Un estudio de la US revela que cuatro de cada diez adolescentes sufren problemas de salud mental

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Más de la mitad no pide ayuda por el estigma con este asunto

El uso de las redes sociales también provoca esta situación

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Presentación del barómetro sobre salud mental.
Presentación del barómetro sobre salud mental. / Redacción Sevilla

En España cada vez es más normal que los adolescentes hablen de salud mental o identifiquen posibles problemas. Según el último informe entre la Universidad de Sevilla (US) y Unicef España, La salud mental es cosa de niños, niñas y adolescentes. Barómetro de Opinión de la Infancia y la Adolescencia 2023-2024, el 41% de los adolescentes en España -4 de cada 10- manifiesta haber tenido o creer haber tenido un problema de salud mental en los últimos 12 meses. El estudio muestra el compromiso con este asunto de la US, que acaba de recibir de la Federación Salud Mental Andalucía un premio por la labor que realiza en materia de salud mental con su comunidad universitaria.

Sin embargo, este informe, elaborado íntegramente en la US a partir de las opiniones de los jóvenes, refleja que de ese 41%, más de 1 de cada 3 adolescentes no ha hablado con nadie sobre esos problemas y más de la mitad no ha pedido ayuda. "Es urgente romper el estigma como sociedad y normalizar la petición de ayuda", asegura la directora del estudio, Pilar Ramos, quien subraya "la importancia de aumentar los recursos para salud metal en atención primaria, que son ridículos para atender la situación que tenemos".

Otro de los ámbitos en los que es esencial la intervención es en los centros educativos, ya que según Ramos, los jóvenes no encuentran allí la confianza como para pedir ayuda. "Piensan que no les van a guardar el secreto, que los orientadores no están suficientemente formados o que no tienen tiempo de atenderlos", señala.

A ello también se ha referido el director ejecutivo de Unicef, José María Vera, que ha expresado que “es fundamental promover desde todos los ámbitos -instituciones públicas y privadas, medios de comunicación, familias y centros educativos- acciones, campañas, iniciativas o formación que contribuyan a erradicar el estigma y los prejuicios". "También ha de servir para mejorar el bienestar mental de nuestros niños”, abunda. 

Factores decisivos

Los resultados del informe dibujan una serie de factores que determinan la salud mental en la adolescencia. Entre las causas internas más importantes para favorecer la salud mental se encuentran: los hábitos de sueño (74,9%), el ejercicio físico (62,3%) y llevar una dieta equilibrada (50,6%). Entre los factores externos más beneficiosos destacan: una buena relación con sus progenitores (82,6%), el apoyo de personas cercanas (82%), hacer las cosas que les gustan y hacen sentir bien (78,6%). Por el contrario, los factores internos que, según los propios adolescentes, perjudican su salud mental se encuentran la baja autoestima, el consumo de alcohol y otras drogas, tener problemas de salud física y dificultades económicas. Además, existen dos determinantes externos que, a juicio de los jóvenes, son los que más perjudican la salud mental, ser víctima de bullying o ciberbullying y sufrir problemas familiares.

Según este Barómetro de Opinión sobre salud mental, merece especial atención el uso generalizado que hacen los adolescentes de las redes sociales: el 98,5% afirma haberlas utilizado alguna vez. Aquí cabe distinguir entre distintas situaciones que manifiestan los adolescentes: el 73,5% asegura no haber sentido agobio o estrés por la cantidad de información recibida sobre salud mental, el 70% nunca o casi nunca ha utilizado las redes para expresarse acerca de la salud mental, el 32% manifiesta haber sentido la necesidad de mostrar en el mundo on line una vida perfecta y sin problemas, aunque no sea cierto.

Las redes sociales

En este sentido, más del doble de chicas (34,3%) que de chicos (13,3%) se comparan con personas que muestran vidas perfectas y una buena salud mental en redes sociales. Además, ellas sienten más presión por tener un físico determinado: el 73,5% cree que esto les afecta mucho o muchísimo, frente al 50,8% de los chicos.

En cuanto a las actitudes y prejuicios frente a los problemas de salud mental, las creencias negativas están poco extendidas entre los adolescentes: si bien 1 de cada 4 piensa que las personas con problemas de salud mental sienten vergüenza, casi 8 de cada 10 asegura que mantendría amistad con alguien de su edad que esté visitando a un profesional de salud mental y sólo un 16,2% cree que las personas con problemas de salud mental no se comportan tan bien como el resto de la clase. 

El testimonio de un joven

José Ángel, un chico de 17 años que forma parte del Grupo Asesor en Unicef España, cuenta que en la adolescencia "los estereotipos y prejuicios que tenemos entre nosotros mismos nos hacen sentirnos inseguros e intentamos mostrar, como indica el barómetro, un estilo de vida y de personalidad totalmente distinto al nuestro solo por parecer el mejor ante las amistades”.

También refier la presión social real que ejercen las redes sociales, que afectan la salud mental de los adolescentes "de manera indiscreta y poco a poco". Aunque considera que aún estamos a tiempo "de evitar un gran nivel de intoxicación digital". "Los prejuicios siempre van a existir, pero pueden ser mucho menos de lo que ahora son. La salud mental no debe parecernos algo de lo que no hablar y debemos saber cómo tomar la ayuda que necesitamos o incluso, de la forma contraria, buscar la forma de ayudar a nuestros más allegados”, refiere.

Recomendaciones

Para garantizar el bienestar mental de los niños, niñas y adolescentes el estudio plantea:

  • Reforzar los programas y servicios de detección, prevención precoz y atención de la salud mental de la infancia y la adolescencia en la Atención Primaria y sistemas sanitarios autonómicos.
  • Mejorar el conocimiento y comprensión, a través de datos fiables, del estado de la salud mental de la infancia y la adolescencia.
  • Promover iniciativas en los centros escolares, entendidos como entornos protectores, para fomentar el bienestar del alumnado y el aprendizaje emocional, mediante concienciación o formación para poder detectar problemas y saber cómo abordarlos.
  • Apoyar a las familias y cuidadores mediante formaciones, recursos específicos, recomendaciones y redes de apoyo para familias.
  • Potenciar la escucha activa y participación de los propios niños, niñas y adolescentes.
  • Concienciar a través de los medios de comunicación para contribuir a erradicar el estigma.
  • Fomentar un espacio digital en clave de bienestar emocional.

La Universidad de Sevilla lleva desde 2017 colaborando con Unicef en este proyecto, que tiene como objetivo la mejora de la salud mental de los jóvenes.

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