cerca del Virgen del Rocío. Otra revolución urbana fue la recuperación de la dársena del Guadalquivir tal como hoy la conocemos con la desaparición del tapón de Chapina y la construcción de los paseos fluviales por el tramo urbano de la dársena del río.

Pulse en el gráfico para ampliar / Dpto. Infografía

Entre obras e infraestucturas de todo tipo (carreteras, rondas, aeropuerto, estaciones, puentes...) se calcula en 9.000 millones de euros las inversiones públicas que llegaron a la ciudad y a parte de Andalucía a cuenta de la Exposición Universal de 1992.

Sevilla gana una isla

La isla de la Cartuja, hasta entonces un terreno agrícola entre los dos brazos del río que la ciudad no disfrutaba, contaba con el monasterio de la Cartuja como patrimonio más valioso. La isla se urbanizó y se incorporó al territorio como sede de la muestra y hoy es el Parque Científico y Tecnológico Cartuja. La isla que hoy conocemos es el resultado del concurso internacional de ideas que ganaron José Antonio Fernández Ordóñez (ingeniero de caminos) y Estanislao Pérez Pita (arquitecto); y los arquitectos Emilio Ambasz, argentino, y Jerónimo Junquera. Sobre esas ideas elaboraron el proyecto final los arquitectos Eleuterio Población, Rafael de la Hoz y Julio Cano Lasso.

El alcalde en aquellos años Manuel del Valle siempre destaca que el mayor orgullo de su mandato fue redactar en menos de dos años el nuevo Plan general (PGOU) de la ciudad de 1987 y que en menos de cuatro años se ejecutaran las obras que situaron a Sevilla en la modernidad: siete rondas urbanas, la conexión de las dos orillas, el fin de la muralla ferroviaria, la estación de Santa Justa, seis puentes y la depuración integral de las aguas residuales con cuatro depuradoras, entre otras.

Se amplía la dársena

El cauce de la dársena (el tramo artificial del río) cortado hasta entonces a la altura de Chapina (donde hoy está el puente) se amplía en siete kilómetros más hasta San Jerónimo y se elimina así el tapón de Chapina. La ampliación de la dársena, junto con la desaparición de las vías ferroviarias de Plaza de Armas a Torneo, propician la construcción del Paseo Juan Carlos I hasta el nuevo puente del Alamillo, una sucesión de paseos que bordean casi al mismo nivel de las aguas todo el cauce.

La asociación Legado Expo recuerda que la unión del meandro de San Jerónimo con la dársena del Guadalquivir permitió desde aquel día que accedieran a la Expo embarcaciones desde Sevilla y, aunque la operación del dragado del antiguo tapón de Chapina no había concluido, el paso de pequeñas embarcaciones ya dejaba contemplar la Expo desde nuevos ángulos.

Esta monumental transformación de la dársena aleja aún más el riesgo de inundaciones y la ciudad gana más kilómetros de río regulado por la esclusa.

Cae el muro de Torneo

El muro de Torneo se demolió al mismo tiempo que se eliminaron las vías del tren que impedían a esta zona de la ciudad disfrutar de las vistas del río desde Chapina hasta San Jerónimo. La torre de ladrillo que servía para usos ferroviarios que aún queda en pie en Torneo es testigo de aquella época, al igual que el edificio de la antigua estación de Córdoba, cuya playa de vías también se elimina.

La gran avenida de Torneo que bordea hoy en día el centro era antes de la Expo una simple calle con dos carriles de circulación con el paso de trenes junto al borde del río y plagada de tendidos y catenarias. La activa asociación Legado Expo recuerda en su web (www.legadoexposevilla.org) que el 26 de Mayo de 1990 se celebró el acto simbólico de derribo del muro de Torneo con vecinos de la zona. La nueva Torneo cuenta desde entonces con seis carriles para el tráfico rodado, un carril bus y zonas de aparcamientos a lo largo de 3.800 metros.

Soterramiento del tren

La nueva red ferroviaria de Sevilla se resume en cinco grandes actuaciones que se pusieron en marcha entre 1990 y 1991, como señala en su estudio Eduardo Rodríguez Bernal, de la Universidad de Sevilla.

En primer lugar, se construye la nueva estación de Santa Justa y sus instalaciones, naves y talleres anejos, lo que supone anular las estaciones de Córdoba (Plaza de Armas) y de Cádiz. Segundo, el soterramiento de vías con la remodelación del tramo Santa Justa-La Salud, que cuenta con de 6.761 metros de vía doble de los que 2.223 son en túnel y la construcción de dos apeaderos: el de San Bernardo y el de Virgen del Rocío. La ciudad gana esos dos kilómetros de suelo que se revalorizan.

De esos años es el ramal ferroviario al Puerto y los pasos subterráneos en Cardenal Illundain, Marqués de Luca de Tena y carretera de Su Eminencia que facilitan las conexiones entre el Polígono Sur, Tabladilla y Bami. En tercer lugar, la nueva variante por el Norte para la comunicación ferroviaria con Huelva, de una longitud de 7.592 metros. En cuarto lugar, la entrada en servicio de la estación de ordenación y clasificación de trenes de mercancías y depósitos comerciales de Majarabique. Y en quinto lugar, la Estación de Mercancías de La Negrilla, para centralizar las instalaciones de vagón completo y transporte integral de detalle.

El Puente de la Barqueta. / Carlos Koblischek

Los seis pasos nuevos del río

Centenario, Delicias, Expiración, Barqueta, Pasarela y Alamillo son los seis nuevos puentes que se construyeron en Sevilla para la Expo 92 y que hoy forman parte del paisaje cotidiano de la ciudad, como si llevaran aquí toda la vida. La construcción de estos puentes completó la obra de la ampliación de la dársena hasta el meandro de San Jerónimo: 12 kilómetros en total que acaban donde se sitúan el parque del mismo nombre y la depuradora de aguas residuales que el Ayuntamiento de Espadas quiere cerrar para siempre por sus malos olores. El cauce de la dársena en este punto de San Jerónimo y el río se encuentran comunicados por conducciones subterráneas cuyo caudal es regulable.

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